Las buenas personas y las buenas acciones en el viaje de la vida pueden cambiar la sociedad, no importa cuán terrible sea el mal camino.

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Cuando leía a Hamlet de Shakesperare me sacudieron estas palabras de sabiduría que he procurado llevarlas conmigo a lo largo de mis años de vida.  Quiero partir de las que Polonio dio a su hijo Laertes la víspera de que emprendiera su viaje y son las siguientes: “Pero sobretodo, sé sincero contigo mismo, y de eso se derivará, como la noche sigue al día, que no podrás ser falso con los demás”.  Pueden decir lo que quieran acerca de Polonio y su hijo, ambos son personajes complejos y ambiguos, pero la profunda utilidad de estas palabras es innegable en el camino de la vida: Cree en ti por encima de todo.

Esto constituye un buen consejo no sólo para emprender cualquier viaje, sino para emprender el viaje de la vida.

Nuestro viaje nos ha llevado alrededor de nuestros sueños varias veces.  Hemos obtenido oportunidades de estudio y trabajo para servirle correctamente a la sociedad, y esto nos hace acreedores a poner en práctica la virtud de la gratitud, la fe, la esperanza y la caridad.  Cuando tuvimos la dicha de obtener y aceptar un puesto en el área específica que estudiamos, nos sentimos en la cima de la felicidad, podíamos obtener fondos para continuar el viaje, por nuestra propia cuenta, y por el camino de la academia, la ciencia y la tecnología.  Nos sentimos confiados para tratar de revivir nuevas esperanzas que siempre habíamos valorado como importantes en nuestro proyecto de vida.  Fue algo muy difícil y complejo, pero seguimos luchando para juntar todas las piezas del rompecabezas, pero al final tuvimos que aceptar que la era dorada no era tan simple para hacer realidad tantos anhelos del pasado sin empuñar la disciplina, la dedicación, el esfuerzo, el trabajo duro y la adversidad constante.

Establecer un laboratorio de investigación sobre nuestro propio proyecto de vida personal y profesional exitoso y estar al frente de él es una tarea compleja y difícil, y es todo un reto.  La decisión de abandonar nuestro pueblo y familia para trasladarnos a otros lugares extraños no fue sencillo, pero si no lo hacíamos, la alternativa de quedarnos allí instalados en el confort, hubiese sido una vida mediocre y de fracaso.  Es necesario creer en uno mismo para tomar las decisiones que la vida nos reclama.

Una canción muy conocida de Frank Sinatra, de la década de 1970, describe esta experiencia significativa con bastante exactitud: “Ahora bien, nada es imposible.  He encontrado que cuando caigo de bruces puedo ponerme de pie, sacudirme el polvo y empezar de nuevo.  No pierdas la confianza en ti mismo si resbalas, se agradecido por todo lo que te ocurre y ponte de pie, sacúdete el polvo y comienza de nuevo.  Trabaja como un alma inspirada, hasta que llegue el día en que ganes la batalla.  Quizá te encuentres enfermo y cansado, pero tienes que comportarte como un ser íntegro, honesto y responsable, hijo mío.  Recuerda a los hombres y mujeres famosos que han tenido que caer y levantarse de nuevo.  Así que respira profundo, ponte de pie y comienza una vez más”.

Esta pegajosa canción se nos ha quedado en la cabeza durante años, y nos damos cuenta de que se relacionaba de manera extraña no sólo con nuestra carrera profesional sino con todo el campo humano, científico y tecnológico.  Nos dimos cuenta que en las investigaciones científicas el público sólo aclama los grandes logros, los descubrimientos notables.  Sin embargo, los innumerables años de trabajo, los callejones sin salida, las cacerías o caminos equivocados y la falta de recursos económicos son cosas bastante comunes antes de realizar logros académicos para estar en el mundo de la ciencia y la humanización.

Hay que tener fe y esperanza en uno mismo.  Debemos ponernos de pie cuando nos caemos.  El éxito en el mundo de la educación, de la ciencia, la empresa, la política, la cultura, el trabajo, el deporte, entre otros, se basa en los fracasos.  Si no fracasamos es porque no intentamos nada nuevo.  De hecho, el método científico requiere que luchemos exhaustivamente para refutar o desvirtuar nuestras mejores ideas.  En realidad, es preciso que tratemos de encontrar, una y otra vez, los posibles errores en nuestras hipótesis.  En ocasiones las consecuencias son desastrosas, pues se llega a comprobar que días, semanas y meses de trabajo no han sido válidos.  Los hombres y mujeres amantes de la ciencia, la educación y la gestión del conocimiento estamos bastante acostumbrados a caer de bruces en el polvo.

El avance de la educación, de las ciencias y del entendimiento depende de que uno se ponga en pie después de los fracasos.  La búsqueda de conocimientos no tiene fin y tenemos que ser incansables si deseamos mejorar nuestras vidas y la de todos aquellos que nos rodean.  Si permitimos que los inconvenientes y fracasos nos detengan, entonces estamos perdidos para siempre.  Debemos ser sinceros con nosotros mismos, con nuestras pasiones y nuestras rarezas, y de eso derivarán, como la noche sigue al día, grandes beneficios para la nueva generación que se levanta, y que, hoy, tienen un serio compromiso con la patria colombiana.  ¡Más claro, el agua!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                                      Medellín, octubre 15 de 2022