Por: Pablo Múnera (Tomado de las redes sociales – whatsapp)

La llega de Alejandro Char sacudió el tablero político: puso en jaque al “elegido de Uribe”, que claramente no es Zuluaga. La propuesta de Luis Pérez de ir a una consulta interpartidista con el Pacto Histórico fue más avezada: los puso en jaque a todos, incluyendo a Petro.
A Luis Pérez le encanta el ajedrez como deporte, pero más en la política. Si se corona el movimiento de ir como candidato único del Partido Liberal a una consulta con el Pacto Histórico, será el ganador indiscutido de las próximas elecciones presidenciales, aunque no quede de presidente. Una jugada maestra en partidas simultáneas, que hasta ahora nadie ha advertido.
Inmune a las acusaciones y a las críticas como pocos, esta vez a Pérez le llueven de
todos los lados, excepto, claro está, de acólitos y fanáticos de Petro, que ladran rabiosos cuando se les cuestiona lo que tanto han cuestionado: los principios, la ideología, los medios… No quieren hablar sino de (sus) fines. Están tratando de lavarle la cara a Pérez, empezando por el mismo Petro. Pero Pérez, sereno y sin sonrojarse, se mantiene firme en su jugada. La tiene clara y confundidos a todos.
Así lo deja consignado y sin ambages en la carta a su “Muy querido Presidente”, César Gaviria, cuyos propósitos son “evitar tanta especulación imprecisa sobre su (no) entrada al Pacto Histórico” y sustentar plausiblemente, desde la ideología liberal y progresista, la imperiosa necesidad de competir con Petro en una consulta interpartidista el 13 de marzo, en lo que sería un “exquisito escenario democrático”.
Inicialmente es toda una pieza de retórica política, empezando por el reverente vocativo, para quien es apenas un tóxico expresidente, complementada con edulcoradas frases como “El partido Liberal no puede perder la Presidencia por W por no presentarse” o “Una consulta así en marzo traería pasión y alegría sin límites, y quien gane esa consulta sería el próximo Presidente de la República”.
Pero si Pérez es astuto no todos somos estultos o tontos. La carta tiene encriptadas
algunas contradicciones internas, y otras tantas externas: entre el discurso y la realidad.
Qué tal esta perla, por ejemplo: “El partido siempre se ha identificado con ideas
progresistas y con alianzas con sectores de izquierda para ganar y gobernar”. Un extremo de cinismo que insulta la inteligencia.
De Pérez se dicen muchas cosas non santas y se le comprueban muy pocas. Tiene miles de adeptos, pero también de seguidores. Lo que nadie le niega es su astucia, definida por la RAE como “habilidad para engañar o evitar el engaño o para lograr artificiosamente cualquier fin”. Lo que para muchos es una virtud o sinónimo de inteligencia, para mí no es más que una capacidad persuasiva, que soslaya la ética y la estética, nuestra primera y más sublime racionalidad. La herramienta del astuto es la lógica, algunas veces más elaborada y otras muy básica, binaria, de blancos y negros, como en la política tradicional.
Pero en esta ocasión la de Pérez es compleja, una red en donde todos, menos él, pueden quedar atrapados.
Si logra su cometido en el Partido Liberal, Pérez tiene todas las de ganar. Está “pensando en grande”. Jugando con todas las cartas, no tiene cómo perder. Puede ser el caballo de Troya de la izquierda, del centro o de la derecha, con su apéndice temporal de “centro” derecha (Equipo por Colombia). Pero también puede ser el caballo de Troya en contra de cualquiera. Con cara gana Pérez y con sello pierden todos.
La invitación a derrotar a Petro en la consulta interpartidista de marzo está envenenada.
No solo es al partido liberal, sino a todos los demás partidos y sectores que no saben
cómo evitar que Petro pase de la primera vuelta, o que gane en la misma, lo que hasta él mismo se está creyendo. La primera apuesta de Pérez va más allá: que Petro no llegue a la primera vuelta, noqueándolo desde la consulta, en el primer round. A todos les interesaría.
Si le copian y lo logra, será la más audaz movida de la política colombiana en los últimos 50 años. El caballo de Troya de la derecha en el petrismo. Tendría la gratitud de la mitad de los colombianos que odian y le temen a Petro, le quitaría el Partido Liberal a su presidente Gaviria y entraría con mucha fuerza y capacidad de negociación a la primera vuelta presidencial del 29 de mayo. Excepto en la Coalición Centro Esperanza, los demás partidos o movimientos lo acogerían sin ruborizarse.
Si no entienden la jugada, o no la apoyan desde la derecha y el centro, Pérez, como ya lo advirtió, aceptaría la derrota y se uniría a Petro, con serias posibilidades de garantizarle el triunfo, considerando su caudal político, construido gracias a su chequera, su talante clientelista, y, justo es también decirlo, a su capacidad de gestión, demostrada en visionarias obras realizadas en su carrera como mandatario local. Sería el caballo de Troya del Pacto Histórico en la derecha colombiana.
Y es que ideológicamente Pérez es básicamente de derecha, empezando por su
concepción de la seguridad, más allá de su grado de complicidad con la operación Orión.
Basta recordar que tuvo como asesor a José Obdulio Gaviria (alter ego de Uribe) en la campaña a la alcaldía de Medellín en el 2011. Políticamente, Pérez no es de nadie y es de todos. No es amigo de nada distinto al poder… para él. Es un reyecito, al que el apodo de Luis XV no le queda mal.
Yo, un humilde parroquiano que no sé jugar ajedrez, ni en deporte ni en política, quizás por primera vez voy a ir más allá que Pérez, advirtiendo su próxima jugada. El que tiene oídos que escuche.

FUERA DE TEXO:

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