Por: Balmore González Mira

Cuando quienes defienden la legalización de la droga a todos los niveles, desde su cultivo, procesamiento, expendio y consumo, aducen que es un gran negocio porque su prohibición lo hace más llamativo y lucrativo, lo hacen pensando en una alternativa para acabar el sangriento mercado del narcotráfico. Unos exponen razones de peso y otros de dólar y si bien podamos o no compartir su teoría, todos los días aparecen más adeptos a la misma. Dejemos ahí.

De otro lado, creemos que nos hemos llenado de prohibiciones, reglamentaciones y restricciones que van desde la no utilización de sustancias sicoactivas  en algunos lugares para proteger ciertos entornos hasta la de reglamentar el sonido dentro de las residencias, para respetar la tranquilidad de otros en el vecindario, cómo una norma de conducta del buen vivir.  Somos un país reglado dirán algunos, somos un país de prohibiciones gritarán otros. Este planteamiento también tiene adeptos y adversarios.

Una de las normas que más incomoda a los ciudadanos de manera permanente y que todos los días es escenario de múltiples discusiones es la restricción del uso de los vehículos a través del famoso pico y placa, hasta el punto  que muchos pudientes han adquirido dos vehículos con placas que no coincidan y muchos otros usan como alternativa la motocicleta como medio de transporte, bien por ser su herramienta de trabajo o bien porque no son capaces de adquirir el buen hábito del transporte público.
Hemos visto como el área metropolitana y en especial la ciudad de Medellín se la han jugado por el uso de la bicicleta o de desincentivar el transporte particular. Las vías cada día son más estrechas y más escasas; las macetas y otros esperpentos han venido invadiendo la malla vial. Los separadores agrandados y poco prácticos hacen más difícil el caminar del peatón, pues este tiene que recorrer demasiadas cuadras para pasar una vía. Y así sucesivamente cada alcalde va innovando hasta que lleguemos a que los carros sólo serán para salir de la ciudad o algo por el estilo.  El nuevo Alcalde llega con un mandato que creemos diferente y que muy seguramente otros alcaldes del área le van a copiar y me pregunto yo, ¿será que levanta el pico y placa y permite así que cientos de miles de vehículos salgan a las calles sin restricción alguna como una novedosa fórmula de autorregulación que nos lleve a tal caos que mejor todos salgamos a utilizar otros medios de transporte y nos aburramos de sacar el carro particular a la calle, porque la movilidad llegue al grado de la inmovilidad?. Puede ser que la no prohibición nos lleve a la solución.