Por Iván de J. Guzmán López

A propósito de la invasión rusa a Ucrania, algunos analistas nos recuerdan que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, los rusos ocuparon los territorios arrebatado a los alemanes en Europa Central y Oriental, los cuales pasaron a formar parte de la entonces Unión Soviética. Para 1949, se conformó la OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) a partir de la asociación de diversos Estados europeos con los norteamericanos, con la idea de defender a Occidente de la hostilidad soviética, y desde entonces, Rusia ha observado con cautela los acercamientos de la OTAN a los países ex-comunistas, luego de la desintegración de la Unión Soviética; pero la OTAN ha venido atrayendo a estos países, valga decir, la República Checa, Hungría, Polonia a finales de los 1990 y Bulgaria, Estonia, Letonia, Rumanía, Eslovaquia y Albania en 1950 que, “supuestamente” le prometió a Rusia, nunca integrarlos a su eje. Todo esto, en el contexto de la denominada “Guerrea Fría”. Sin embargo, en 2004, transcurridos apenas quince años desde la caída del Muro de Berlín, todos los Estados del antiguo Pacto de Varsovia, salvo Rusia, ya formaban parte de la OTAN o de la Unión Europea.

Con la desintegración de la Unión Soviética, Rusia se quedó sin sus territorios históricos, y muchos de ellos, mirando hacia Occidente.

El asunto se torna delicado si Georgia, Moldavia o Ucrania, pretenden ingresar a la OTAN y a la Unión Europea.  Para Rusia es causal de guerra, sin duda. Esto lo sabe Estados Unidos y la OTAN. Mientras en Kiev haya un Gobierno pro- ruso, -agregan los analistas-, en Rusia pueden estar tranquilos de que su zona de contención permanece intacta y de que la llanura norte europea que está abierta para una potencial invasión a Rusia, estaría protegida.

Ucrania es estratégico para Putin, en la medida que  Rusia tiene desventajas geográficas, como las grandes llanuras al occidente de Moscú, que permitirían el acceso directo de tropas en caso de invasión; adicional, carece de un puerto de aguas cálidas con acceso directo a los océanos. Ucrania le garantiza salida al Mar Báltico, al Mediterráneo y al control total del Puerto de Sebastopol.

Ucrania, la despensa de Europa por su masiva producción de alimentos, aparece hoy, en virtud de la guerra, sometida al interés ruso y a su conveniencia, invocando su seguridad nacional. Poco importa su vida de nación o sus gentes, o su cultura. Rusia la reclama como suya. Y si no se logró mediante la vía política, lo hará por las vías de la guerra.

Como Ucrania, hoy aparecen muchas naciones que, tristemente, debemos entenderlas como naciones enajenadas.  Eso nos lo está diciendo la historia: la guerra se ha convertido en moneda de cambio para definir el futuro de muchos países. Muchas de las naciones sometidas, se han convertido en naciones manipuladas o violentadas. Recordemos que al finalizar la Segunda Guerra Mundial, el mundo se convirtió en un escenario bipolar. Causa tristeza reconocer que las naciones sometidas durante la Segunda Guerra Mundial, después fueron repartidas como trofeos de guerra, y aún hoy sufren una erosión absoluta de su soberanía nacional, con autonomía reducida al mínimo, casi a una triste condición de nación enajenada.

Hoy, cuando en varias fronteras de Colombia sufrimos tiranías adeptas a la ideología rusa, nos invade un aire de zozobra e incertidumbre, porque, ganada la batalla política o la militar de los que predican “un mundo mejor” para los jóvenes y para los pobres de Colombia, y prometen una nación donde abundará la miel y la leche, si no entendemos la realidad y actuamos en consonancia, tal vez nos tocará asumir el papel de Ucrania, es decir, el de una triste nación enajenada.

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Gobiernos de 15 países americanos trabajan para evacuar ciudadanos de Ucrania

Bogotá, 27 feb (EFE).- Los Gobiernos de 15 países de América Latina y el Caribe están trabajando para sacar a sus ciudadanos de Ucrania y se solidarizaron con esa nación europea ante la invasión de Rusia que comenzó hace cuatro días, informó este domingo la Cancillería colombiana.

Los ministros de Asuntos Exteriores de Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Guatemala, Jamaica, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Trinidad y Tobago y Uruguay enviaron una carta al jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba, en la que expresaron su “gran solidaridad con el pueblo y el Gobierno de Ucrania, ante la grave situación por la que atraviesa su país”.

“Acudimos a su Gobierno para que permita la salida de nuestros compatriotas y de sus familias del territorio ucraniano, mediante instrucciones precisas a las autoridades regionales, locales y de migración localizadas en las zonas de frontera, a donde están llegando nuestros connacionales con el propósito de pasar a los países vecinos”, agregaron.

Igualmente manifestaron que esperan que “muy pronto el diálogo y la negociación diplomática permitirán alcanzar una solución duradera para el restablecimiento de la normalidad en su nación, así como para la estabilidad europea, regional y mundial”.

Según la Cancillería, en Ucrania hay 222 colombianos, a los que se debe sumar a 31 familiares para un total de 253 que se han registrado ante la Misión Diplomática y Consular en Varsovia del país andino.

Hasta el momento, agregó la información, 76 colombianos han salido de Ucrania desde que inició la invasión de Rusia y en Polonia fueron trasladados a albergues que desde hace un mes el país venía habilitando para ese fin. EFE

jga/dmt

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