Por: Carlos Alexander Vanegas Arango

Es fácil creer que la grandeza es exclusiva de personas dotadas con especiales cualidades que los convierte en seres superiores y destinados a protagonizar las más grandes hazañas de la humanidad, sin que puedan apartarse de dicho encargo porque resulta ser el resultado de una voluntad superior que así lo decidió.  Nada más apartado de la real condición humana, o por lo menos parcialmente.

Podría aceptar que sí existe esa voluntad, pero no para repartir de forma aleatoria ni mucho menos caprichosa, la fortuna de la grandeza. Muy al contrario, dentro de cada ser humano anida una semilla que fue sembrada en el vientre materno para que germine y de sus frutos, cuando quien la porta toma la decisión de pensar en grande.

Pensar es un acto humano ligado al lenguaje que nos diferencia de otros animales, con ello quiero decir que somos dotados de una capacidad inmensa de crear realidades a través del pensamiento. Somos lo que pensamos, y si pensamos en grande, pues eso seremos, seres grandes.

La historia nos ha dado cuenta de hombres y mujeres que han llegado al límite de la capacidad transformadora del entorno, al parecer dotados solamente de la capacidad de pensar diferente al resto de las personas de su época y de tu territorio. Algunas de esas personas han sufrido enfermedades y penurias, han padecido el destierro y la persecución y aun así han demostrado que el ser humano puede ampliar sus límites hasta umbrales extraordinarios.

Artistas, deportistas, conquistadores, políticos, maestros, científicos y toda suerte de roles han desempeñado esas personas a quienes hoy llamamos grandes. Todos unidos por un lazo común que nos pertenece incluso a los que no parecemos tener sus virtudes: la capacidad de pensar en grande.

Si el pensamiento se expresa en el lenguaje, me atrevo a dejar una pregunta: ¿Cuáles expresiones rodean tu vida?

Si piensas y te comunicas con expresiones como yo puedo, yo quiero, yo soy capaz, lo intentaré, persistiré, estoy decidido, es posible, me gusta, vale la pena, es importante, tengo fe, estamos unidos, entonces seguramente vas camino a la grandeza.

Antioquia y nuestra identidad cultural han estado relacionada con la grandeza; hemos sido pioneros en ciencia, industria, comercio, innovación, medicina e ingeniería por citar algunos aspectos de nuestras realizaciones históricas. Hemos tenido la vocación de recorrer el mundo y querer conquistar nuevas experiencias.

Pese a que pareciera que en las nuevas generaciones esta identidad se estaba perdiendo, hemos tenido líderes en los últimos años que nos han recordado que somos lo que pensamos y que estamos llamados a pensar en grande.