La filosofía mito o ficción

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Jaime Humberto Ramírez Cadavid

Para qué sirve la filosofía, la respuesta debe de ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al Estado, ni a la iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraria a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez una cosa vergonzosa. Solo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento bajo todas sus formas. Existe alguna disciplina, fuera de la filosofía, que se proponga la crítica de todas las mistificaciones, sea cual sea su origen y su fin? Hacer del pensamiento algo agresivo, activo y afirmativo. Hacer hombres libres, es decir, hombres que no confundan los fines de la cultura con el provecho del Estado, la moral o la religión. Combatir el resentimiento, la mala conciencia,  que ocupan el lugar del pensamiento. Vencer lo negativo y sus falsos prestigios. Quien a excepción de la filosofía se interesa por todo esto?  Gilles Deleuze. (Nietzsche y la filosofía).

Con el inicio del presente texto quiero tratar de reconstruir el mosaico de nuestros contextos sociales, culturales, cívicos y sus comportamientos históricos en el que el país se mueve actualmente, cual es el papel de nuestro sistema escolar y así poder comprender para qué se enseña la filosofía y valorar su importancia.

La acción pedagógica de la filosofía te enseña a pensar y razonar, desde el preguntar e interrogar como estrategia de aprendizaje (La pedagogía filosófica nunca nos dirá qué es la verdad, pero nos ayudará a desenmascarar aquellas mentiras que nos venden por verdades).

La filosofía es esa pedagogía que resulta más eficaz para la vida que muchas otras cosas que se consideran básicas. Razonar, meditar, reflexionar, recapacitar, entender, opinar, considerar, inventar, idear, imaginar, en definitiva PENSAR, es mucho más efectivo, práctico y conveniente que los “dogmas”, las costumbres y las tradiciones absurdas de “toda la vida“, tener criterio propio es una potestad personal a la que se llega tras reflexionar largamente, una facultad que no todo el mundo tiene porque no está dispuesta a pagar el precio de ir en “contracorriente”, para romper paradigmas. (Pensar es gratis, por una ecología humana, evite la deforestación mental).

¿Cuál es el papel de nuestro sistema educativo en la enseñanza de la filosofía?

Considero que es necesario enseñar la filosofía en todos los ciclos escolares, desde la educación inicial, hasta el grado once de bachillerato, implementado los lineamientos curriculares pertinentes que incluyan los procesos formativos universales ( los cuatro pilares de la UNESCO), desde lo plural, del enseñar – aprender y no dejarlo fijado en letra muerta a una planeación de la malla curricular, que no deja filosofar y entender el sentimiento de nuestra tragedia humana, el goce de reconocernos en lo plural y singular para potenciar dinámicas de creación, de ilusión, de fantasía, de utopía y convertir lo cotidiano en algo extraordinario del día a día escolar.

¿Por qué valorar la filosofía?

Es otra pregunta muy pertinente para comprender en gran medida al individuo que no tiene tintura De filosofía recorriendo o viviendo su historia personal y existencia encarcelado en prejuicios derivados de creencias habituales de su edad o de su nación y de convicciones que han crecido en su mente sin la cooperación o el consentimiento de su RAZÓN deliberada. Para un hombre así el mundo tiende a convertirse en definitivo, finito, obvio: los objetos comunes no despiertan preguntas y las posibilidades desconocidas son rechazadas despreciadamente. Actualmente nuestra sociedad habla y actúa desde sus creencias emociones Y carencias: he aquí la importancia de valorar la filosofía, tan pronto empezamos a filosofar nos damos cuenta que pensar no es difícil, por lo contrario, nos encontramos con que incluso las cosas más cotidianas conducen a problemas a los que sólo se pueden dar respuestas muy incompletas (no hay mayor tragedia que una educación sin filosofía lo cual solo convierte al individuo en un idiota útil).

La escuela debe ser el punto de equilibrio o el ombligo de la vida, para deconstruir tanto odio, tanto juego de oposiciones (polarización), deconstruir tanta memoria elefante para atizar el odio :aprender a perdonar lo imperdonable unas didácticas del perdón que extrañen la venganza y enseñen a estar en el presente sin odios y con mucha esperanza, que la escuela retome la pedagogía del amor, para estar a tiempo aquí y ahora… Vivir el presente, un escenario de inicio y tomar el riesgo de construir una nueva historia para resolver nuestras diferencias, inventemos otra guerra: una que tenga como fin la afirmación de la vida. Somos historia, filosofía, leños de la educación, objetos del comercio, experimento de los políticos y objetos para el resto, pero también podemos comprender que somos utopía, es el momento de buscarnos como seres humanos y reconocernos en las diferencias de las estelas del vivir (somos los otros), para no seguir tan perdidos de nosotros mismos.

En conclusión la visión agónica de nuestra realidad, debe hacer una construcción social del presente, sin evadir los problemas del momento que nos aniquila como sociedad, no buscando culpables sino causas que nos lleve a interrogarnos y confrontarnos desde un plano filosófico, educativo, religioso, social, político, científico, el más seguro de los problemas es el que tiene que ver con el tiempo presente, una filosofía para inconformes que en vez de tristeza, desemboque en un festín de alegría con sentido de vida y haga del pensamiento un carnaval.

Jaime Humberto Ramírez Cadavid