Por:  IVÁN  ECHEVERRI  VALENCIA

Los perdedores de las pasadas  elecciones para la alcaldía de  Medellín, en  la que resultó ganador de manera clara y contundente  el ingeniero electrónico y exviceministro de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones de Colombia, Daniel Quintero Calle, no han descansado en su afán de pisarle los talones, en perseguirlo, atacarlo y de vejarlo para hacerlo pasar por situaciones humillantes y vergonzosas.

El odio y el revanchismo que alberga cierta clase de personas  contra el Alcalde, se explica por el miedo que tienen verlo surgir como una figura joven y promisoria, con un nuevo talante político.

Ha hecho carrera en los últimos años en el país, que la clase política y sus seguidores  acudan temerariamente a  toda clase de argucias para acabar moral y éticamente a sus oponentes, y para ello utilizan todos los medios de comunicación a su alcance; pero, hasta el momento en Medellín, ha pasado lo que dice  León Gieco: “El grito de los perdedores es sordo y mudo… aunque griten juntos”.

La mayoría de los ciudadanos  siguen creyendo en su alcalde  y así lo señalan las  encuestadoras que al medir su favorabilidad, lo mantienen desde el inicio de su mandato, entre los mejores alcaldes del país.

En tan solo 10 meses de su gestión y a pesar de la grave situación a causa de la pandemia y sus consecuencias, las mismas que ha puesto al mundo entero en jaque y, que Medellín no  ha estado ajena a semejante problemática,  no ha logrado distraer su atención en la implementación de su Programa de Gobierno con total autoridad e independencia.

En poco tiempo estructuró el equipo que lo iba acompañar en su período,  presentó su Plan de Desarrollo, Medellín Futuro; destrabó el tren de la ochenta; inició el proceso de recuperación  de unos recursos que estaban embotados en Hidroituango y garantizó la continuidad del proyecto; sin resquemor ha continuado con las obras de su antecesor y realiza otras nuevas para beneficio de las comunidades más pobres y de sus corregimientos; instauró el programa de matrícula cero para los estudiante de Educación Superior en Medellín, beneficiando a unos 25 mil.

En apenas 300 días, la alcaldía recibió del gobierno de Iván Duque, el Premio Nacional de Alta Gerencia  por su gestión alimentaria durante la pandemia, de cero hambre y seguridad alimentaria. Medellín, fue reconocida por la International Living como una de las ciudades creativas de América  y mejor destino para jubilados; la ciudad también fue premiada mundialmente por buenas prácticas culturales y artísticas, entre 81 ciudades del mundo por la prestigiosa red  internacional CGLU. El observatorio  internacional de tendencias en el mundo digital NETEXPLO con sede en París, le otorgó el premio  internacional de ciudad inteligente.

En fin son más las cosas positivas del alcalde y reconocidas por la comunidad, que las noticias negativas; su entrega y la de su  equipo de gobierno están muy por encima de las calumnias e infamias que sus detractores sin ningún recato publican en redes.

Lo que deberían aprovechar sus opositores es el conducto legitimo como los es el Concejo Municipal, para que en ese recinto natural de la democracia, en la que debe prevalecer la inteligencia, la dialéctica y el conocimiento previo de los temas, puedan con total libertad ejercer el control político, presentar sus críticas, mejorar los proyectos y también  cuestionar las decisiones de ejecutivo.

Actuar como unos francos-tiradores, no se les ve bien y desdice mucho de su conducta. Es importante anotar que cuando un concejal o un ciudadano es conocedor de un hecho corrupto está en la obligación de ponerlo en conocimiento de la fiscalía y de los organismos de control; flaco servicio prestan en la lucha contra la corrupción acudir por interpuestas personas o anónimos a denuncias por redes sociales que carecen de toda credibilidad y en la mayoría de las veces se convierten en falsas denuncias (Fake News).  

Ahora los enemigos, hablan de convocar a  una  revocatoria del mandato del Alcalde Daniel Quintero, opción costosa que se ha ensayado en varias oportunidades en Colombia, con resultados negativos ya que nunca se ha podido  alcanzar  el umbral exigido por la ley.

La revocatoria del mandato es un derecho político, por el cual los ciudadanos pueden dar por terminado mandato conferidos a los alcaldes y gobernadores cuando haya insatisfacción general frente a la labor del mandatario o incumplimiento del Programa de Gobierno.

En el caso de Daniel Quintero, no hay insatisfacción general sino de unos pocos, eso sí, muy ruidosos, que no han podido superar el guayabo de no haber ganado las elecciones y presuntamente apoyados por algunos particulares que se sintieron desambientados de las influencias y lucros que han ejercido y obtenido durante años en ciertas entidades públicas de la ciudad.

Las manipulaciones actúan a la sombra, y en la sombra no se distinguen los rostros. Valdría también la pena conocer  todos los interesados en la  revocatoria, la sumas que se están invirtiendo en ella y en campañas de desprestigio y, quiénes son sus  financiadores para saber y entender cuáles son sus reales intenciones personales, comerciales y grupales.

Cuando algunos, en medio de la angustia y el dolor de la pandemia y provistos de toda  insolidaridad, aprovechan para hacerle daño a la ciudad, con sus intenciones perniciosas y mezquinas, otros como el alcalde continúan las 24 horas atendiendo la emergencia sanitaria, los problemas de salud mental, buscando soluciones a los niños sin escolarización, al desempleo y al hambre de miles de ciudadanos.

Un gobernante elegido popularmente debe poseer las sólidas virtudes: de la coherencia, la transparencia, la honestidad; el de velar por el interés general, y la  salvaguardia de los dineros públicos para que se apliquen con equidad a todos los ciudadanos.

Mientras el alcalde Daniel Quintero C, con su actitud de servicio, siga defendiendo los recursos públicos para que no se pierdan, actuando con independencia, dándoles oportunidad a los jóvenes y ayudando a la gente más necesitada, vale la pena seguir apoyándolo.

2 Comentarios

  1. Mientras las opiniones sean así, claras concisas y no se dejen sesgar y llevar a lo extremos, será posible cambiar la cultura que tenemos. Podemos entonces pensar que existe la la esperanza de heredarle a los nuestros, el país que hemos deseado.

  2. No señor, todo iba muy bien con este alcalde hasta que empezó a pelar su cobre izquierdoso, aquí en Antioquia no queremos ni a la izquierda de los vagos que todo lo quieren subsidiado, ni tampoco nos gusta que nos vengan a darle puesto a los Bogotanos, pues si nunca han amado su ciudad, menos habrían de amar a la ciudad que tanto envidian, además dudo mucho de que sus capacidades superen las de nuestros profesionales y tampoco creo que les interese mucho venir a hacer las cosas bien acá.

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