Por:  IVÁN  ECHEVERRY  VALENCIA

Hemos pasado de las repetidas noticias sobre el coronavirus y de sus estragos a la noticia boom de los últimos 20 años y corre por cuenta de la sala instrucción penal de la Corte Suprema de Justicia, al dictar una medida de aseguramiento preventiva “como presunto determinador  de los delitos  de soborno a testigo en actuación penal y fraude procesal” al expresidente y hoy senador de la república Álvaro Uribe Vélez.

Decisión que sorprendió y estremeció a todos los cimientos de la sociedad colombiana, a la clase política y empresarial de país, la cual ha despertado toda clase de reacciones, incluso en el ámbito internacional.

El expresidente Uribe, un político controvertido, se ha dedicado durante muchos años en los diferentes cargos de la administración pública a luchar denodadamente a combatir las fuerzas desestabilizadoras de la democracia y de la criminalidad con más aciertos que desaciertos, que le han granjeado mucha admiración y respeto, pero, también se ha ganado una cantidad de enemigos y detractores, que no descansan de hostigarlo. 

En este litigio como en otros en que está incurso, lo mínimo que  piden sus seguidores es que se le garantice un debido proceso, para que pueda asumir su derecho a la defensa,  presentando pruebas y controvirtiendo las que se alleguen en su contra y, además, poder tener la potestad de impugnar los autos y sentencias que le sean contrarios.

La estructura del Estado, está conformada por las ramas ejecutiva, legislativa y judicial; son totalmente independientes, tienen funciones propias y, esa condición, se constituye en la verdadera esencia del sistema democrático, que busca  evitar la intromisión y la arbitrariedad de los gobernantes de turno, como sucede en países totalitarios, donde las ramas se circunscriben única y exclusivamente a la injerencia y control de una sola persona o de un tirano. La separación de funciones y autonomía  no es impedimento para que exista colaboración armónica entre ellas.

Se considera la justicia como el conjunto de normas que el Estado promulga, las hace cumplir y sanciona cuando no son atendidas por acción u omisión y resulta afectado el bien general.

Se ha convertido en los últimos años, en un verdadero rifirrafe, toda una guerra, el impartir justicia.

La desinstitucionalización de la justicia por parte la clase política y de algunos ciudadanos, se hace insostenible para mantener la democracia. Los que presumen de “intocables”, ignoran que cuando un juez actúa lo hace proveído de total independencia y en cumplimiento de la Constitución y de las leyes. Traigo a colación lo expresado por Simón Bolívar: “La justicia es la reina de las virtudes republicanas y con ella se sostiene la igualdad y la libertad”.

Los medios de comunicación se están prestando como tinglados para que indiciados, imputados y abogados litigantes, ejerzan presiones contra los jueces a través diatribas, acusaciones y descalificaciones que bien valdría la pena que fuesen investigados.

Hoy el litigio se encuentra en el peor momento en que la ética, la teoría,  la doctrina, la jurisprudencia, la experticia, el conocimiento, la ciencia, la inteligencia, la oratoria y la argumentación han pasado a un segundo plano, superado solo por las artimañas y componendas.

En el proceso del senador Álvaro Uribe, días antes que la Sala  de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia se pronunciara, abogados, seguidores y opositores del congresista quisieron poner la justicia contra la espada y la pared, ejerciendo toda clase de coacciones, parecían francos tiradores.

Una vez se resolvió su situación jurídica, ordenando una medida cautelar de detención domiciliaria, no dio espera para que se exacerbara más aún los ánimos por parte de sus adeptos, que acudieron a llamamientos desestabilizadores de la democracia y de desconocimiento a la justicia e inclusive han recurrido a iniciativas desproporcionadas y revanchistas de convocar a una constituyente para reformar la justicia y poder así acabar con las actuales Cortes.

El Presidente Iván Duque, no se quedó atrás y públicamente y en diversas oportunidades ha increpado a la Corte Suprema de Justicia, por su proceder “injusto” contra el senador Uribe, de no poderse defender en libertad, mientras “muchos de los que han lacerado al país con la barbarie”  lo pueden hacer  e hizo referencia  al caso Santrich, cuestionando su huida por una decisión judicial.

En nuestro sentir el jefe de Estado, está en todo su derecho de expresar su solidaridad a su jefe  y mentor político, pero,  jamás se puede despojar de su calidad de mandatario de todos los colombianos, y olvidar que él encarna la unidad nacional (art. 178 de la CP), por lo que  cuestionar y poner en entredicho una actuación del poder judicial, es una verdadera imprudencia y un improperio a su autonomía e independencia.

El mejor servicio que podemos prestar a la patria es llamar a nuestros dirigentes, seguidores y opositores a la prudencia, a la cordura, objetividad  y  a respetar las decisiones judiciales; sabemos que el senador Uribe es un líder que genera sentimientos tanto a favor como en contra, por lo que esto no puede dar lugar a que se recrudezca peligrosamente las pasiones políticas en un país condenado desde hace décadas a vivir en medio de la violencia.

Hoy todos nos creemos magistrados y solo atinamos a echarle más sal a las heridas. El proceso penal contra Uribe, recién comienza y pasará mucha agua por el río Magdalena, antes que se dilucide y conozcamos la verdad.

Generó Impacto, desconcierto y mucho dolor entre sus amigos  y seguidores la foto que publicó en redes sociales el mismo senador Uribe sobre su reseña, se le denotó circunspecto y para otros como desafiante.

Apelo a que sigamos construyendo la Paz, a que nos despojemos de todos los odios, malquerencias que hoy nos carcome e impiden  tener un  país más justo y equitativo; la peor pandemia que nos está matando no es el COVID-19, sino la corrupción, el odio y el miedo. Pablo VI manifestó: “Si quieres la Paz, trabaja por la justicia”. 

1 Comentario

  1. Columna cómo está son las que necesitamos de leer a diario, gracias,Dios te conceda cada dias más oportunidad de escribir en este medio.

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