Por: Balmore González Mira

Una de las necesidades más apremiantes de la humanidad en el planeta es qué hacer o cómo resolver el problema que se genera con las basuras que producimos diariamente. La sociedad de consumo, unida al crecimiento poblacional, el desorden y la incultura, nos están llevando a ahogarnos en las basuras y ello aplica tanto para el sector urbano como rural. En el primero las calles son hasta el recipiente de las mismas y las alcantarillas hoy se saturan por su mala disposición;  y en lo rural, las basuras van a los ríos, caños y acequias y a hacer piletas para ser quemadas y seguir con un círculo de contaminación interminable con todos los factores de daño y de salubridad pública que ello implica.

La preocupación tampoco es ajena a los pequeños municipios y centros poblados que no han sabido cómo afrontar y enfrentar la problemática y que definitivamente lo único que ven en el horizonte son los rellenos sanitarios, pero que de manera individual resultan unas soluciones costosísimas que no pueden soportarse con sus cortos presupuestos. Realmente para pensar en una solución a una problemática generalizada hay que pensar en soluciones colectivas. En los municipios del Occidente,  Suroeste y hasta en el Urabá antioqueños, se vienen presentando unos mismos indicadores de la problemática, más acentuados obviamente dónde hay más población, bien sea permanente o transitoria, como ocurre con el triángulo turístico del occidente cercano donde Santafe de Antioquia,  Sopetrán y San Jerónimo se han convertido en el dispensario de plástico y desechos de los visitantes, con cargas de basuras que producimos sin una buena separación y sin cultura de reciclaje o reúsos como fundamento de la economía circular que ahora nos convoca como una forma de afrontar el problema. Para ello se ha conformado una mesa de trabajo coordinada por El Plan Buriticá, que convoca con elementos primarios de educación y equipos y grupos de conocimiento, alcaldías municipales, Gobernación de Antioquia, Corporaciones Ambientales, que van  desde el establecimiento de los PGIRs, con un componente muy especial en educación y con implementación de rutas selectivas, que nos lleven a pensar que será muy poco el residuo que se lleve a la que podría ser la solución para una vasta región,  con la construcción de un Parque Ambiental Regional para el tratamiento, separación, reúso, reciclaje y aprovechamiento de Residuos que generen empleo y riqueza y que permitan un desarrollo sostenible, a través de una economía circular, donde seamos amigables con el medio ambiente y el entorno.

La problemática es grave y el diagnóstico está claro, la solución puede llegar si hay voluntad política y conciencia colectiva de  la necesidad que hoy tenemos, ad portas del cierre de varios rellenos en los municipios o que operativamente son mal manejados y de la crisis que se le avecina al Relleno sanitario de Pradera que no sólo eleva los costos por su lejanía, sino que también viene cumpliendo su vida útil y de no tomar cartas en el asunto estaremos muy pronto inundados de basura con las consecuencias funestas para la salud que esto conlleva; o que si somos capaces y superiores a los intereses personales o individuales, vamos a poder tener un gran parque ambiental dónde los residuos no sean basura, sino una fuente de empleo, riqueza, abono y el camino para mostrar que unidos en un buen propósito, somos capaces de construir lo que jamás haríamos solos. Manos a la obra para que sigamos pensando en grande.

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