Reforzar el diálogo democrático y la seguridad para construir la paz en las regiones es un reto inaplazable, en época de crisis

POR: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

En Colombia se requiere reforzar el diálogo, la confianza y la interacción, para construir conjuntamente una nueva nación de paz, estabilidad y cooperación.  Para ello, urge debatir como colectivos sociales las estrategias sobre seguridad, cooperación, paz y estabilidad duraderas, y fomentar conjuntamente el desarrollo integral y la prosperidad, lo que no solo ejercerá un papel importante y trascendental en la seguridad de los colombianos en todas las regiones de la patria.

La elección del nuevo presidente de los colombianos está estrechamente vinculada al destino pacifico de los pueblos.  La estabilidad y la revitalización de la democracia y la libertad en el país, favorecen a la paz y el desarrollo integral de nuestras comunidades.  Hoy día, a pesar de los numerosos riesgos y desafíos que enfrentamos, Colombia sigue siendo un país con mayor vitalidad y potencial en el ámbito de la pluralidad, la divergencia y la solidaridad política, social, cultural, económica y étnica.

En las regiones debe predominar la paz, la empatía, el desarrollo, el trabajo, la cooperación de beneficio mutuo, y los pueblos de esta parte del planeta están llamados a preferir las políticas que promueven la solución de las diferencias y disputas mediante el diálogo civilizado y las negociaciones lógicas y sensatas.  Colombia ha escalado posiciones más altas en el panorama estratégico de lograr la paz en Suramérica.  Nuestro país ejerce un papel cada vez más importante en el proceso de multi-polarización y democratización de las relaciones nacionales e internacionales.  No ha sido fácil llegar a acuerdos a esta situación saludable y, por lo tanto, debemos apreciarla, defenderla y conservarla.

En la actualidad, el gobernante que entrega y el elegido, para regir los destinos de la nación 2022-2026, deben destacar la importancia de la cooperación económica, educativa, financiera, cultural, política, de salud, entre otras, para cohesionar y fortalecer la institucionalidad, y proyectar una nueva visión de país en las regiones.  La cooperación de seguridad tiene que seguir avanzando, superando las dificultades existentes.  Con mecanismos cooperativos más activos, la cooperación de seguridad nacional tiene que empezar a vivir una fase transicional clave.  Dicen los grandes Maestros: “el entendido introduce cambios en el paso del tiempo; el sabio establece regímenes según el desarrollo de los acontecimientos”.

La situación en Colombia cambia y el tiempo avanza.  Necesitamos marchar a la par de los cambios de las circunstancias y el tiempo.  No podemos vivir en el siglo XXI con la mentalidad de la época de la guerra fría, de la patria boba y del juego de suma cero.  Debemos abogar activamente por el concepto de seguridad común, global, cooperativa y sostenible para todos los colombianos, sin exclusiones; innovar el concepto de seguridad y cooperación regionales, para buscar un camino a la seguridad que sea compartido por todos y beneficie a todas las comunidades de Colombia.

Por seguridad común se entiende que debemos respetar y garantizar la seguridad nacional de cada una de las regiones del país.  Colombia es una tierra caracterizada por su diversidad.  Las regiones no solamente son diferentes en cuanto a la dimensión, la riqueza y la fuerza, sino también a la historia, la cultura, las tradiciones y el sistema social.  Por lo tanto, tienen distintos intereses y aspiraciones de seguridad.  Vivimos juntos en esta gran familia, llamada ¡Colombia!  Debido a que nuestros intereses están integrados y enfrentamos los mismos riesgos, estamos constituyendo una comunidad de destino en el cual, si uno prospera, todos prosperarán y, si uno pierde todos perderán.

Finalmente, la seguridad debe ser universal para todos los colombianos.  No es razonable que una región logre la seguridad mientras otras no la tienen, ni mucho menos que algunas regiones se procuren la llamada seguridad absoluta a expensas de la seguridad de otras regiones.  Como dicen los abuelos: “el que intenta apagar la lámpara de aceite del otro de un soplido se quema la barba”.  La seguridad debe ser igual para todas las regiones.  Las regiones de Colombia tienen los mismos derechos a participar en los asuntos de seguridad nacional, así como las mismas responsabilidades de mantener la seguridad inclusiva.  No deben pretender monopolizar los asuntos de seguridad nacional, perjudicando los intereses y derechos de todo el pueblo colombiano.  Hay que respetar el sistema social y el camino de desarrollo que cada región elija.  Hay que respetar y tomar en consideración las preocupaciones razonables de seguridad de las partes involucradas y comprometidas con la paz.

¡Sin seguridad democrática es absurdo construir la paz!

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                              Medellín, mayo 19 de 2022