Por: Jaime Humberto Ramírez Cadavid

    La pandemia generada por el Covid 19,    afectó índices socio económico a nivel mundial de manera acelerada; pero, para una sociedad como la nuestra, sin duda alguna, lo más lamentable fue el atraso a nivel educativo.  Se pudo evidenciar el atraso en cobertura digital, en el acceso a las Tecnologías de la Información y la promoción de estudiantes a ciclos superiores solo por el simple cumplimiento, sin el mínimo conocimiento, reconocimiento, argumentación e inferencia sobre cualquier planteamiento. Paradójicamente, la pandemia también sirvió para reconocer la importancia del maestro, la valoración de la práctica docente, la importancia de las instituciones educativas.

Partiendo de estas evidencias erróneamente se pensó que, si se acortaba la brecha digital donando tabletas y llevando computadores a las casas, se iba a posibilitar el aprendizaje y se convirtió en un plan bandera para muchos gobernantes y para otros tantos en un dolor de cabeza.

La brecha digital. Que todo sea más fácil, es la concepción de la gran mayoría, que todo se obtenga con el mínimo esfuerzo, es lo que se promueve en las calles y en todos los estamentos del estado, incluido, tristemente el sector educativo.  El acceso tecnológico a todo tipo de información a tan sólo un clic y el deseo de obtener todo de forma inmediata, nos están anulando el desarrollo del razonamiento, volviendo a una sociedad más simplista, sin valores, más irracional y cada día más corrupta.

Para quienes estamos convencidos de lo que significa un proceso adecuado de enseñanza aprendizaje, para quienes conocemos las realidades de los hogares de nuestros estudiantes, para quienes conocemos las consecuencias de la guerra generada por el narcotráfico y la producción de facilistas mediocres en este país, sabemos que se necesita a nivel educativo una gran reforma, no sólo post pandemia, sino desde  la legislación que cada vez se está quedando más desactualizada, desde el compromiso de nuestras familias, desde el compromiso de las entidades gubernamentales y desde la concepción y compromiso que deben tener quienes están a cargo de la educación en Colombia, los maestros.

El reto para nuestros líderes, para nuestros dirigentes es grande, Transformar la educación.

Una educación más centrada en el ser, en lo emocional, que permita el desarrollo de la identidad y la personalidad. Se debe pensar en escenarios didácticos emocionales y recursos pedagógicos desde y para lo social. No quiere decir esto que abandonemos los lineamientos curriculares o que, por el mal uso de la tecnología, esta no se use.

Por el contrario, la tecnología debe ser aliada fundamental en la educación, como un recurso y/o herramienta valiosa que posibilite llegar a toda la comunidad, pero sobre todo que fomente en el estudiante un pensamiento lógico y estructurado a través del trabajo en el aula. Esto convertirá a los estudiantes en ciudadanos pertenecientes a aldeas globales, conscientes del otro y capaces de afrontar y transformar las realidades de su entorno.

La educación pensada desde el ser, es la gran apuesta de la educación en Colombia. Necesitamos seres más respetuosos, más honestos, más tolerantes, más críticos, más humanos.

Se requieren más líderes comprometidos con la educación en Colombia, maestros con vocación y compromiso, Una escuela intencionada con la calidad de la educación, desde la calidad del ser, desde la transformación del ser, desde la adaptación de currículos acordes a las necesidades de nuestras comunidades y a las habilidades de los estudiantes y no encasillados desde lineamientos cognitivos infructuosos.

La educación pensada desde el ser requiere de un compromiso serio y profundo y de una reestructuración consciente del currículo, un currículo que potencialice las aptitudes y habilidades del niño, que incorpore materias que fomenten lo disciplinar en el hogar, en espacios públicos y en la escuela; un conocimiento generador no acumulativo, sino un conocimiento desde la acción, desde el cual se enriquezca la vida de los estudiantes y se les ayude a comprender y desenvolverse idóneamente en el mundo,  perfilando así su formación y por ende su vocación.

En una sociedad anhelante de cambios trascendentales es imperante transformar la educación con el apoyo de todos. Es un gran reto para  nuestros líderes políticos que aspiran a llevar las riendas de este país, el momento es crucial para realizar un acuerdo político, una gran coalición por la educación, que permita transformar las leyes que rigen el sistema educativo, es el momento de convocar a expertos en educación,  conocedores de las realidades y particularidades de  nuestro país, debe ser un grupo interdisciplinario que le apueste a este cambio, que conozca  y reconozca la legislación, la metodología, la didáctica, la comunidad, el conflicto, capaces de priorizar,  proponer y gestionar cambios contundentes para innovar y dar pasos firmes hacia una Colombia mejor.

La transformación es ahora.

La transformación es ahora.

Jaime Humberto Ramírez Cadavid*

*Especialista en Ciencias Sociales y Políticas Consultor y Asesor en Calidad Educativa

Enviado desde mi iPhone=