En el pueblo colombiano hay quienes gustan de mirar al suelo; otros al horizonte y unos pocos, al cielo.  El cerdo y los pollos siempre miran al suelo, y el águila y el cóndor al cielo.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

En el escenario de la política, pareciera que se hubiera extinguido o pasado de moda el honor, la caballerosidad y la nobleza interior.  Todo político, que desee alcanzar la confianza del pueblo para tomar las riendas de la nación, debe llevar una pulcritud en vida secreta, privada y pública; debe perseverar devotamente en oración, huir de la maledicencia, de la corrupción, de la soberbia y de la vileza; debe defender la constitución y las leyes de la República de Colombia y hacer presencia en los más necesitados, socorrer a las viudas y a los huérfanos de la guerra; debe ser valiente y proteger al pueblo, sin sectarismos politiqueros; así ha de comportarse un verdadero caballero o dama en el ejercicio de servidor público y gobernante de una nación.

El gobernante íntegro debe ser humilde de corazón y empeñarse siempre en desarrollar acciones y comportamientos que lo dignifiquen, deberá estar dispuesto a emprender largos caminos pacíficos y solidarios; debe asistir a eventos académicos y justas emprendedoras que le permitan no desactualizar sus conocimientos frente a los saberes específicos, con el propósito de lograr un excelente desempeño en la gobernabilidad y gobernanza; debe siempre pensar en el honor, de forma que nunca se vea culpado de cosas ignominiosas, criminales, mentirosas, corruptas, villanas y engañosas; ni pueda ser acusado de cobardía, traiciones, y deslealtades al pueblo que confía en su estrategia para gobernarlo y, debe estimarse como el gobernante serio y responsable, manteniendo sus principios y raíces ciudadanas; así ha de comportarse un verdadero caballero o dama de la democracia como un presidente honesto, idóneo y honrado servidor público al servicio de la patria.

Tal como no me cabe duda de que los gobernantes realmente significativos de Colombia, hoy, son perfectamente desconocidos, creo también que existen otros mandatarios espiritualmente admirables, pero debido a la altura moral y conceptual de sus mentes, su pensamiento debe ser poco atractivo para los que están interesados en que como gobernante no abandone su condición de politiquero y corrupto, por lo cual es improbable que sean conocidos como los mejores hombres y mujeres para gobernar a Colombia.

Sócrates fue condenado por hablar demasiado de la ética y la honestidad; Nerón asesino a Séneca porque la verdad le resultaba intolerable; Jesucristo se rebeló al mundo para practicar justicia y fue crucificado.  Pareciera que en toda época la verdad, la ética, la honestidad, la libertad y la justicia resultaran insoportables para las conciencias negras y perversas, por lo que genuinos gobernantes de la transparencia y la honradez terminan a veces sacrificados o estigmatizados por los corruptos y perversos que se disfrazan de hombres o mujeres honorables.

En honor a la verdad hay que señalar que tampoco es fácil seguir o emular las virtudes de los mejores gobernantes que tiene como referente significativas virtudes, ya que esto involucra un penoso trabajo individual, reservado solo a los que ansían de verdad la excelencia profesional, humana y espiritual al servicio del pueblo.

La mayoría de los seguidores de Jesucristo, por ejemplo, se limitan a imitarlo en lo externo, pero no atinan a emularlo internamente.  Muy pocos “ponen la otra mejilla” a la hora de ser ofendidos y humillados.  Muchísimos menos practican la regla de oro de no hacer a otros lo que no quieras que te hagan a ti mismo.  Resulta esencial comprender que el camino correcto de la virtud del gobernante es el único posible.  Cuando los gobernantes no logran tomar esa ruta o se apartan de ella la vida los castiga haciéndoles girar en círculo, dando miles de vueltas por senderos de gran sufrimiento, cada vez más lejos de lo que realmente desean, sin poder acceder al bien supremo de la felicidad y la tranquilidad de consciencia ansiada, con la única esperanza de hacer algún día lo que no hicieron antes: dirigirse recta y prontamente a la senda de las más altas virtudes humanas.

Antes de ello son muchos los gobernantes los que deben golpearse la cabeza repetidamente contra el muro de los lamentos, llenos de escepticismo, resentimientos, odios, rencores, perversidades y angustia existencial perenne.

P.D. Debemos estar muy alerta para discernir quién es la gran amenaza y piedra del zapato a quien nos tenemos que enfrentar en las urnas el próximo 29 de mayo, para defender la libertad, la esperanza, la justicia y la democracia para el bienestar del pueblo colombiano.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                         Medellín, marzo 18 de 2022