Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS         

Breve es nuestra vida, en breve se acaba; la muerte llega rápido, nos arrebata sin piedad, a nadie perdona.

Este es el drama humano en tiempos de “pandemia personal”, en el diario peregrinar de nuestra vida en cada instante, impulsados por el amor, la amabilidad, la prudencia y la compasión.  El caminar del que es motor el amor para desafiar las inclemencias del tiempo, y no atemorizarnos por el riesgo que nos amenaza.  Ese camino se recorre con ilusión, fe y alegría, está lleno de luz en medio de la noche, es camino de paz y de esperanza, aunque resulte a veces azaroso y traiga consigo sobresaltos.

Hoy, quiero reiterar: La vida es ciertamente breve, e importa saber recorrerla a buen paso, siguiendo el camino que llegue a buen puerto, en búsqueda de un ideal que de verdad valga la pena.  Así hemos de hacer en este 2021, a lo largo del camino, y en todo el tiempo que nos quede de vida.  No debemos olvidar que hay dos motores capaces de encender las pasiones y de arrastrar al ser humano a través de cualquier dificultad: El odio y el amor.  Bien sabemos que el odio es fruto y fuente de amargura y resentimiento y que esclaviza y arruina a quien domina.  Cuando se contempla a alguien que nos persigue, insulta o hiere movido por el odio, se inunda el alma de una pena profunda, por su insondable infelicidad.

Es mucho mejor escoger libremente la fuerza del amor y la compasión.  El amor llena de gozo, hace feliz al hombre y la mujer y les conquista la única libertad.  Para dar plenitud a esta vida, siempre breve, que en cada minuto se escapa, nos hemos de dejar arrebatar por el amor, hemos de acertar en servir esos altos valores trascendentes que de verdad valen la pena, que ennoblecen y dignifican al ser humano y le confieren la verdadera felicidad.

Cuando esta luz refulgente inunda el alma, se entiende bien cuánto importa adquirir y enraizar las convicciones sólidas que marcan de por vida la diana hacia la que debe apuntar el amor y la compasión, que señalan ante cualquier situación el norte clasificador, convicciones firmes que sería loco descamino traicionar.  Bajo su guía certera, se peregrina por la vida con paso seguro, aunque a veces pueda haber tropiezos transitorios; se encara uno con lo que debe hacer con valentía, con fortaleza, sin temor, si fuera preciso a jugarse la vida; y se avanza por el camino con sencilla serenidad y prudencia, sin aire de desafío ni espíritu de pelea, sin violencias para nadie, en siembra abundante de concordia, empatía, armonía y de paz.

No debe sorprendernos -y menos amedrentarnos- si en nuestro peregrinar itinerante por la vida topamos a veces con la incomprensión o aun la hostilidad; no nos extrañe si en alguna ocasión nos toca soportar el desprecio, la calumnia o la burla; ni de que en no pocos casos hayamos de ir contra la corriente.  Lo que verdaderamente importa es que en todo nos mueva ese amor y esa compasión que son capaces de llenar sin medida, y que se desbordan en buscar para todos la equidad, la justicia, la verdad, la paz y la libertad.

Permitidme, amables lectores, que los exhorte a valorar, aprender y a ser muy vuestro el espíritu que los anima a aprender a Vivir juntos; que los anime a que abran de par en par las puertas de su inteligencia y de su corazón a esas verdades trascendentes que he querido plasmar en tu pensamiento, para que sean luz y fortaleza en tu voluntad, para el año que comienza.

De este modo, ahora y en todo el transcurso de la vida, sabrás informar tus obras con esos principios raíces, los darás a conocer a los demás y los defenderás donde sea preciso, sin enfundarte en la poltrona de la comodidad y el confort, de los ataques abiertos o insidiosos de quienes se empeñan en desconocer la grandeza y la dignidad del hombre y la mujer.  La vida es breve, la muerte a nadie perdona.  No podemos dejar que se nos escape estérilmente o en forma desdichada.  Hay que esforzarse y sacrificarse por descubrir el camino correcto y certero que conduce a la plenitud en la vida y, darlo luego a entender a los demás para que también alcancen ellos la felicidad.

Como puedes observar, en este primer mensaje de Año Nuevo, les quiero recordar la brevedad de la vida que nos llama a un caminar firme y responsable, guiados por convicciones sólidas y principios éticos, en amistad, alegría y paz para todo el pueblo colombiano.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                Medellín, enero 5 de 2021