Por: IVÁN  ECHEVERRI  VALENCIA

Sin que hayamos podido superar la tétrica pandemia, continuamos  sufriendo el calvario de sus consecuencias negativas: una creciente inequidad social, deterioro de los sistemas públicos de salud, pérdidas de vidas humanas, desempleo, quiebras de empresas y de comercios; familias enteras aguantando físico hambre y miles de estudiantes descolarizados por falta de medidas de salubridad en sus claustros y otros por incapacidad económica para poderse matricular o acceder al internet.

La situación actual no es nada fácil para nuestro país que trata de sobrevivir a tan angustiosa época que no solo la experimentamos nosotros, sino muchas naciones en todo el planeta. Esta pandemia nos ha empelotado y dejado al descubierto toda nuestra fragilidad económica, empresarial e institucional.

A pesar de las graves dificultades por las cuales pasamos y en las que deberíamos estar más unidos que nunca y, remando para el mismo lado, en búsqueda de soluciones decorosas a corto y mediano plazo;  nuestra clase política alejada de la realidad y con una actitud indecorosa no cejan en su belicosidad de ataques y contra ataques a nivel nacional, regional y local para sacar ventaja a  sus intereses personales y egoístas.

En Colombia, no podemos hablar de que existan partidos o movimientos políticos serios, consistentes, provistos de ideología, doctrina y de programas que los diferencien;  solo contamos con   microempresas de garaje, con un jefe que impone las condiciones, toma las decisiones, hace las componendas y su palabra se constituye en la primera y última palabra, y el que muestre un mínimo reparo lo sacan del redil.

La campaña política para las elecciones del 2022, ha comenzado de forma tempranera con la perspectiva de los interesados de no perderse un lugar en el partidor para sus pretensiones presidenciales o en la búsqueda de un escaño en el Congreso de la República.

La extrema derecha en la cual se encuentran los amigos del Presidente Duque y la izquierda con los guerrilleros reinsertados y los afines al pensamiento de Petro, han convertido el recinto del Capitolio Nacional en una verdadera gallera, donde permanentemente cunden los enfrentamientos entre los diferentes matices, buscando notoriedad y dándole gusto a  los medios de comunicación que solo les interesa que haya sangre en la arena para su acostumbrado amarillismo.

El pueblo anda exasperado por la pandemia y cansado de los constantes bochinches de los políticos, acompañados de insultos y mentiras que rayan en la calumnia y en la injuria. Existe un hastío entre los ciudadanos con la actual situación,  por no encontrar soluciones a sus problemas ni mucho menos un mejoramiento en su calidad de vida.

Para Francis Fukuyama, son tres los factores determinantes de éxito o fracaso frente a una crisis  como la que estamos afrontando, que no dependen de que el régimen sea o no democrático: la eficacia del Estado, la confianza social y el liderazgo. Allí donde el aparato del Estado es sólido y competente, donde el gobierno goza  de la confianza de los ciudadanos y cuando el liderazgo es firme, la respuesta al coronavirus  ha sido eficaz, a pesar del daño infligido a la población. Cabe preguntarse si en Colombia se dan estos factores.

Ahora bien, es indudable que las extremas tienen un desgaste natural, nadie quiere saber de ellas que solo han generado miedos y odios, dando al traste con la anhelada paz, que se encuentra,  hoy en día, en cuidados intensivos.          

Surge en el panorama un movimiento de centro izquierda, compuesto de personas muy heterogéneas, que tienen las mismas falencias y muchas debilidades, que solo intentan reagruparse para sus intereses personales y su egocentrismo; poco se apuesta por la durabilidad  de esa endeble unión, porque sus propósitos “desinteresados”, según algunos legos en la materia, se constituye, en un verdadero canto a la bandera.

Ya se habla de candidaturas como la de Gustavo Petro, Sergio Fajardo, Alex Char, Jorge Robledo, Dilian Francisca Toro, Humberto de la Calle, Juan Fernando  Cristo y Roy Barrera.

El partido de gobierno, se quedó sin candidato por el momento por el infortunado fallecimiento por covid de Carlos Holmes Trujillo. Hoy se habla en los mentideros políticos, que se encuentran entre la baraja de ese grupo Luis Alberto Moreno, Federico Gutiérrez y  Tomás Uribe, y por supuesto la Vicepresidente Marta Lucía Ramírez, de quien se dice que renunciará en pocos días para no inhabilitarse.

Trabajan de manera acuciosa pero con bajo perfil en la preparación de un programa de gobierno y haciendo los respectivos sondeos para conseguir apoyos tanto el rector de los Andes Alejandro Gaviria, como el bien calificado ex-alcalde de Medellín y ex -gobernador de Antioquia, Luís Pérez Gutiérrez.

El letal virus ha puesto de manifiesto las fallas de nuestro sistema; está provocando y provocará cambios importantes en todos los órdenes de la vida social e individual, retos que los candidatos no podrán eludir, ni seguir acudiendo a la acostumbrada demagogia política.

Todavía falta que pase mucha agua por el río para que se clarifique las postulaciones, pero lo que si se advierte es que habrá sorpresas y se asegura por parte de los gomosos del tema y apostadores, que la hegemonía de más de 20 años del partido que viene gobernando al Colombia, no  repetirá más.

¡¡¡Amanecerá y veremos!!!