QUÉ QUEDA DESPUÉS DE LAS MARCHAS

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Por:  IVÁN ECHEVERRI VALENCIA

Hay que reconocer que hubo una gran convocatoria de todas la centrales obreras, empleados públicos, sindicatos, estudiantes, docentes, pensionados, madres comunitarias, la iglesia, ambientalistas, artistas, entre otros sectores de la vida nacional. Antes de realizarse la misma, los propósitos ya se habían  cumplido, por el amplio conocimiento de todos los ciudadanos tanto en el territorio nacional como en el extranjero,  de ella y los motivos que la animaban.

El éxito del paro, sirvió para que el pueblo enviara un mensaje contundente y serio, de las  inconformidades y necesidades al gobierno nacional, a los dirigentes políticos y empresariales, los cuales no pueden seguir subestimándolas ni mucho menos, enviarlas al rincón de San Alejo, como se hizo con los 12 millones de votos, que pedían un estatuto anticorrupción.

Hoy, nuestro país, reclama a gritos ser escuchado y solicita soluciones efectivas a sus inconformidades.  El Presidente Piñera de Chile, decía cuando tenía el agua a la altura del cuello: craso error, no haber escuchado la voz del pueblo y estar indiferente a sus necesidades.

Los ciudadanos, hoy más que nunca, son conscientes de todos sus derechos, minimizar sus pretensiones, conllevaría de manera peligrosa a la inestabilidad del país y su democracia.

Las razones que asistieron a los marchantes, fue el de elevar su protesta y el de impedir que se les siga cercenando sus derechos laborales y pensionales, con proyectos de ley que actualmente están en curso en el Congreso de las República, sin que hayan sido concertados en la mesa laboral. Se suma, además, la reprobación por la muerte de líderes sociales, indígenas, desmovilizados y niños, la corrupción galopante, las privatizaciones, la reforma tributaria y la falta de un sistema de salud, que verdaderamente proteja la vida.

En estos momento de crisis y de malestar ciudadano, es cuando se conoce el talante de los gobernantes, es entonces, la oportunidad para que el señor Presidente Duque, ponga a trabajar su imaginación, autonomía y carácter  para  encontrar nuevamente el rumbo de la nación, a través de un diálogo concertado con todos los voceros de los partidos, sectores  sociales y colectivos, sin excepciones ni discriminaciones.        

John F. Kennedy, decía: En la crisis, sé consciente del peligro, pero reconoce la oportunidad. Después de un complicado día, la marea bajará temporalmente, lo que dará lugar, a que el alto gobierno, suelte el retrovisor, y comience de una vez por todas a gobernar, a tener su sello propio, para ello, es necesario, que su partido (Centro Democrático), le ayude bajando el puño, su intransigencia y belicosidad tanto en su lenguaje como en sus procederes, que solo atizan y exacerban los ánimos.

Tradicionalmente los Presidentes en Colombia, se han convertido en los jefes únicos de su colectividad, lo que sería de gran utilidad para su gobernabilidad, que el Presidente Duque, lo asumiera y así  tener el suficiente liderazgo sobre sus congresistas y militancia, para poderles cambiar su chip de oposición y de estar en contravía con la nación, y también poder lograr algunos acuerdos políticos tan necesarios en esta época.

Debemos ser conscientes que nos encontramos frente a una crisis del Estado, por lo cual debemos acudir prontamente a buscar soluciones; de lo contrario, sería perder más gobernabilidad y  aumentaría la inestabilidad institucional y el caos.

El mandatario de los colombianos, está a tiempo de reinventarse, de recuperar el rumbo de la nación, abriendo los espacios para que los diferentes sectores de nuestra sociedad, se sienten a pensar, a construir una ruta crítica y a lograr acuerdos en la solución de los problemas.

Lamentamos y condenamos que unas marchas pacíficas, culminaran en graves desmanes por parte de desadaptados, terroristas y ladrones, a los cuales les debe caer todo el peso de la justicia.