Por Iván de J. Guzmán López

A Manuel Molina Aristizábal, gerente de la cadena hotelera Dann Carlton, le debemos mucho. Y digo, le debemos mucho, porque ha demostrado, durante tantos años de su gestión empresarial en Medellín y en Colombia, que en su corazón y en su proceder hay un amor por este departamento y este país, que en oportunidades va hasta el sacrificio. Todavía recordamos la dolorosa época de la pandemia, cuando las empresas, y en especial en el sector hotelero (sin duda, de los más golpeados entonces), se despedía a las personas sin miramiento alguno. En el caso del Dann, la primera observación gerencial a sus equipos de trabajo, fue la de: “no se despide a nadie”.

Igualmente, cuando ocupamos la cadena hotelera que gerencia, se hace tangible la Escuela de Calidad Dann Carlton, una hermandad creada por el señor Molina, que garantiza al visitante una estadía confortable y recordada, donde el ser humano es lo primero. Adicional, como periodista, debo agradecer la acogida y apoyo incondicional que ha dado a los periodistas desde los tiempos de mis amigos Humberto López López y Jaime Tatis del Valle (q.e.p.d).

Pero lo más admirable en la persona de Molina Aristizábal, y que pocos tienen en la misma Colombia y en el propio Medellín, es su amor manifiesto por este país y esta ciudad que, hasta hace 12 años (cuando llegaron los denominados independientes), era justamente denominada, “La Tacita de Plata” o “La Bella Villa”. Hoy, no es ni lo uno, ni lo otro.

Y es que, en las ocasiones que habla, para pintarle la cara a Raimundo y todo el mundo por la indiferencia cómplice que observamos en la ciudad por parte de la prensa, de los gremios, y de tantas instituciones, con lo que está ocurriendo en Medellín y en Colombia, que a toda mirada responsables es muy grave, no le tiembla la voz ni le falta patriotismo:

El jueves 30 de marzo de 2023, en el almuerzo ofrecido por su persona en el Dann Carlton, almuerzo al cual acuden los periodistas de la prensa, de esos que reciben Tablet y les gusta la buena carnita, dijo, sin pelos en la lengua, y con evidente dolor por la ciudad, que lo que ocurre es grave. Se refirió a lo que no hemos sabido defender ante la tartamudez de la gobernación, la nefasta alcaldía de Daniel Quintero y el gobierno regresivo de Gustavo Petro:

“Solamente les pido de  3 a 5 minutos de atención para lo que voy a decir, porque es muy importante para nuestro departamento y nuestro país. “Lo primero: vamos mal; vamos muy mal. (…). Acaban de morir dos aerolíneas como Viva, y ya ayer, Ultra, y nadie dice nada, y nos afecta todo el destino Medellín y Colombia, porque la principal base de Viva era Medellín y Antioquia, y la principal base de Ultra era Medellín y Antioquia. Por favor: cuántos empleos directos, cuántos indirectos, cuántos los tures, cuánto la conectividad, cuánto los empresarios. Da vergüenza como estamos actuando. Ni la alcaldía, ni la gobernación, ni nadie. Los gremios tendrían que estar unidos ya, en una rueda de prensa…. Algo debíamos hacer de bulla…

¡Es un atropello lo que nos está pasando en el país!…     

La prensaLo único que busca la prensa bogotana es que el ministro diga que Ultra se robó la plata… ¡No, señor!: el gran culpable es el gobierno con lo de Viva, y con haber empanicado a la aerolínea chilena que venía a comprar a Ultra”…

Queja sentida, queja dolorosa, fueron los minutos de la intervención del gerente del Dann, en su propia casa, ante varios gremios, y, en especial, ante un sector de la prensa que nunca falta a esos almuerzos (a los que poco o nunca voy, porque la comida y los regalos son tapabocas en pandemia o sin pandemia). Queja de dolor que delata un profundo amor por esta ciudad, este departamento y este país. Estamos de acuerdo, apreciado gerente: tal vez lo que más concita a la vergüenza es la indiferencia cómplice de la prensa, de sectores enteros de la producción, de la sociedad civil, de los estamentos militares y educativos, ante las circunstancias económicas, sociales, de violencia, y, sobre todo, de apabullamiento y exterminio de las fuerzas militares y de la empresa privada, la misma que ha dado grandeza, empleo, bienestar e historia al pueblo de Medellín, de Antioquia y de Colombia.

Para terminar, digamos que tal vez el cariño que le profesa el señor Manuel Molina a la prensa, y el tener a buena parte del gremio tan a gusto a manteles cada 8 días en sus hoteles, le impidió tocar temas como los ojos cerrados y los oídos tapados ante las fechorías del alcalde Quintero, en especial cuando quita y pone gerentes de Cali u otras ciudades al canal de la ciudad, para así usar a Telemedellín como propiedad privada y simple  maquilladora de su imagen.