Mientras algunos “dirigentes” se forjan a costa de maltratar y de despotricar contra sus opositores; prometer e incumplir sin ningún arrepentimiento lo prometido, sembrando rencillas y contradicciones, otros lo hacen concentrándose -juiciosa y disciplinadamente- a buscar los mecanismos, los recursos y emprendiendo acciones concretas y benéficas para proponer alternativas de solución a los más sensibles problemas que acosan a las comunidades.”

Autor: Héctor Jaime Guerra León*

Ya se ha venido haciendo costumbre que los dirigentes políticos y muchos de sus más destacados seguidores no utilicen las redes sociales (las famosas bodegas), los medios de comunicación, su “propaganda política” y los demás medios que tienen a su alcance, para lanzar ideas, promover sus propuestas y buscar alternativas para la resolución de las más importantes problemáticas que tiene la comunidad y las instituciones, como debería ocurrir en una verdadera democracia. Por el contrario, ya se ha vuelto normal que las intervenciones de estos personajes sea un alud de improperios, injurias e inclusive calumnias contra los lideres rivales, sus partidos y/o movimientos y, en general, contra quienes no comparten sus ideales y se vuelven un riesgo que impide ganar en las elecciones, tratando de confundir y mal informar a los ciudadanos sobre lo que realmente ocurre en el escenario político.

Es infortunado, pero la palabra no se utiliza en estos escenarios para construir o generar espacios de afirmación y cambio, sino para inventar negación, desprestigiar y destruir la imagen de quien no esté de acuerdo. Ello le hace un inmenso daño a la democracia (Estado y sociedad), pues muchas de esas acciones no tienen fundamento alguno y si lo tienen se tergiversa y, en vez de generar procesos de diálogo, debate civilizado y altruista entre los opuestos (que son las formas como se deben resolver las diferencias políticas y sociales en un Estado social y democrático), lo único que hacen es generar odio, rencor e inclusive hasta venganzas; por no decir que violencia, confrontación y hasta muerte, orfandad, desolación y anarquías, que son muy “productivas” para quienes así actúan. Bastaría no más rememorar lo que le ha ocurrido históricamente a muchos de nuestros líderes sociales y comunitarios, como son perseguidos, vilipendiados e incluso hasta inmolados (asesinados) por defender nobles y progresistas ideales y ser los verdaderos defensores de los intereses de sus comunidades.

¿Por qué las campañas de Luis Pérez han sido tan exitosas?

Un detenido análisis histórico nos puede permitir concluir que se ha vuelto normal –como dijimos antes- que mientras algunos “dirigentes” se forjan a costa de maltratar y maldecir contra sus opositores; prometer e incumplir sin ningún arrepentimiento lo prometido, sembrando rencillas y contradicciones (casi siempre negativas y malintencionadas), otros lo hacen concentrándose -juiciosa y disciplinadamente- a buscar los mecanismos, los recursos y emprendiendo acciones concretas y benéficas para proponer alternativas de solución a los más sensibles problemas que acosan a sus comunidades. Estos son los dirigentes que no ven un problema en las dificultades, sino una oportunidad para el ejercicio del buen servicio público y buscar soluciones, que no contestan con diatribas, sino con amabilidad y proactividad a los clamares ciudadanos, como “una persona honesta, un referente, alguien carismático, que genera confianza, respeto, inspiración y a la vez, es capaz de mostrarse completamente comprometido con las causas” sociales (Que es un lider https //www.pagepersonnel.es/login)

No cabe la menor duda de que LUIS PEREZ es un ser humano ejemplar, una persona decente, que encarna esos valores y que como gobernante ejerce un liderazgo realmente comprometido con los más difíciles problemas comunitarios y como todo buen antioqueño PIENSA EN GRANDE y se arriesga con seriedad, creatividad e inteligencia. Es un político que no asume los retos y desafíos con ofensas, prepotencia o sofismas de distracción mediática, sino con dignidad e ingenio, aplicándose -con dedicación y arduo trabajo- a encontrar caminos viables que permitan un tránsito legal y adecuado a los cambios y trasformaciones que realmente se necesitan en las comunidades y los territorios.

La ciudadanía tiene pues la urgente necesidad de cambiar las falacias y las malintencionadas manipulaciones a que nos tienen acostumbrados en las épocas electorales, por el análisis mesurado y objetivo de las mejores propuestas, de los mejores y más opcionados candidatos, no por su poder político, ni por su capacidad económica y mediática, sino por su seriedad, moderación, compromiso y experiencia; por las demostraciones claras y fehacientes de que cuando se está en el gobierno, cuando se ejerce el poder es para gobernar bien y al servicio de todos y no para inflar vanidades y orgullos personales a causa de invadir –como han hecho algunos gobernantes de manera fraudulenta y malintencionada, los medios y las redes, distorsionado la verdad a costa del presupuesto público y con el soterrado y exclusivo ánimo de ganar futuras elecciones.

Luis Pérez es un gobernante que busca atender las problemáticas sociales con acuciosidad y gran coherencia, buscando siempre estar cercano a la gente, para escuchar con atención sus súplicas y conocer directamente sus angustias y necesidades, para emprender –como ya lo ha demostrado en muchas oportunidades- con dinamismo y gran espíritu de superación, las acciones que las circunstancias ameriten para brindar respuestas oportunas y soluciones indicadas a dichas problemáticas.

Necesitamos más dirigentes que dejen de estar peleando y se dediquen a trabajar, PENSANDO EN GRANDE por nuestra ciudad, departamento y país.

*Abogado. Especialista en Planeación de la Participación Comunitaria; en Derecho Constitucional y Normatividad Penal. Magíster en Gobierno.