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Les tocó bailar con la más fea

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Les tocó bailar con la más fea
Por: Ivan Echeverry Valencia  7 de agosto a las 15:08

 

Los actuales Gobernadores y Alcaldes les ha correspondido trabajar en un período muy especial con centenares de dificultades en donde concurren la Ley de Garantías, casi doce meses de parálisis administrativa, a cuenta de las elecciones para congresistas, primera y segunda vuelta presidencial y ahora los comicios que se avecinan para el mes de octubre de elegir a los nuevos mandatarios locales y regionales.

La Ley Garantías que tuvo su razón de ser para buscar transparencia en los procesos reeleccionistas de presidentes, y que por esta época no tiene ninguna validez ni incumbencia, ya que esa figura desapareció, se ha convertido en un entorpecimiento tenaz a la eficiencia y eficacia de las administraciones locales y regionales para cumplir con sus planes de desarrollo.

Lo mandatarios a punto de terminar su gestiones les correspondió manejar una pobreza franciscana heredadas de sus antecesores, presupuestos deficitarios y deudas que comprometen varios períodos, caso Antioquia, el Gobernador Luis Pérez se encontró con un departamento al borde de la quiebra , incumpliendo la Ley 617 del año 2000, y con una deuda inexplicablemente contraída en dólares que ha puesto en jaque las finanzas del departamento a consecuencia de la fluctuación de esa moneda durante estos cuatro años.

Obras mal contratadas, diseños mal hechos, inconclusas, desfinanciadas, contratistas incumplidos y poco éticos fueron otras de las tenebrosas herencias que debieron asumir los actuales mandatarios.

Para colmo de males y ya finalizando su mandato deberán despedir miles de funcionarios para cumplir una orden perentoria de la Comisión Nacional del Servicio Civil de proveer los cargos después de haber realizado un concurso que estaba suspendido hacía varios años.

A costa de ese mandato de la Comisión y en tal mala época de elecciones y de informes finales los Gobernadores y Alcaldes deberán desmantelar los despachos oficiales, despidiendo a los que venían ejerciéndolos para dar cabida a los nuevos que sin experiencia y conocimientos deben asumirlos.

Pueda ser qué tal improvisación no les conlleve más traumatismos a los actuales servidores públicos ya que lo mucho o poco que pudieron llevar acabo hay que reconocérselos porque les correspondió un período complejo en dónde les tocó bailar con la más fea.