Por: Balmore González Mira

Es probable que el nombre de este abogado egresado de la Universidad Autónoma Latinoamericana, Unaula, de Medellín,  Álvaro Fernando García Restrepo no le diga mucho a los colombianos, es probable que no sea famoso porque no ha estado inmerso en escándalos o porque no haya salido con fallos de aquellos donde el protagonista es el juez y no la norma y la justicia. Para hacer un símil , me hace recordar cuando en un partido de fútbol quien sale como figura es el árbitro, queda muy claro que es el más malo de todos, los buenos jueces del fútbol pasan tan desapercibidos que quienes son los verdaderos protagonistas de los cotejos son los jugadores. El buen juez jamás es cuestionado, es acatado. Tanto en el futbol como en el Derecho.

Han sido varias las posiciones donde el magistrado García se ha convertido en la piedra en el zapato de la corte suprema de justicia,  así con minúsculas, pues no ha sido cómplice del accionar de sus colegas y recientemente cuando fue Presidente de la misma, así con mayúsculas, lo hizo con lujo de detalles, con seriedad, con ética y sin pretender ser protagonista del espectáculo mediático de la justicia, sino que fungió como un verdadero faro de lo que esa institución debe representar y ser.

Al conocerse el fallo, sentencia 7641 de 2020,  de lo que  los doctrinantes llaman “activismo judicial”, los magistrados, tal vez frustrados gobernantes, con numerosas decisiones que tiene que ver con el derecho a la protesta en el país,  pretenden trazar políticas públicas de seguridad que solo competen al ejecutivo y excepcionalmente al legislativo, en lo que tanto reclaman del respeto a la separación de poderes, ahora se entrometen en las otras dos ramas del poder público colombiano, pero ahí encontraron el salvamento de voto del Magistrado García dónde denuncia con vehemencia que en la misma “….se pretende obligar al legislador a actuar de una determinada manera y a los administradores públicos a un hacer concreto. Se quiere imponer una forma de legislar, y un estilo de administrar y gobernar”. ¡Qué entereza y qué capacidad, qué sensatez y qué equilibrio!

Justicia imparcial y separación de poderes, absolutamente necesarias en una democracia es lo que le está faltando al país. La dictadura de los jueces no cumple ninguno de los dos objetivos, coarta al ejecutivo y suplanta al legislativo. Y no pretendemos hacer apología de un estado de opinión, para nada, pero si queremos jugarle a la tesis de que los fallos se acatan pero las fallas o faltas se controvierten; la dictadura, cualquiera que ella sea es dañina, deslegitima la justicia y acaba con el Estado de Derecho.

¿Por qué un salvamento de voto vale tanto en ciertos casos y en otros es ignorado? ¿Por qué no hubo unanimidad en la decisión? ¿Dónde queda el análisis jurídico profundo de los votos razonados? ¿Será que seguimos dejándonos llevar por un criterio de que solo un lado de la sociedad tiene la razón y tiene derechos? Hacen falta, ahora más que nunca los jueces demócratas, los sensatos, los que apliquen la norma y no la forma, los que defienden el espíritu de la ley y no su ley. Realmente hacen falta jueces imparciales que no se dejen llevar por los vientos de un progresismo y unas banderas partidistas disfrazadas con tintes de modernidad, para que podamos recuperar la fe en la justicia.

5 Comentarios

  1. El Honorable Magistrado, Doctor Álvaro Fernando García es, orgullosamente, UNAULISTA DISTINGUIDO. Muchas gracias.

  2. Buen análisis, pero aplica exactamente igual para el ejecutivo, o en ese sentido no hay crítica? Polarización pura y dura.

  3. Es evidente lo que pasa en nuestro país, una justicia inclinada astutamente hacía un sector político que lo que pretende es desligetimar a los gobiernos democráticos e instalar el socialcomunismocubanochavistaprogresista fracasado de Venezuela. Si se sigue así y se permite este funesto plan, nos acabamos como país domocrata. Los !!Patriotas!! Debemos salir a defender nuestra democracia.

  4. Muy cierto, por esa razón no se cree en la justicia. Se meten en todo y no quieren que se metan en lo de ellos. Ahí si reclaman sus poderes, hablan de la cacareada división de poderes.

Comments are closed.