Por Iván de J. Guzmán López

Por esa pobre costumbre que tenemos los colombianos de valorar las cosas solamente en su ausencia, o de minimizar las noticias o los hechos virtuosos que nos acontecen en el día a día, no hemos podido dimensionar, y menos difundir adecuadamente, un momento trascendental en la vida nacional  y que se me antoja fundamental a la hora de materializar oportunidades reales de paz para Colombia y para miles de seres humanos que andan perdidos en la violencia y -hasta hace poco- sin posibilidades de escapar de ella.

Se trata del ofrecimiento que hizo el doctor Juan Camilo Restrepo Gómez,  Alto Comisionado para la Paz, el día 29 de octubre de 2021, desde nuestro querido municipio antioqueño de Caucasia, mediante el Decreto 965, con el cual el Gobierno Nacional genera posibilidades reales a quienes se encuentren inmersos en los Grupos Armados Organizados, para que entren a la legalidad. El Decreto, que presenta la llamada Ruta de la Legalidad, es un camino expedito y generoso para que integrantes de los denominados GAOS, dejen las armas, entren en la legalidad y gocen de otra oportunidad de vida para ellos, para sus familias y para la sociedad.

El hecho ocurrió tras la captura del máximo jefe del Clan del Golfo, alias Otoniel, estructura que delinque con aproximadamente 3 mil personas, entre ellas muchas a la espera de una oportunidad real, como esta. El Decreto 965 de 2020 (que como se expresó al inicio, fue minimizado, casi que olvidado), cobra plena vigencia en el lenguaje de paz del Alto Comisionado, lenguaje que, siendo ciertamente lenguaje de paz y de oportunidades, está claramente inscrito en la legalidad; legalidad sin amenazas, legalidad exenta de vocabulario pendenciero; legalidad y lenguaje libres de palabrería vana y llenos de oportunidades.

Es una decisión personal, una oportunidad individual (no colectiva), entregada desde la más clara voluntad de paz, para que los conformantes de esa (y de todas las organizaciones armadas, incluyendo al ELN), adopten la ruta de la legalidad y dejen voluntariamente las armas. En su presentación gráfica, bien documentada, y explicadas las ventajas económicas, personales y sociales, el doctor Juan Camilo Restrepo Gómez, insistió en que la vía es la Ruta de la Legalidad: “No se pueden comparar los recursos que le otorga el Estado a quienes se acogen a la Ruta de la Legalidad con el hecho de estar en la delincuencia. Delinquir no paga: van a terminar muertos o capturados, se va a aplicar toda la fuerza de la institucionalidad. Pero tienen una tercera opción: ingresar a esta ruta para recuperar a sus familias, rescatar sus vidas”.

Es de anotar que la implementación del Decreto es responsabilidad del Comité Interinstitucional para el Sometimiento Individual a la Legalidad, CISIL, conformado por los Ministerios de Justicia y de Defensa; el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Defensoría del Pueblo y Fiscalía General de la Nación. La representante de ICBF, Natalia Romero, explicó que, para el caso de menores de edad, la figura que se utiliza es la de desvinculación. “Los menores se establecen como víctimas de reclutamiento forzado. Se trata de poner fin a esta barbarie, pues este delito es una de las peores vulneraciones a los derechos humanos. Vemos en la captura de Otoniel una luz de esperanza para que esto no vuelva a ocurrir“.

La Ruta de Sometimiento Individual a la Justicia de Integrantes de Grupos Armados Organizados, contempla un plan integral para aquellos que se reintegren a la legalidad. Las condiciones fueron establecidas por el Consejo Nacional de Seguridad para disidencias residuales del Clan del Golfo, Pelusos y Caparros.   

Esta ruta, que lleva a la Paz con Legalidad, que invita a terminar con la guerra, me hace recordar a Migue Hernández, el pastor de cabras que nació  en Orihuela, España, el 30 de octubre de 1910, para cantar al mundo lo triste que es la guerra:

“Tristes guerras

si no es amor la empresa.

Tristes. Tristes.

Tristes armas

si no son las palabras.

 Tristes. Tristes.

Tristes hombres

si no mueren de amores.

Tristes. Tristes.”

La Ruta de la Legalidad, es la ruta de las oportunidades, es la ruta del hombre y su destino, es la ruta de la familia, es la ruta de la sociedad; es oportunidad de vida.