Por: Balmore González Mira

Cada año por estas fechas nos hacemos propósitos diferentes, unos posibles y otros  irrealizables; unos más difíciles que otros, pero este ejercicio se ha convertido en toda una ceremonia y casi una obligación de la humanidad cada que el calendario nos da el comienzo de un nuevo año. Estas ritualidades que van desde la promesa de gimnasio, no comer grasas y hasta no volver a consumir licor, no volver a ser incumplido, madrugar y en fin,  son las más comunes. Sin embargo quisiera que en esta oportunidad nos dispusiéramos a otros propósitos que no son difíciles  y ayudarían a toda la humanidad y que son un poco más impersonales, como son los del buen comportamiento ciudadano.

Haré un listado de propósitos comportamentales que no implican orden numérico alguno y que de cualquier forma ayudan inmensamente; usar poca agua en la ducha, usar poco detergente contaminante; no fumar ni vapear, no arrojar basuras ni residuos de ninguna naturaleza; no hacer ruido, no hacer quemas indebidas. No botar la comida; Cero tala de árboles, no contaminar las aguas. Desconectar los aparatos eléctricos, los computadores, los cargadores de celular y otros adminículos;  apagar el televisor cuando no estamos viendo. Así como no tener fauna silvestre y tratar bien a todas las mascotas, ser buenos ciudadanos al sacarlos.

Qué tal si los sumamos a los buenos propósitos de ser buen vecino, tratar bien a toda la gente con que nos comunicamos; saludar amablemente, dar las gracias, pedir bien los favores; sonreír al agradecer a los recicladores y a todos quienes con sus trabajos diarios nos llenan de felicidad, y en fin, tener gratitud con la vida y darle gracias a Dios por todo lo que nos prodiga, una familia, alimento, techo, lecho y salud. Amén

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