Por: Misael Cadavid MD

Con el advenimiento de la vacunación, hay un optimismo creciente que 2021 será el año de la reactivación económica y el regreso a la normalidad, pero el rumbo de la economía sin lugar a dudas estará marcado por los rebrotes, limitantes logísticos  de la vacunación y hasta por los profundos cambios en el comportamiento social.

La enseñanza que deja la historia de las pandemias es que sus efectos económicos duran más de lo previsto y el caos económico que dejan requiere un tiempo largo para recuperarse.

Clínica y Epidemiológicamente una pandemia dura por lo general 2 años y suele tener más de una ola de rebrotes, hasta tres como la Gripa Española de 1918.

Pero lo peor viene después porque la recuperación es muy lenta y posiblemente la recuperación del empleo para que regrese a los niveles previos de 2019 puede tardar hasta 6 años como lo afirma el historiador económico Niall Ferguson.

Sin lugar a dudas esta pandemia es la mayor conmoción económica desde la Gran  Depresión de 1929 o desde la 2da Guerra Mundial, pero podría incluso ser más severa, pues una pandemia no genera la demanda de obra de mano, ni mueve la economía como una guerra, en que la producción  de bienes y servicios aumenta.

Es probable que temas como el turismo a escala masiva, viajes, entretenimiento y todas las actividades que requieran cercanía no se puedan recuperar tan rápido. ¡Hasta bailar se nos podría olvidar!

Y es que una pandemia tiene un gran poder, no solo infectocontagioso, y es el de crear  malestar social, reducir el gasto de las personas, destruir el impulso empresarial y debilitar la confianza para invertir.

Las consecuencias a largo plazo de la pandemia pueden ser los bajos rendimientos de los activos, oportunidades de Inversión reducidas, posiblemente debido al aumento del ahorro preventivo por el lógico miedo al desempleo de larga duración, lo que se podría traducir en una prolongación de la recesión.

Definitivamente las guerras, las anteriores pandemias y las depresiones económicas históricamente han estado signadas por la poca demanda, por el bajo consumo, la poca oferta  o la baja inversión, pero la que estamos padeciendo las combina todas.

Indudablemente está pandemia le dio un gran latigazo a la globalización, acentuara tendencias como la digitalización y automatización y subsecuentemente desacelera el conglomerado urbano y poco a poco nos volveremos más rurales. Ya se demostró que el hacinamiento y la integración presencial social pueden facilitar la propagación de nuevas enfermedades. Sin duda la pandemia cambiará la expansión urbana y el negocio inmobiliario estará en la ruralidad.

s probable además que los países con economías más avanzadas y con más inversión en tecnología y trabajadores más calificados sean los más beneficiados durante la pospandemia, lo que acentuará las brechas sociales entre pobres y ricos.

La historia muestra que las pandemias y sobretodos sus deletéreas consecuencias, son más duraderas de lo previsto inicialmente. Por tanto, hay que esperar que la recuperación de la economía podría ser más lenta e incierta.

La pandemia y su amplio impacto no desaparecerán este año, ni una vez se generalice la vacunación.

Los rebrotes, las nuevas cepas más contagiosas, las restricciones y el lento avance en la vacunación son algunos de los peligros que podrían dinamitar la recuperación económica mundial.

Por eso, más que hablar de un mundo postcovid y del regreso a la normalidad, hay que imaginar  un mundo con Covid y todas las repercusiones que traerá.

Pensar que con solo superar  la crisis sanitaria es suficiente  para que la economía se recupere es ilusorio, el país debe prepararse para implementar reformas estructurales no solo económicas sino sociales que eviten el impacto de la misma.

¡Las lecciones de la historia son sabias!

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