Para comunicarse bien, para generar entendimiento mediante la atención plena, lo esencial es siempre, de principio a fin, lo que hay dentro de ti.  Escucha civilizadamente a los demás con apertura inteligencia, conocimiento, y humildad genuina.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

He considerado pertinente plantear tres pasos para generar un debate eficaz entre los miembros de las corporaciones públicas, de una manera más pedagógica y sin violencias:

  1. Guiar con la presencia.
  2. Partir de la curiosidad, la pertinencia y el interés.
  3. Centrarse en lo que importa como objeto específico del debate.

EL PRIMER FUNDAMENTO:  La presencia.

La comunicación eficaz requiere presencia, dada la complejidad de la comunicación, la transformación se da más fácilmente mediante pequeños cambios sostenidos en el tiempo.  La presencia sienta las bases de la conexión en el debate.  Guía con la presencia.  Inicia una conversación de manera consciente, retorna a esa consciencia y procura mantenerla y ser sincero contigo mismo sobre lo que está pasando en el entorno y el espíritu central del debate.  Cuanto más consciente somos, más capacidad de decisión tenemos.  Guiar con la presencia implica reciprocidad (ver a la otra persona como un ser humano autónomo) e incertidumbre (reconocer y aceptar lo desconocido para crear nuevas posibilidades mediante el diálogo pedagógico y civilizado).

EL SEGUNDO FUNDAMENTO:  La intención.

Nuestras intenciones, puntos de vista y experiencias se refuerzan mutuamente: Los puntos de vista determinan las intenciones, estas dan forma a las experiencias y las experiencias confirman nuestros puntos de vista.  Cambiar de punto de vista, por tanto, puede cambiar nuestras intenciones y nuestra experiencia.  Cobrar consciencia de nuestros estilos aprendidos de aproximación al conflicto nos permite transformar las creencias y las emociones subyacentes que perpetúan esos hábitos de conducta y optar por otras alternativas.

Cuanto menos caemos en el reproche, el insulto y la mala crítica, más fácil le resulta a los demás escucharnos.  Todo lo que hacemos, lo hacemos por suplir una necesidad.  La gente suele estar más dispuesta a escuchar cuando se siente escuchada y se siente un respeto por las diferencias.  Para propiciar el entendimiento y la empatía, refleja lo que dice tu interlocutor antes de responder.

EL TERCER FUNDAMENTO: La atención respetuosa y serena.

La atención modela la experiencia.  Cuanto más capaces seamos de diferenciar entre estrategias y necesidades, más claridad y posibilidad de elección tendremos.  Cuanto mejor nos entendemos mutuamente, más fácil resulta encontrar soluciones válidas para todos.  Así pues, antes de resolver un problema, hay que esforzarse por llegar a un entendimiento mutuo y respetuoso lo más ampliamente posible.  Tener consciencia de nuestras emociones fomenta nuestra capacidad de elegir conscientemente cómo participamos en una conversación, diálogo o debate.  Cuanto más nos responsabilizamos de nuestros sentimientos conectándolos con nuestras necesidades propias y no con los actos de los demás, más fácil les resulta a los demás escucharnos.

Cuanto más escuchamos los sentimientos de los demás como un reflejo de sus necesidades, más fácil nos resulta entenderlos sin sentir que nos hacen reproches o insultos, sin el impulso de darles la razón o sentirnos responsables de sus emociones.  Tener empatía por nosotros mismos aumenta nuestra capacidad de escuchar a los demás, aunque ellos no se brinden a escucharnos.  Enunciar con claridad lo que ha ocurrido, sin juicios ni evaluaciones, facilita el que el otro o los otros nos escuchen y el que seamos capaces de encontrar una solución sin enfrentamientos ni violencias.  Traducir los juicios en observaciones, sentimientos y necesidades puede brindarnos información valiosa sobre lo que funciona y lo que no y proporcionarnos pistas sobre como avanzar en el diálogo civilizado.

Al dar tu opinión, concreta qué es lo que está funcionando y lo que no y el porqué, para que sea más fácil aprender.  Cuanto más claros seamos respecto a qué es lo que queremos y por qué, más creativos podemos ser a la hora de hacer que suceda.  Idea posibles estrategias que satisfagan cuantas más necesidades mejor, invitando así a los demás a buscar soluciones creativas.  Enunciar qué puede aportarnos una conversación, un diálogo o un debate a ambos contribuye a crear acuerdo y disposición hacia el diálogo pedagógico.  Siempre que sea posible, comprueba si la otra persona se siente comprendida antes de cambiar de tema o trasladar el centro de atención a tu propia experiencia.

Nuestro discurso es más claro y potente cuando empleamos menos palabras y más sinceras.  Si hablamos con frases breves y claras, es más fácil que los demás nos entiendan.  Prestar atención a nuestra reactividad, fijarse en la curva de activación y fomentar la calma de la desactivación puede ayudarnos a tomar decisiones más prudentes y serenas sobre qué decir y cuándo.  En una situación de conflicto, proponerse escuchar primero a la otra persona, con respeto por la diferencia, aumenta las probabilidades de que esa persona se muestre también dispuesta a escucharnos con respeto.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                  Medellín, junio 24 de 2023