Por: IVÁN ECHEVERRI VALENCIA
Ad portas de comenzar una nueva década, nos movemos entre la incertidumbre y el optimismo, vislumbrándose muchos desafíos por parte de todos los sectores de la vida nacional y regional.
El año 2019, termina con un ambiente social relativamente tranquilo a causa de la época de navidad y año nuevo, como decía un ciudadano extranjero, en ninguna parte del mundo se vive el mes de diciembre con la intensidad, familiaridad y alegría, como se siente y se celebra en nuestro medio.
A escasas horas de enterrar el año viejo, el crecimiento económico va a estar en 3.6 por debajo del pronóstico del gobierno a principios del año y, que decir del aumento del desempleo a un 10.7% que equivale a más 2.7 millones de colombianos con las manos vacías y como decía mi abuela: mirando tristemente para el páramo. Al preocupante panorama hay que añadirle los 600 mil inmigrantes venezolanos que se parquean en todas las esquinas de las principales ciudades del país, de forma mendicante, sumándose muchos de ellos a la sonoras protestas que sacudieron al territorio nacional, con sobradas razones y otras por desinformación, haciendo celebre a la querida y afamada cacerola.
El año 2020 nos deparará muchas noticias de carácter político, económico y social. Los gobernadores y alcaldes, iniciaran sus períodos en un ambiente cauto y también optimista, donde no la tendrán fácil, ya que las arcas las encontraran agotadas y comprometidas, por lo que deberán proveerse de nuevos recursos, tarea complicada, por ser la mayoría de los entes territoriales improductivos, por lo que en principio deberán dedicarse a culminar el sinnúmero de proyectos heredados, porque abandonarlos se convertirían en un verdadero detrimento patrimonial con consecuencias fiscales y disciplinarios. Los nuevos gobernantes, deberán utilizar la imaginación y creatividad para poder financiar sus planes de desarrollo.
La mermelada ya está cocinada y será sutilmente repartida a cada congresista y grupo político que coadyuvaron a sacar los proyectos de ley más relevantes para el Gobierno nacional, como la discutida ley de financiamiento(R Tributaria).
A pesar del buen recaudo del 2019, el gobierno, durante los años 2020 y posteriores, deberá apretarse el cinturón para racionalizar el gasto, ante la caída de los recaudos del 14.3% del PIB a un 13.5% del PIB, gracias, a los aguinaldos desproporcionados otorgados por el Gobierno y Congreso a los grandes empresarios y personas más ricas del país. La inestabilidad fiscal se dará, aunque muchos lo niegan, porque la deuda del Gobierno central se acrecentará, lo mismo que los gastos operativos y las transferencias territoriales.
Del año bisiesto no esperamos ninguna sorpresa agradable, por el contrario continuamos con los paseos de la muerte por el nefasto sistema de salud, que le quedó grande a todo el mundo. La inseguridad en todo el territorio nacional, principalmente en la grades ciudades, va en aumento, y desdice mucho de la efectividad de las Fuerza Pública.
La Justicia continuarán con los escándalos de corrupción, politiquería e ineficacia, mientras la delincuencia común, el narcotráfico, el asesinato de líderes sociales, ambientalistas y reinsertados ensombrecen más la triste realidad.
Soñábamos que la paz se consolidaría, pero preocupa que por el desgano de los que actualmente ostentan el poder, nuevamente se esté diluyendo entre las manos.
La corrupción, nos seguirá ganando la batalla, ante la desidia de los órganos de control y de sus jefes, dedicados únicamente a buscar vitrina y réditos políticos, sacrificando la eficiencia y eficacia.
Espero que el 2020 nos depare muchas satisfacciones por parte de nuestros verdaderos embajadores y héroes que son los artistas y deportistas, que cada vez que actúan y participan dejan muy en alto la bandera de Colombia.
A nuestros amables lectores les deseo un venturoso año del 2020, lleno de paz, amor y prosperidad.