Por LUIS ALFONSO PÉREZ PUERTA

“Procul inde profani”: “Mantened la distancia, profanos”, una variante de la vieja máxima latina “Procul hinc, procul ite prophani”: ¡Lejos de aquí, alejaos profanos!

Desde la lógica, aunque sea una variante equivocada, pero, ciertamente, tiene significado en este tiempo de historias melodramáticas; por eso casi con una dosis de seguridad, me atrevo  a escribir esta página, aunque a muchos les duela, y preferirán pasar por alto, o enviar al portapapeles; cuestión que les agradeceré, porque eso sí: nada de extremos sentimentales y enredos que no aportan a nadie… y solo recrean más confusión.

La utopía es lograr una visión impersonal. Lo digo desde mi yo… que soy un simple individuo que decide estudiar: ¿por qué ese lado oscuro tan incierto y que nadie comprende? En el mundo se habla, más bien se grita por las cuatro esquinas que estos son de la derecha y aquellos de la izquierda, y viceversa, pues el orden de los factores no altera el resultado; y todos en maraña hablamos despegando alaridos al mismo tiempo, y nadie escucha a nadie; solo medio sabemos que charlamos como “monos parlanchines”. Lo hacen las autoridades desde su altar, los periodistas desde las emisoras, los políticos desde la tribuna, los sacerdotes, los jefes, los defensores de los derechos, las mujeres, los varones, los adolescentes, y todos desde sus puestos de trabajo, en sus hogares, en las calles, en los parques, en protestas y desordenes públicos, todos frente a un televisor viendo una película, tomando un café, y todos opinamos, pero nadie llega a la síntesis.

Definitivamente es una pérdida de tiempo, y tal vez, por allá, en una buhardilla, quién sabe  quién, alguien contempla y escucha esa escena incomprensible, y se preguntará en su cerebro enfermo: ¿Para qué vivir entre polaridades que no llevan a ningún lugar?

El universo en sí está entre polos: sí y no, luz y oscuridad, mal y bien, fuerte y débil, materia y espíritu, etcétera de palabras que significan lo mismo, pero nada que ver con el desborde de la sociedad en donde morimos. Primero se hablaba de liberales y conservadores, entonces unas mentes muy distinguidas decidieron que esas palabras estaban pasada de moda, y en nuestro País del Sagrado Corazón de Jesús, por ese Gran Espíritu Democrático entramos en la moda de multitud de partidos, pero a la final se conjugan en dos extremos interesantes: Derecha e Izquierda, sin importar el orden, una imitación de nuestras extremidades. Tanto la mano derecha como la izquierda son necesarias para el libre desempeño, así mismo puedo desplazarme con mis pies, pero ni el izquierdo ni el derecho se debaten en una pelea inútil para demostrar quién es el mejor. Solo a veces, por accidente, a cualquiera se le debe amputar una de las extremidades por razones de causa mayor, y la criatura se irá adaptando a su limitación, y caminará con una sola pierna, o con la ayuda de una prótesis, pero no entrarán en una polémica absurda. Quizá, al principio, echará de menos al miembro, que hasta sentirá su presencia “cual fantasma”.

Para concluir esta página, cabe recordar el epígrafe al principio de esta página escrita por un individuo “equis” en una buhardilla un día al azar del siglo XXI.