Por: María Alejandra Vallejo Roldán

En mis muchas investigaciones y lecturas sobre varios temas he querido hacer especialmente este artículo sobre un tema que siempre ha tenido una relevancia muy alta no solamente en nuestra sociedad sino a nivel mundial, máxime por lo delicado del ejercicio de la profesión objeto de este escrito. Este artículo quiero dedicarlo a esos ángeles en la tierra, especialmente a uno de ellos que para mí tiene nombre y apellido y él sabe quién es, pero que para ustedes solamente será un héroe incógnito y a quien le debo literalmente mi vida y el hecho de que yo pueda seguir escribiendo y pueda seguir contando y poniendo sobre la mesa mis opiniones sobre lo que pienso, creo e investigo acerca de los temas que me apasionan en esta obra de teatro llamada vida. Como siempre lo he hecho y lo he dejado saber, este artículo lo hago desde el mayor respeto y mi admiración por aquellos profesionales de la salud, quienes aman lo que hacen y a quienes les doy gracias por su apoyo y esa calidad humana que he recibido cuando ha sido necesaria.

La medicina es tal vez una de las profesiones, que tiene más adeptos, pero quizás también la que más desertores y enemigos puede llegar a tener, no solamente porque en las manos de los médicos de las diferentes ramas se encuentran la vida de nosotros quienes se las confiamos sino también porque es una profesión de altísima complejidad y de muy alto riesgo en su ejercicio.

Esta profesión es tal vez una de las más complejas de las tantas que existen, pero a su vez es una de las más exigentes en una cualidad que creo que la hace la más importante a la hora de su ejercicio y que muchos de los médicos, con el paso de los años y la monetización de esta se les ha olvidado, esta cualidad se llama “CALIDAD HUMANA Y DON DE GENTE”. La práctica de la medicina para mí y es una opinión netamente personal, la cual puede ser totalmente distinta a la de ustedes queridos lectores y la respeto, ha tenido un giro de 180° grados toda vez que lo anteriormente era la base de la práctica de esta, es decir la situación y la estabilidad del ser humano o del paciente ahora ha pasado a un segundo plano, reitero es mi manera de ver las cosas por experiencias personales que he tenido con algunos profesionales de la salud. No soy de las personas que generalizan, porque no estoy de acuerdo con que por algunas malas experiencias con algunos profesionales y esto no solamente aplica para los de la salud sino también con abogados, ingenieros, arquitectos, geólogos entre muchos otros, significa que todos los otros profesionales sean iguales. La situación del paciente y la mejoría en su salud, ha dejado de ser lo más importante y se ha contrapuesto el factor dinero, la calidad humana se ha ido perdiendo en muchos de ellos, anteriormente los motivaba el que la persona que llegaba a su consultorio saliera con un diagnóstico y /o por lo menos con una posible solución o solamente con que se tuviera con una calidez (una mera sonrisa o un buen trato) por parte del médico así no tuviera una solución inmediata eso era más que suficiente; hoy en día las cosas han cambiado totalmente puesto que ya no se encuentra ni siquiera amabilidad en muchos de los médicos.

En este orden de ideas, no es un secreto que para ser médico antes de graduarse o el día del grado se hace el juramento al padre de la medicina Hipócrates y en uno de sus apartes se expone: Prometo solemnemente consagrar mi vida al servicio de la humanidad”. Esta es una consagración que sí bien es cierto los profesionales de la salud no deberían olvidar al parecer con el paso de los años el tema económico les ha hecho pasar a un segundo plano, puesto que para algunos éste se ha convertido en el motor de ejercicio de su profesión y no que el paciente pueda mejorar su condición y calidad de vida, incluso violando el derecho a la intimidad del mismo. Así mismo, quiero dejar claro que no estoy diciendo que no sea importante el tema monetario porque pues por obvias razones también debe ser un aliciente y ademas su trabajo también cuesta, pero que para algunos pocos como el héroe sin nombre de este artículo, lo mueve más el tema social y el poder ayudar a su paciente más que el tema dinero.

Por otra parte, también quisiera tomar un aparte del juramento de los profesionales de la salud que me llamó la atención y que me parece que ha pasado a un segundo plano: “velar solícitamente y ante todo por la salud de mi paciente;” en este aparte el paciente y/o ser humano pasó a un segundo plano porque muchos de los médicos no tienen como decían nuestras abuelitas “tacto” para decir las cosas y van diciendo no solo al paciente sino a los familiares de éste la condición de salud de una manera despiadada, cruel y sin filtros sin pensar el dolor que sea cual fuere la condición pudiera llegar a afectarlos incluso desmejorando la salud del mismo paciente.

No entraré mucho en detalles, de los motivos y/o razones por las cuales dedico este artículo a nuestro héroe sin nombre solamente diré que el día que tuve la oportunidad conocerlo supe que la pasión que lo movía a él no era el dinero sino el amor por ayudar a sus pacientes y que estos tuvieran una mejor calidad de vida y que su situación de salud mejorara, pero también en el camino me he dado cuenta que no solamente está él, sino que aún existen más como el en un mundo absolutamente metalizado donde el factor principal que mueve a muchos de los profesionales es el dinero y no la persona y el poder ayudar a otros.

Desde que tengo uso de razón, estando muy niña tuve una gran pasión por la medicina incluso hasta antes de terminar bachillerato quería estudiar medicina, para de alguna forma poder ayudar a las personas, con sus dolencias, y las cosas que los aquejaban hasta, que por causalidades se metió en mí la pasión por el derecho, y que finalmente me decidí por ser abogada, pero bueno esto es otra historia.

Soy una fiel creyente de que para ser profesional de la salud no se necesita solamente tener las ganas de serlo, sino que además se debe tener una gran vocación de servicio, de ayuda a los demás, de compasión por lo demás y de calidad humana y don de gente, pero sobretodo un gran amor por la profesión.

A TODOS ESOS ÁNGELES EN LA TIERRA GRACIAS por hacer que cuando estamos enfermos y necesitamos de sus servicios están ahí para calmarnos y para hacernos sentir mejor cuando sentimos que ya no podemos más.

AL HÉROE INCÓGNITO de este artículo solamente tengo para decirte gracias y mil veces gracias.