Por: Balmore González Mira 

Cuando vemos la capacidad de trabajo de Uribe, el dolor de patria y su deseo inmenso de hacer bien las cosas por el país, recordamos como la historia nos ha mostrado algunos de sus antecesores que también han querido mostrar lo mejor de sí en este medio y han sido muy criticados; pero está intacto su liderazgo y capacidad para dominar situaciones y hasta sus avances para hacer de Colombia un digno representante en la esfera mundial. Cualquier movimiento que haga en su equipo, bien hacia la derecha, al centro o a la izquierda, por el hecho de ser Uribe, siempre se le ha criticado, y muchos afirman que sus jugadas son estudiadas y se llevan a cabo dependiendo, dicen algunos, de la rosca de quienes estén en su círculo más cercano; unas veces se equivoca y otras acierta, pero piensa más en lo colectivo que en lo individual y por eso su mayor fortaleza es contener el ataque de sus opositores, sin descuidar muchas veces que debe ir al ataque, cuando las condiciones así lo ameriten y no dejar desprotegidos a sus compañeros de bando. 

Igual pasa con Quintero que, aunque su mayor valor es la izquierda, algunos la quieren mostrar desdibujada, gastada por sus contiendas o en ocasiones por su amor por el reguetón y una que otra rumba y aunque él siempre ha querido mostrar que es muy buena gente o uno de los mejores, no faltan sus adversarios que lo tildan de frio y calculador; otros lo califican como un gran estratega en materia de redes y creen que por el simple hecho de darse unas vacaciones en las que aparece en fotografías en reuniones sociales con un vaso de algún líquido de variados colores, le indilgan que es licor; muchos se atreven a decir que debe cambiar de actividad, pues lo suyo son los conciertos, aunque realmente a lo que está dedicado como su oficio de profesión es lo que ha hecho que Medellín, el país y el mundo se lo reconozcan. Lo que más preocupa de Quintero son algunas de las compañías con las que se le han visto últimamente en las farras, un alias Muñeco, que muy Gallardo él, parece que fuera quien lo protegiera bajo su sombrilla, pero hay quienes dicen que Quintero tiene méritos por sí solo y no necesita de este tipo de patrocinios o protecciones, porque ha demostrado que es capaz él solo con su estilo muy particular. Hoy vemos inclusive a un Quintero protegido por la banda roja afuera, gambeteando adversarios en Medellín y haciendo de las comunas de la ciudad a sus mejores aliados a donde lleva regalos en cada navidad para sus paisanos. 

Una vez caído el telón de Qatar 2022 solo esperamos que en 2026,  en la próxima cita orbital del norte de américa, se luzcan no solo Mateus Uribe con su berraquera acostumbrada, sino Juan Fernando Quintero con su prodigiosa izquierda, sus gambetas y maravillosas infladas de redes; ellos, al lado de los magistrales Lucho Diaz, y esa camada de jóvenes que vienen en el futbol colombiano, harán la mejor compañía con estos veteranos que nos van a clasificar y llenar de gloria; para ello solo necesitamos las ganas de Marruecos, la lucha de los croatas, la gallardía de los argentinos, la serenidad de los franceses y la seriedad y dedicación que podamos ponerle a un cuerpo técnico responsable de hacernos vibrar durante las eliminatorias y por qué no, hacer el mejor papel de nuestra patria en las copas mundiales de futbol. Dicen algunos para ello también se requiere cambiar a toda la dirigencia deportiva del futbol colombiano. Hoy sentimos vergüenza por Uribe, por Quintero y  todos estos maravillosos jugadores que no pudieron o no fueron capaces de clasificarnos a Qatar.