Por: Balmore González Mira

Hace una década los alcaldes y en general los gobernantes de la época vivíamos los momentos más difíciles de los últimos 50 años por culpa de un invierno sin piedad que abrumaba toda la nación; derrumbes, deslizamientos, avenidas torrenciales, movimientos en masa e inundaciones arrasaban con vidas, bienes y propiedades; dejaban campos desolados, familias  huérfanas y miseria por doquier. Era muy común e interminable el bloqueo de vías por culpa de un invierno sin tregua que marcó a los gobiernos locales de 2008-2011. La oposición insensata de la época, esa que ante la pobreza de ideas se pega de las desgracias para atropellar a los gobernantes, sólo trataba de arrinconar a quienes con poco presupuesto sorteaban las emergencias.
Para los dos periodos siguientes hubo obligaciones y tareas de reconstrucción que muchos mandatarios cumplieron con buen y responsable criterio, se llevaron a cabo unas obras de mitigación y otras de prevención y quedaron muchas otras por hacer, bien porque no hubo recursos o bien porque hubo elegidos incapaces de hacer la gerencia y que jamás gestionaron esos recursos para llevar un poco de tranquilidad y bienestar a las comunidades. Hoy 10 años después la historia se repite, este podrá ser el peor invierno que el territorio colombiano haya soportado. Las escenas dantescas dan muestra de que el cambio climático y el calentamiento global sí existen, que hoy con mayor y mejor criterio deben tratarse todos los temas de gestión del riesgo. Que hoy deben haber al frente de los municipios y de los cargos de responsabilidad con estas tareas, personas preparadas para enfrentarlo, unos verdaderos gerentes que se dejen asesorar por los que saben del tema, no unos prepotentes sabelotodo, que nada saben. Hoy hay que pedirle sensatez a quienes están en la oposición frente a las tragedias del invierno, pero hay que pedirles acción a los encargados de atender las emergencias, no es posible que cuando están criticando le encuentran la solución en sus palabras a todo, pero cuando están gobernando le echan la culpa a sus antecesores de todo. Es preciso entonces, a un año de elegir a quienes regirán los destinos de nuestros municipios y departamentos pedirles seriedad y sensatez ante sus críticas, sabiduría y no mentiras en sus propuestas, estudio y no improvisación en sus ideas y planificación y no improvisación en sus programas y proyectos. Colombia está atravesando y aún seguirá, por una de las crisis de ola invernal más grandes de toda su historia. Sensatez en la desgracia.

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