NOS FALTA MUCHA ÉTICA
Por IVÁN ECHEVERRI VALENCIA
Estamos viviendo en una sociedad convulsionada y farisea donde fingimos una falsa moral con creencias y sentimientos que no tenemos. La verdad, la honestidad, la lealtad, el respeto y la benevolencia, brillan por su ausencia.
Vivimos un dilema ético, discurriendo por un camino lleno de incertidumbres, ya que, no sabemos a quién creerle, si a los ciudadanos del común, a un familiar, al dirigente político, al gobernante, a la justicia o a los periodistas, pues hoy, todo se mueve atendiendo algún interés personal, económico, político, social, religioso y hasta torticero.
Cuando nos adentramos en el campo electoral, el asunto se torna más complejo, por los desafueros y ataques contra candidatos y a todo lo que gire a su alrededor, es decir, no se respeta pinta, ocasionándoles daños en su integridad personal y en otros dejando secuelas morales tan profundas que difícilmente se podrán borrar.
La guerra sucia y la estigmatización de los aspirantes a las gobernaciones y alcaldías, con base en mentiras, en cuestionamientos sin ningún sustento legal, en descalificaciones atentatorias contra sus dignidades y buen nombre, se han convertido en las armas más letales para destruir a sus contrincantes.
Esas clases de bolas o paparruchas, se vuelven verdades mediante la repetición, máxime cuando provienen de personas de altísima reputación o de dirigentes políticos que fundamentan su estrategia electoral, no en ideas sino en semejantes canalladas, las que son acogidas por todos los medios de comunicación, haciéndolas resonar sin ningún recato, ni verificación.
Parece que los medios periodísticos, no se hubiesen adentrado en la cultura de la verificación e investigación, ya que dan por cierto, todo lo que se dice en las redes sociales, en un micrófono, en una plaza pública, en las fincas o en clubes sociales.
Las redes sociales se han constituido en la principal fuente del periodismo y un medio de información de interés general. Manera peligrosa, para conocerse la verdad, en una nación donde abundan las mentiras, calumnias e injurias.
En una sociedad como la nuestra que matan por ver caer, lo pertinente es tener un periodismo responsable y reflexivo, que hagan caso omiso a tantas sandeces y que no sacrifiquen la verdad por la inmediatez. Los medios de comunicación deberían contar con una visión más profunda de lo que van a publicar o a comentar, exigirse como valor ético el mantener el equilibrio entre la famosa “chiva” de la información y el daño que pueden causar en la vida de las personas-
En la recta final de sus campañas, solicitamos encarecidamente a los aspirantes y a sus equipos, que sus actividades estén prevalecidas por la ética, la moral, la mesura, la responsabilidad y viabilidad de sus propuestas en beneficio de nuestra democracia. ¡Juego limpio! no caigamos en lo que decía, Albert Camus: Un hombre sin ética es una bestia salvaje rondando libre en este mundo.