Por: Balmore González Mira

Decían las abuelas con plena sabiduría que en el desayuno se sabe lo que va a ser el almuerzo y eso efectivamente nos está mostrando el novato Presidente de Perú en el inicio de su gobierno, que no podría ser otra cosa que la ratificación de su accionar cuando lideró las protestas en ese país y las espuelas que a medio mostrar rastrilló durante la campaña. En efecto su gabinete de gobierno lo empezó a conformar con lo más radical de su equipo de campaña y con un jefe del mismo que ha sido el extremismo del fundamentalismo marxista radical, homófono por demás y secundado por el fundador de una guerrilla castro-chavista;  ha sido el desayuno y como para que no quede duda de lo que va a ser el almuerzo inmediatamente los mercados encendieron sus luces de emergencia y ante la total incertidumbre de quién podría liderar el ministerio de Economía, se devalúa la moneda de manera precipitada y se caen los mercados como un juego de naipes o en el famoso efecto dominó que deja a esta otrora prospera nación en manos de quién el mundo creía iba a ser moderado en su gobierno, un promotor del socialismo del foro de Sao Paulo, que ya empieza a posar nubes oscuras sobre el pueblo Inca.

‌Lo que debemos es desearle a Perú sus mejores días, dado que  los que están por venir no presagian el modelo de desarrollo que fue implementado allí en épocas mejores  y que hasta mereció reconocimientos internacionales. Los colombianos debemos seguir muy de cerca todo el proceso histórico, electoral, económico y político de esta nación que, como Venezuela, podría convertirse en un aliado de nuestra economía y de liderar los procesos de cooperación internacional en seguridad,  o en un dolor de cabeza peor que el que tenemos desde Caracas, donde en solo 20 años han destruido la economía, la seguridad, el desarrollo y el bienestar de la comunidad y lo que es peor, han dejado al pueblo sumido en una profunda pobreza y en una dictadura que ha acabado y pisoteado de forma única la democracia, del que pudiera ser hoy el gran gigante de Latinoamérica, con las riquezas que derrochó. Colombia debe ir copiando los buenos ejemplos para replicarlos y los malos para nunca imitarlos y siempre rechazarlos. ¡Ojo con el 2022!

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