Arturo Tabares Mora

Algunas leyes prohibitivas y regulatorias, como las de: tránsito, peajes, aborto, matrimonio gay, eutanasia, ambientales, las de inclusión social, civismo y comportamiento ciudadano,  las que prohíben castigar los hijos, las de maltrato animal, y a las mujeres, las de regulación financiera y económica, las tributarias, las expropiarías, las hereditarias,  las electorales y políticas, las de control social y orden publico etc.

Todas son una especie de leyes trampa, que no tienen otro propósito, que distraer, a priori a la opinión pública, o allanar caminos para otras leyes más definitivas de beneficio particular, algunas son leyes económicas y financieras, proselitista o activistas ideologizadas,  que pretenden cambiar la cultura y la moral de los pueblos, ablandándolos con la amenaza de cárcel, o desmoralizándolos, esto lo entendieron hace rato los legisladores como forma de proselitismo e intimidación pasiva, adecuando las circunstancias a sus intereses de negocios o preservación en el poder, por eso muchas de estas leyes, son prohibitivas y punitivas, en su mayoría,  hasta el punto, que provocaron la congestión en las cárceles, como protección a los intereses económicos de ciertos sectores,  generando una inmovilidad social o económica para favorecer intereses particulares, algunas son permanentes o temporales mientras se logra el objetivo o se comete el hecho, como la toma hostil a empresas, o a territorios como el caso de Antioquia, con Belén de Bajirá, logrado el propósito, la declaran en desuso o inconstitucional o inconveniente. Este es el problema de convertir a los congresos en fábricas de leyes, obligando al congresista a presentar leyes sin propósito social, salvo los intereses particulares de alguien. Estas leyes son leyes trampa. Alguien diría que legisladores tan brutos como aprueban eso. Brutos nosotros que los elegimos y no entendemos que esas leyes algún propósito sirven de una manera imperceptible, no son leyes de interés público, por eso los problemas del país siguen ahí,  sino particular, que lo que hacen repetir el círculo vicioso de legislar por legislar, sin nada solucionar, por eso el país desde siempre vive en un entramado, legislativo que no lo deja avanzar y prosperar, el legislativo es un peaje, que nunca se termina de pagar, porque la única forma que justifican su labor es estorbando, el libre tránsito de la ciudadanía y el desarrollo del país.