Por Iván de J. Guzmán López

Con el fallecimiento del doctor Luis Fernando Velásquez Restrepo, Liborina, su tierra natal, pierde al más grande de sus hijos, a su benefactor de toda la vida; por otro lado, Antioquia y Colombia se despiden de un hombre pulcro, estudioso, profesional, excelente ser humano y trabajador sin par por la grandeza de nuestro país. Por mi parte (ofrezco disculpas por hablar en primera persona) pierdo a un amigo maravilloso, a un paisano excepcional, cuyo trato amable, generoso, abierto y honrado (que en mucho rayaba con lo filial), hará que siempre lo lleve en mi corazón. El triste suceso, ocurrió la mañana del sábado 6 de febrero de 2021.

Su hoja de vida, llena de logros, de actuaciones inteligentes y profesionales, sin mácula alguna en tantos años de ejercicio público y privado, es bien conocida, y de ahí el respeto y el cariño que le profesamos en Antioquia, especialmente en los círculos económicos, sociales, políticos, gremiales, culturales y periodísticos.

El doctor Luis Fernando Velásquez Restrepo, había nacido en el municipio de Liborina, más exactamente en el apacible corregimiento de El Playón, el 19 de febrero de 1946. Era Abogado, egresado de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín y Magister en Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana. Estudió desarrollo económico y cooperativismo en Tel Aviv, análisis financiero y técnicas de auditoría en Incolda. Fue jefe de división de tránsito de Antioquia, juez tercero penal de Medellín, gerente de la Cooperativa de Municipalidades de Antioquia (desde donde se gestó en buena parte el desarrollo de los municipios de Antioquia, para su época), presidente de la Junta Nacional del Instituto de Financiamiento Cooperativo (aquí se financiaron muchos puentes,  vías prioritarias y cantidad de otras obras en Antioquia), gerente regional del Banco Santander, Secretario de Servicios Administrativos de la Alcaldía de Medellín, Secretario General de la Gobernación de Antioquia, Secretario de Hacienda de Antioquia y de Agricultura (E), gerente general (E) de la Beneficencia de Antioquia, Gobernador (E) de Antioquia, presidente de los concejos municipales de Liborina y san José de la montaña, diputado de la Asamblea de Antioquia, representante a la Cámara, senador de la República, Presidente Nacional de Fendipetroleos (donde alcanzó la jubilación) y profesor distinguido en las Universidades Pontificia Bolivariana y de Medellín.

Todavía recuerdo su imagen alegre cuando, en horas de deliciosa e inteligente tertulia, acompasada de intervalos mínimos de graciosos paliques, a la par que expresaba satisfacción y alegría con el frotar de sus manos y la vivacidad de sus ojos, me contaba anécdotas tan fundamentales y edificantes para Antioquia, como aquella en que, siendo titular de la secretaría de Hacienda y encargado de la entonces Beneficencia de Antioquia (en el gobierno del doctor Rodrigo Uribe Echavarría, con el apoyo decidido del doctor Jorge Valencia Jaramillo, a la sazón alcalde Medellín) crearon la Empresa del Metro de Medellín y constituyeron la Sociedad del Metro de Medellín, logrando, con el apoyo del doctor Julio César Turbay Ayala, presidente de Colombia para la época, que se aprobara en el Conpes la construcción del Metro de Medellín. Con el doctor Rodrigo Uribe Echavarría, viajó a Europa, buscando la financiación del Metro. Para tal fin, fueron recibidos por el rey Balduino, de Bélgica; ello, apalancado por el hecho de que el príncipe Alberto, hoy rey de los belgas, había visitado ya a Medellín, y no dejaba de mostrar admiración por el palacio de Calibío (antigua gobernación de Antioquia, hoy Palacio de la Cultura) diseñado y construido precisamente por su paisano, el arquitecto Agustín Goovaerts.  Es claro: mucho le debe Antioquia, la ciudad y el Metro de Medellín, al doctor Velásquez.

Otra anécdota deliciosa (de las decenas que vivió en su trayectoria feraz), es esta, fruto de su dedicación particular a Liborina y San José de la Montaña (tierra de sus ancestros Restrepos): “Como secretario de Hacienda departamental –me contó alguna vez, con satisfacción comprensible–, durante la gobernación del doctor Uribe Echavarría, recuerdo que la destinación de importantes partidas sirvió para la construcción de carreteras, caminos veredales, acueductos, puentes, mataderos, entre otra obras, en los dos municipios. Era tal mi empeño en lograr recursos económicos para Liborina y san José, que en cierta oportunidad el señor Gobernador, en privado, reclamó por mi actitud, a lo que respondí: Gobernador, si cada uno de los Secretarios se preocupara tanto como yo por sus municipios de origen, ya habríamos transformado el departamento. Ante mi apunte, el Gobernador esbozó una sonrisa afirmativa y cómplice con mi actitud”.   

El doctor Luis Fernando Velásquez Restrepo, mi paisano inolvidable, terminó su vida trabajando en dos cosa que eran de su entera satisfacción: en el Club Rotario, desde donde beneficiaba (y benefician) a niños, jóvenes, ancianos y todo tipo de población vulnerable; y Prolírica de Antioquia, la hermosa fundación de Eliza Brex (la soprano más importante que tenía el teatro Colón de Buenos Aires) y su esposo Luis Carlos Rico (nacido en la hidalga ciudad Bolívar), mediante la cual gozamos ópera , opereta  y zarzuela, en la época dorada de la cultura de Medellín y Antioquia.

Al escribir estas notas, recordé al poeta español Vicente Manzano Blázquez, cuando en su soneto titulado Amigo, se lamenta:

Sembraste las semillas recogidas,

de una infancia tatuada con verdad,

nacieron al calor de tu bondad,

cual rosas, sin espinas florecidas.

Fuiste luz transparente en nuestras vidas,

como estrella en inmensa oscuridad,

que brilló dando luz a la amistad,

anidada en las almas aún dormidas.

Noble amigo, que corta fue tu estancia;

una tarde los pardos nubarrones,

arrastrados por aire polvoriento,

arrancan a la tierra su fragancia,

y se extingue tu vida entre terrones,

la tierra se llevó, tu último aliento.

Con estos mínimos apuntes, quiero dar fe de otro grande que se nos va en pandemia, el doctor Luis Fernando Velásquez Restrepo; el mi siempre amigo, mi maestro generoso, mi paisano del alma. Va un abrazo fraterno y fuerte a su esposa, doña Ana Lucía Cadavid Vélez; a sus hijos, Esteban, Alejandro y Martín, al igual que a sus hermanos, tan cercanos todos ellos a mi corazón.