Dar alas a los sueños juveniles es imperativo para que sea portadora de firmes ideales y de una fe inquebrantable en la revitalización de la nación.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS   

Hoy, urge delinear un ambicioso plan para continuar la construcción de una sociedad más justa y pacífica para todos los colombianos, lanzando propuestas programáticas y razonables para avanzar hacia los objetivos de salvar a Colombia de la tiranía y perversidad de la extrema izquierda, que pretende reducirla a la más mínima expresión.  Los colombianos estamos llamados a plantearnos explícitamente la necesidad de materializar el sueño de defender la patria para consolidar la gran revitalización hacia la construcción de un nuevo proyecto de nación.

A partir del año 2022, todos debemos enfocarnos en este sueño y pensar tanto en su relación con nosotros como la responsabilidad que cada uno debe cumplir para hacerlo realidad.  El sueño colombiano es histórico y actual, pero también pertenece al futuro.  Este sueño aglutina los infatigables esfuerzos de innumerables personas con elevados ideales, porta las aspiraciones compartidas por todos los hijos de la patria y muestra las espléndidas perspectivas de la prosperidad y fortaleza del país, la vigorización de la nación y la férrea convicción de felicidad, paz, libertad, justicia y verdad con el pueblo colombiano.

El sueño colombiano es un sueño del Estado y la Nación, y de cada uno de los hijos de Colombia.  Solo si al Estado y la Nación les va bien, nos irá bien a cada uno de nosotros.  Solo cuando todos y cada uno de nosotros luchemos por razonables y significativos sueños, confluirá la fuerza arrolladora que materializará el sueño colombiano.  El sueño colombiano es nuestro, pero más de la generación de los jóvenes.  La gran revitalización de la Nación colombiana terminará haciéndose realidad en la lucha del relevo de oportunidades para la nueva generación que se levanta en este siglo XXI.

Es el momento oportuno para tomar consciencia de conceder suma importancia a los jóvenes, ser solícitos con los jóvenes, confiar en los jóvenes y depositar vehementemente sus esperanzas en la joven generación de colombianos.  Colombia siempre debe considerar a los jóvenes como el futuro de la patria y la esperanza para un nuevo proyecto de nación.  Siempre se ha de considerar a los jóvenes como la fuerza fresca y natural del desarrollo de la causa democrática y del pueblo al que representan, y los debe apoyar en la realización del ideal de vida propia en la gran lucha de salvar a Colombia de las garras y despropósitos del socialismo-comunista, y de la perversidad y corrupción que nos ahoga.

Ahora estamos muy próximos a elegir nuevos Congresistas de la República y Presidente de Colombia, por lo tanto, debemos buscar el cumplimiento del Gran Objetivo de la revitalización de la democracia colombiana, y para ello debemos tener mayor confianza y capacidad para lograrlo que en cualquier otro período electoral de la historia.  “El último décimo del recorrido exige la mitad del esfuerzo”. Por consiguiente, cuanto más cerca estemos de coronar este objetivo, tanto menos podemos relajarnos y tanto más debemos redoblar nuestros esfuerzos en intensificar la movilización de las grandes sinergias juveniles, para que juntos luchemos por salvar a Colombia.

La aspiración de los colombianos determina la acumulación de los éxitos y la expansión de una causa depende de la laboriosidad.  Los ideales sirven de guía en la vida y las convicciones determinan el éxito o el fracaso de las causas nacionales.  La carencia de ideales y convicciones provoca una “falta de calcio espiritual”.  El sueño de los colombianos de bien, para el 2022, es el ideal de que las nuevas generaciones deben imbuirse fuertemente en el compromiso con la patria.  Las próximas elecciones de Congreso y Presidencia tienen que marcar el camino correcto para llevar a cabo la decisión de salvar a Colombia, por un camino que hemos de construir juntos, para lograr las aspiraciones del pueblo esperanzado en un futuro promisorio y, abrigar con mayor firmeza la paz y la justicia como básicas columnas de la nueva Colombia que soñamos.

Si se mira el futuro, no cabe duda de que las jóvenes generaciones de nuestro país están capacitadas para grandes causas y lograrán mayores logros.  Esto constituye no solamente una ley histórica objetiva expresada en el proverbio: “Las olas del mar que vienen detrás empujan a las olas de adelante”, sino una responsabilidad de la juventud, puesto que “las generaciones posteriores sobrepasan a las precedentes”.  Los jóvenes 2022, deben llevar valientemente sobre sus hombros la importante misión que los tiempos le asignan, tener elevadas aspiraciones, y proceder con seriedad y firmeza, y esforzarse por dar alas a sus sueños juveniles en la práctica viva del cumplimiento del sueño colombiano de la gran revitalización de la nación y de la democracia que requiere Colombia, necesita la Patria y reclama Dios.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                              Medellín, enero 29 de 2022