Por: Juan Pablo Quiceno Orozco

Hace un mes aproximadamente el verdadero “sub” presidente de Colombia le solicitó al sector financiero, reducir las tasas de interés de colocación (llámese tasas de crédito), para que de esta manera los consumidores no redujeran aún más las compras, inversiones y demás que mueven la ya “decreciente” economía Colombiana, suficientemente golpeada por la incertidumbre política, jurídica y de orden público que permanentemente siembra este caótico gobierno, pero tal cual lo hacen los políticos, el sistema financiero le hizo caso a la solicitud y esta pasó a ser un “cañazo” al mejor estilo de lo que hacen los políticos en campaña y con la forma de cumplir sus promesas en medio de anuncios más que de ejecuciones.

Primero fueron los bancos más grandes del país los que salieron en medio de anuncios de que reducirán las tasas de interés para las tarjetas de crédito y algunos cupos de crédito rotativo, a lo cual el presidente lleno de dicha les “agradeció” aunque previamente un mes antes los había amenazado con una crisis financiera si no las bajaban. Posteriormente en cascada apareció el resto del sector financiero con sus “ayudas” en tasas de interés más bajas para los consumidores, y en medio de los anuncios, la publicidad gratis que se ganan con ellos, pero lo que el público no ve tal cual son algunos contratos es la letra menuda, que en especial el sector financiero la resume en tres letras TyC (Términos y Condiciones), y ahí es donde viene la desilusión, eso sí ya con la imagen de benefactores bien lavada.

Muchos encargados de planeación y logística afirman que “el diablo está en los detalles” y acá es donde nos encontramos, que el detalle es que ese beneficio termina siendo para los que de alguna manera ya no pueden seguir endeudándose o al menos refinanciar sus créditos, ya que en el caso de las tarjetas de crédito, una gran cantidad de bancos grandes dicen que el beneficio es para las tarjetas de crédito de máximo un millón seiscientos ($1.600.000) hágame el favor, ¿a cuantos benefician? Y como si fuera poco la oferta solo opera para nuevos consumos, y en algunos casos para compras determinadas (sólo ropa y alimentación) y hasta sectorizada (sólo para ciertos almacenes de cadena), en conclusión, no es mucho el beneficio de la supuesta rebaja en los tipos de interés y que la cantidad de beneficiarios sea demasiada.

En contraste lo que si les sirvió de publicidad es para justificar porque van a reducir, esas sí, en forma muy ágil y efectiva las tasas de captación (las que reconocen por ahorros y títulos de renta fija), las cuales si el bajón son para todo el mundo sin discriminación y en forma rápida, ya se transmitió el supuesto bajón de las colocaciones a las captaciones, puesto que los CDTS a un plazo de un año cuando hace casi mes y medio reconocían tasas hasta de 16% y 17% EA a, ahora al mismo plazo escasamente reconocen el 11% o 12%.

Como es de anotar, el resultado fue imposible esconderlo y se ve reflejado en un aumento en la tasa de usura que calcula la Superintendencia Financiera, y como es obvio, aumento, aunque poco, no muestra el resultado de las “rebajas de interés” anunciadas con bombos y platillos, pero lo que si se nota es la reducción de la rentabilidad de los ahorros quedando nuevamente en el terreno real negativo (después de descontar la inflación).

El consumidor financiero es cierto a mejorado mucho desde la última crisis de finales de los noventa y es otro en estos momentos, esperemos a ver su reacción en este escenario tan parecido al de aquellas épocas, incluido el mismo Ministro de Hacienda.

En conclusión no hubo tal rebaja de intereses como afirmaron en anuncios a los que tienen créditos, lo que si hubo es una justificación para rebajarles los intereses a los ahorradores, esos sí en silencio, y esto es un modus operandi muy parecido a los de los políticos, prometen y no cumplen.