“Mientras que unos pueden acceder a notables y fructíferos modus de vivir, en medio de la abundancia y la solvencia económica, muchos otros- las mayorías, tienen que sufrir la escasez y grandes necesidades por falta de los recursos suficientes.

Autor: Héctor Jaime Guerra León*

Acabar con la pobreza no ha sido solo uno de los mayores objetivos que se han propuesto los gobernantes de todos los tiempos, sino que es infortunadamente uno de los mayores flagelos- problemas que han azotado a la sociedad misma a lo largo de toda nuestra historia. Parece que este terrible fenómeno fuera concomitante a la existencia de la humanidad y mientras que unos pueden acceder a notables y fructíferos modus de vivir, en medio de la abundancia y la solvencia económica, muchos otros- las mayorías, tienen que sufrir la escasez y grandes necesidades por falta de los recursos suficientes. Todo a causa de la pobreza y falta de oportunidades para acceder a modos dignos y aceptables de subsistencia.

Es realmente muy deplorable la situación económica que padecen muchas familias en nuestro país, pues “Según las cifras más recientes del DANE, entre 2018 y 2022 ha habido un fuerte incremento de la pobreza monetaria en Colombia. A diciembre de 2021 se registró que 19.621.000 personas (39,3 % de la población) vivían con menos de 11.801 pesos al día, y 6.111.000 personas (12,2 %) con menos de 5.730 pesos.”(https://periodico.unal.edu.co/articulos/poblacion-pobre-en-colombia-pierde-10-de-su-ingreso-por-la-inflacion/). Ello indica que los índices de distribución del ingreso nacional son muy inequitativos e injustos y que mientras unos aumentan con notable vigor sus ingresos- finanzas, una gran cantidad de personas y de familias colombianas se empobrecen cada vez con menor posibilidad de recuperar medios estables e imprescindibles para su adecuado sostenimiento y manutención. Es mucho decir que el índice de pobreza en la población colombina, tal y como se ha registrado, para el año 2018 fue del 27% de la población, lo que significa que hoy puede ser mucho superior y que el asunto es muy grave, siendo que “Colombia cerró 2021 con una población de 51.049.000 personas, lo que supone un incremento de 677.000 habitantes, 196.113 mujeres y 186.844 hombres, respecto a 2020, en el que la población fue de 50.372.000 personas (https://datosmacro.expansion.com/demografia/poblacion/colombia).

Si ello es así, y debe serlo pues lo dijo también Statista (un reconocido portal de expertos en análisis de estadísticas) que “Se estima que en 2022, la población colombiana supere los 51,6 millones de habitantes”, está claro entonces que actualmente existen más de 20 millones de colombianos en medio de las nefastas y deplorables situaciones que genera la pobreza monetaria. Según los expertos, se considera como pobres monetarios “a las personas que residen en hogares cuyo gasto per cápita es insuficiente para adquirir una canasta básica de alimentos y no alimentos (vivienda, vestido, educación, salud, transporte, etc.) Son pobres extremos aquellas personas que integran hogares cuyos gastos per cápita están por debajo del costo de la canasta básica de alimentos”. Ahora, según el Dane, para el 2021, en el total nacional, “la pobreza monetaria fue de 39,3% y la pobreza monetaria extrema de 12,2%”, lo que hace razonable pensar que este 2022 dicho flagelo haya tenido un incremento considerable por todas las circunstancias que han hecho que las situaciones económicas de la población, y del Estado mismo, no hayan mejorado y; por el contrario, tiendan a seguirse deteriorando.

Los estudiosos y tratadistas de estos asuntos, junto a los encargados en el Estado y la Sociedad de estudiar y atender este importante tema que concierne a todos en general, pero que afecta de manera tan lamentable y dramática a un inmenso número de personas, familias y comunidades al interior de la organización social y estatal, hacen hasta lo imposible, para explicar y resolver tan delicado asunto, sin que realmente se haya podido hacer algo que en verdad resuelva de fondo y de manera definitiva esta terrible realidad social y económica en nuestro país.

Se tiene la creencia de que la pobreza deviene única y exclusivamente de la carencia de dinero, de capacidad monetaria. A nivel internacional se ha venido trabajando en la generación de herramientas y estrategias que permitan combatir más efectivamente este mal, partiendo de la idea de que no se trata simplemente de falta de ingreso dinerario, es lo que se ha llamado la multidimensionalidad de la pobreza, para afrontarla no solo desde la perspectiva del dinero, sino también teniendo en cuenta que este nefasto estado puede devenir de la falta de educación, salud, trabajo, oportunidades, etc., etc. Así las cosas, está absolutamente claro que combatir la pobreza se hace generando mayores oportunidades y garantizando que a la población lleguen realmente derechos como el de la salud oportuna, educación adecuada, vivienda- hábitat y trabajo dignos, recreación, deporte, etc.

La pobreza extrema es entonces inexorablemente no tener acceso a estos servicios, pero en especial al de alimentación- vivienda- hábitat, y trabajo- instrucción que son los insumos básicos y primordiales que necesitamos para poder abrirnos paso y darnos a la conquista -en términos de igualdad- de los demás procesos y derechos que se han establecido para lograr en mejor grado lo que cada uno de los seres humanos requerimos, por vocación natural de supervivencia, como en efecto es el ánimo permanente que nos asiste de encontrar bienestar individual y/o colectivo, porque nacimos para ser felices y vivir bien, por lo que no es justo estar sometidos a graves estados de pobreza y de miseria, por los inequitativos y desiguales estándares y sistemas que se han creado para la distribución del ingreso y la producción- trabajo. Lo más grave del asunto es que ello pareciera no tener solución, pues cada día son más las barreras y las dificultades para que podamos concurrir -en términos de equidad e igualdad- a los derechos y garantías que se han creado “por todos y para todos al interior del Estado y la Sociedad que nos rigen.

Finalmente y sobre este espinoso asunto, debemos recordar que “La relación entre el crecimiento de la población y el desarrollo sostenible es compleja y multidimensional”, dijo Liu Zhenmin, Subsecretario General de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU. “El rápido crecimiento de la población hace más difícil la erradicación de la pobreza, la lucha contra el hambre y la desnutrición, y la expansión de la cobertura de los sistemas de salud y educación. Por otra parte, el alcance de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, especialmente los relacionados con la salud, la educación y la igualdad de género, contribuirá a reducir los niveles de fecundidad y a desacelerar el crecimiento de la población mundial” (https://mexico.un.org/es/189764-la-poblacion-mundial-llegara-8000-millones-el-15-de-noviembre-de-2022).

  • Especialista en Planeación de la Participación Ciudadana y el Desarrollo Comunitario; en Derecho Constitucional y normatividad Penal. Magíster en Gobierno.