Por Iván de J. Guzmán López

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El miércoles 11 de agosto, los antioqueños saldremos a izar nuestra bandera y a ponderar la estirpe paisa (muy justo, por cierto, fieles a nuestra historia), porque oficialmente es reconocida la fecha del 11 de agosto de 1813, bajo la dictadura de Juan del Corral, como el día en el cual se declaró la independencia de Antioquia de la corona española. Recordemos que la provincia comenzó su proceso de independencia (como muchas otras del entonces Virreinato de la Nueva Granada), en 1810, con la creación de juntas de gobierno que debían llenar el vacío de poder español, existente en aquellos años, propiciado por la invasión de Napoleón a la Península Ibérica. Era, en nuestro país, el periodo de la llamada “Patria Boba” o Primera República, cuando Antioquia hacía parte de las Provincias Unidas de la Nueva Granada. Este hecho les permitía conservar su autonomía en un proyecto netamente federalista, en contraposición del proyecto centralista liderado por Antonio Nariño.

Así pues, la fecha del 11 de agosto se toma como una fecha trascendental para Antioquia (hasta la actualidad) e inclusive, como ya es costumbre, se celebra en todo el departamento el Día de la Antioqueñidad, y, particularmente, en estas fechas, se lleva a cabo la emblemática Feria de las Flores.

Don Juan del Corral muere en abril de 1814, y tras varios cambios de gobierno en los dos años siguientes, se produce la inminente reconquista del territorio por parte de los españoles, en julio de 1816. El Estado de Antioquia había dejado de existir. Los cabildos volvían a jurar fidelidad al rey de España, y aquellos patriotas que habían participado en el proceso de independencia, huían a las montañas y las selvas de la provincia. La reconquista de Antioquia no fue tan sangrienta, como si ocurrió con las del resto del país. Por tres años la provincia vive en una relativa tranquilidad, hasta 1819. Es entonces cuando aparece la figura histórica del joven militar José María Córdova, quien, desde 1815, con tan sólo 16 años, ya había sido fundamental y parte activa de los ejércitos que lucharon por la libertad en Popayán, Venezuela, Casanare y Boyacá. Las noticias de Boyacá provocaron la huida de los españoles hacia el norte del país, a Cartagena, sede del gobierno provisional del virreinato.

Tras la derrota realista en los campos de Boyacá, en 1819, y la entrada de las tropas patriotas a Santafé de Bogotá, el general José María Córdova Muñoz, es encomendado para liderar la independencia de la Provincia de Antioquia, y someter reductos o intentos de reconquista. Su entrada a la región (a Rionegro, específicamente),  con tan sólo 20 años de edad, fue el 28 de agosto de 1819, como gobernador militar de la provincia, nombrado por el general Simón Bolívar.

Ya se sabía que las huestes realistas se reorganizaban en la costa y marcharían hacia Santafé de Bogotá, con una orden clara y precisa: reconquistar el poder español en la gran Colombia. El plan era invadir a Antioquia, llegando por el río Magdalena, bajo el mando de Warleta, y reforzar a las fuerzas de Sebastián de la Calzada, quien debería avanzar sobre Popayán, Cartago, y la vega de Supía. Otra flotilla de cuatro buques entraría por el río Atrato, y una escuadra de 11 buques de  guerra con 200 infantes de desembarco, saldría de Mompós para atacar la provincia de Mariquita, acercarse a Nare y tomar a Honda. Pero Córdova se interpuso en el plan, derrotando a los españoles en la célebre Batalla de Chorros Blancos, en inmediaciones de los hoy municipios de Yarumal, Campamento y Angostura, impidiendo la reunificación de los ejércitos del rey, y tronchando así cualquier posibilidad de marchar sobre Santafé de Bogotá a retomar el poder.

Al tenor, recordemos que aunque el dictador Juan del Corral proclamó la independencia absoluta de Antioquia (en un escritorio) el 11 de agosto de 1813, es claro que el general José María Córdova fue el verdadero Libertador de Antioquia, ese 12 de febrero de 1820. Y que fue él, quien selló la independencia definitiva de Colombia, al derrotar por siempre a las fuerzas españolas e impedir su marcha hacia la capital, para reconquistar del poder. 

De paso, y en honor a nuestro Libertador, digamos que es difícil, por no decir imposible, encontrar en nuestro medio colombiano a un hombre de las calidades militares, políticas y patrióticas del general José María Córdova, Libertador de Antioquia, prócer inigualable de nuestra Independencia. La carrera militar del general Córdova, fulgurante a todas luces, se puede glosar, así: el 12 de abril de 1814 (¡con tan sólo 15 años!), ingresó al Ejercito como Cadete de la Escuela de Ingenieros Militares de la Provincia de Antioquia; se graduó de Subteniente, el 5 de julio de 1815; de Teniente, el 15 de agosto de 1816; como Capitán, el 4 de noviembre de 1817; Teniente Coronel, el 14 de febrero de 1819; Coronel, el 21 de julio de 1821; General de Brigada, el 3 de enero de 1823; y General de División, el 12 de enero de 1825. Su presencia fue fundamental en las Campañas del Cauca, en 1815; Cundinamarca, en 1816; la Nueva Granada, de 1817 a 1819; la Costa Atlántica y Sabana de Bolívar; del Ecuador y de Pasto; en la Nueva Campaña sobre el Cauca, Patía y Pasto, en 1820; Alto y bajo Perú; del Cauca y Antioquia, en 1829. La historia señala que participó de forma valerosa y definitiva en más de 40 batallas, entre ellas, la que le otorgó el merecido y definitivo rótulo de “Libertador”: la Batalla de Chorros Blancos.

Recordemos que Concepción, mi hermoso y próspero municipio del oriente antioqueño, donde el 8 de septiembre de 1799 nació nuestro general, era, para ese entonces, una aldea incipiente de las tantas de Antioquia, llena de sol, de verde y de vida; hoy, Concepción es un próspero municipio, lleno de gentes emprendedoras, amigables y festivas, que llevan muy en el corazón y en su cultura, el glorioso nombre de su hijo predilecto. Obligatorio, debería decirse, el que todos los antioqueños, y en general los colombianos, visitáramos con frecuencia a este municipio, lleno de honor, de belleza natural y urbanística, que tiene, por asuntos del destino, semejante honor.

Así pues, es claro que la verdadera independencia de Antioquia se dio el 12 de febrero de 1820, cuando el general José María Córdova, acabó con las citadas tentativas de reconquista española, y no el 11 de agosto de 1813, con la simple proclama y firma de independencia, ocurrida en un escritorio, más como consecuencia del caos que se apoderó de las colonias americanas en ese entonces, que por la verdadera decisión política y militar de ellas. Para corroborar mi tesis, no sobra decir que la tal firma fue tan baladí, caprichosa y oportunista, que aún hoy el asunto de firmar y emitir decretos nos encanta y, cosa curiosa, a la fecha ya son miles los decretos y leyes que se firman en un escritorio, y que en la práctica, ¡para nada sirven! No se cumplen.

Como miembro de la Fundación Cordovista de los Andes, de la Academia Antioqueña de Historia, como antioqueño y como hijo adoptivo de Concepción, no puedo menos que sentirme orgulloso y celebrar la gesta de Chorros Blancos, la misma que significó la verdadera libertad de Antioquia y la expulsión definitiva de los españoles, del territorio hispanoamericano.