Fuente: El Observador de la actualidad
En el Antiguo Testamento los profetas se designan con las palabras hebreas nabí’ (“profeta”), ro’eh (“vidente”), hozeh (“visionario”) o ‘is ‘Elohim (“hombre de Dios)”.
Cuando Eldad y Medad comenzaron a profetizar porque el Espíritu de Dios descendió sobre ellos, Moisés dijo: “¡Quién me diera que todo el pueblo de Yahveh profetizara porque Yahveh les daba su Espíritu!” (Números 11, 29), y el profeta Joel anunció: “Yo derramaré mi Espíritu sobre todo mortal y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas” (Joel 3, 2ss), lo que empieza en Pentecostés (cfr. Hechos 2, 14ss), pero que ha llevado, en interpretaciones teológicas modernas, a creer que todos los bautizados son, sin más, profetas, lo que no concuerda con Efesios 4, 11 y I Corintios 12, 27-30. Y llega a creerse que una postura contra el capitalismo, los ricos, la jerarquía eclesiástica, la raza blanca, etc., es automáticamente un acto “profético” que el Espíritu Santo está suscitando, sin importar si el supuesto “profeta” propaga herejías e ideas de violencia, división y odio, como son las alineadas con el marxismo y su “lucha de clases”.
ADVERTENCIA SOBRE EL MAL
- “Tus jefes, revoltosos y aliados con bandidos. Cada cual ama el soborno y va tras los regalos” (Isaías 1, 23).
- “¡Ay, los que juntáis casa con casa, y campo a campo anexionáis, hasta ocupar todo el sitio…!” (Isaías 5, 8).
- “¡Ay, los que despertando por la mañana andan tras el licor; los que trasnochan, encandilados por el vino!” (Isaías 5, 11).
- “¡Ay, los que llaman al mal bien, y al bien mal; que dan oscuridad por luz, y luz por oscuridad; que dan amargo por dulce, y dulce por amargo!” (Isaías 5, 20).
- “¡Ay, los que absuelven al malo por soborno y quitan al justo su derecho!” (Isaías 5, 23).
- “¡Ay! los que decretan decretos inicuos (…), excluyendo del juicio a los débiles, atropellando el derecho de los míseros de mi pueblo” (Isaías 10, 1-2).
- “¡Ay de quien amontona lo que no es suyo!” (Habacuc 2, 6).
- “¡Ay de quien gana ganancia inmoral para su casa!” (Habacuc 2, 9).
- “¡Ay de quien edifica una ciudad con sangre, y funda un pueblo en la injusticia!” (Habacuc 2, 12).
- “¡Ay de los pastores que dejan perderse y desparramarse las ovejas de mis pastos! (Jeremías 23, 1-2).
LLAMADO A VIVIR EN LOS PRINCIPIOS ÉTICOS
- “Desistid de hacer el mal, aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced justicia al huérfano, abogad por la viuda” (Isaías 1, 17).
- “Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad, repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía. Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan” (Isaías 59, 9-11).
- “El que es justo y practica el derecho y la justicia, (…) no oprime a nadie, devuelve la prenda de una deuda, no comete rapiñas, da su pan al hambriento y viste al desnudo, no presta con usura ni cobra intereses, aparta su mano de la injusticia, dicta un juicio honrado entre hombre y hombre, se conduce según mis preceptos y observa mis normas, obrando conforme a la verdad, un hombre así es justo: vivirá sin duda, oráculo del Señor Yahveh” (Ezequiel 18, 5-9).
- “Celebrad juicios justos, practicad entre vosotros el amor y la compasión” (Zacarías 7, 9).
- “Se te ha hecho saber, hombre, lo que es bueno, lo que Yahveh quiere de ti: tan sólo practicar la equidad, amar la piedad y caminar humildemente con tu Dios” (Miqueas 6, 8).