POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS 

¡Educar en el fortalecimiento de la moral y la ética es un compromiso inaplazable con la niñez y juventud del siglo XXI!

Todo el pueblo colombiano menciona la necesidad de fortalecer la educación de la moral y la ética y de formar integralmente a las nuevas generaciones para que adopten y practiquen los valores democráticos clave desde la infancia hasta la madurez.  Me parece estupendo.  Comparto la misma opinión y por ello quiero recordar, hoy, en tiempos de crisis, este importante tema.

El progreso cultural de una nación y el desarrollo de un país requieren de continuos esfuerzos durante generaciones y diversas fuerzas motrices.  De estas fuerzas, los valores clave son la más profunda y la más duradera.  En el presente nuestra nación está preparada para avanzar y no para involucionar.  Debemos heredar y desarrollar, conforme a las condiciones actuales, nuestro espíritu nacional y excelente cultura, en especial en nuestras virtudes ciudadanas tradicionales. 

Los valores democráticos clave que tenemos que defender en la actualidad desde la familia y los claustros escolares, en los establecimientos educativos, son la prosperidad, la democracia, la ética, la moral y la verdad; la civilización, la armonía, la libertad, la equidad, la justicia, la legalidad, el patriotismo, la dedicación, la integridad, el amor, la paz y la amistad.  Estos valores recogen los pensamientos de los antiguos sabios, los deseos de las personas con elevadas aspiraciones, los ideales de los mártires revolucionarios de la paz y las expectativas que abriga el pueblo colombiano de las diversas clases sociales y etnias para poder llevar una vida mejor. 

Todos los ciudadanos de Colombia debemos actuar de forma consciente para adoptar y practicar estos valores, para darle un poder transformador a un nuevo proyecto de nación y superar las crisis que enfrentamos en el presente siglo XXI.  Los niños, los jóvenes, los padres de familia y los educadores construimos el presente y el futuro de nuestro país y la esperanza de la nación colombiana.  Si los jóvenes son sabios, el país será sabio.  Si los jóvenes prosperan, el país prospera.  Si los jóvenes son fuertes, el país es fuerte… si los jóvenes progresan, el país progresa.

Que lo nuevo reemplace a lo viejo es una ley inevitable, el futuro lo crearan los niños y jóvenes del presente.  Todo adulto colombiano madura desde su infancia.  La realización de nuestro sueño depende de nosotros mismos y, más aun, de nuestros educadores-líderes e inspiradores que asuman con responsabilidad, inteligencia, creatividad e innovación el compromiso de educar al pueblo.  Los niños y los jóvenes son sensibles y están dispuestos a aceptar todas las cosas bellas y nobles que los dignifique en bien de la patria.  Desde la antigüedad, los héroes surgen entre los jóvenes.

Para labrar un presente y un futuro mejores para nuestra nación debemos incentivar a nuestros hijos y estudiantes a que establezcan sus objetivos y den forma a sus caracteres, asegurándoles un entorno seguro y pacifico para su crecimiento y formación integral.  ¿Cómo deben adoptar y practicar los valores democráticos clave nuestros hijos y nuestros estudiantes?  Básicamente, deben hacerlo de modo diferente a los adultos, de una manera que se adapten a su edad y a sus características sicológicas, sociológicas y axiológicas.

En este momento, me gustaría recordarles cuatro elementos fundamentales y pedagógicos: recordar los principios fundacionales del Proyecto Educativo Institucional, seguir los modelos pedagógicos, comenzar en priorizar la educación en la infancia y aceptar la ayuda de los mayores con sus experiencias y aprendizajes significativos.  Es bueno recordarles que a lo largo de la historia todas las personas que han conseguido grandes logros han sido estrictas con la moral y la ética desde la infancia, pero también mediante la disciplina, el esfuerzo y el estudio asiduo y duro. 

A los jóvenes hay que inculcarles que hay que estar dispuestos a ser solidarios y a luchar con valentía en acciones heroicas para restablecer la justicia, la libertad y la paz, al mismo tiempo para que sean honestos, confiables, filiales y dedicados en su trabajo.  El poder de los modelos a seguir es infinito y deberían tomarlos como ejemplo en su búsqueda de virtudes ciudadanas.  Confucio afirmó que: “cuando vemos hombres y mujeres de virtudes deberíamos pensar en igualarnos a ellos.  Cuando encontramos hombres y mujeres de carácter contrario deberíamos observarnos a nosotros mismos”. 

Finalmente, quiero recordarles a mis lectores: la vida está compuesta de pequeñas cosas.  Si comenzamos con pequeñas cosas podremos crear grandes virtudes en la nueva generación que se levanta, para defender con creces la dignidad de la patria colombiana.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                             Medellín, marzo 24 de 2022