Por: Balmore González Mira

Nada más fácil que escribir sobre las vivencias padecidas, vividas o conocidas;  nada más fácil que escribir sobre las injusticias cuando recaen sobre uno o sobre un conocido. Mi protesta hoy es contra el tratamiento que recibimos en algunas de las universidades privadas de nuestro departamento donde el humanismo desapareció totalmente y solo es importante el pago oportuno que les hagas para poder quedar matriculado, jamás preguntaron en plena época de pandemia si podías o no pagar, si podías hacerlo por cuotas o no en esta crisis económica. Al contrario, el recibo llegó con fecha límite de pago y con fecha con pago superior y valor diferente por  extemporáneo, es decir  por mora. Y ya se les olvidó que siguen los alumnos en casa y que debería revisarse un descuento por esta razón. Eso no importa ya. La pandemia de los cobros exagerados en las universidades continúa; universidades que se ufanan en sus principios de fundación del humanismo, ahora están más deshumanizadas que el sector financiero, y eso es mucho decir.

El  segundo caso de ausencia total de humanismo que quiero exponer es  que a algunos directivos de universidades se les olvidó que seguimos en pandemia; esos  directivos que no separan lo personal de lo político o ideológico. Esos directivos que escriben sobre concertación y escucharnos, sobre la comprensión, la solidaridad y la generosidad, pero cuando deben tomar una decisión en equidad o en mera justicia, se olvidan de aplicarlos. Es hora de reflexionar sobre la deshumanización de los claustros universitarios, donde el autoritarismo se está tomando su accionar y dónde solo es válido la imposición y no el diálogo constructivo, donde como alumno te tratan como a un usuario y no como a un miembro de una comunidad educativa. ¿Qué podemos esperar de una sociedad donde la formación superior está basada en el principio de la dictadura?
¿Le ha pasado a usted amigo lector con alguna universidad?
No daremos nombres de estos claustros por respeto y porque el palo no está para cucharas, pero esta queja llegará hasta sus oídos, estoy seguro de ello.

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