“La verdad raramente es pura y nunca es simple.” Óscar Wilde
POR: *JAIME HUMBERTO RAMÍREZ CADAVID
La sociedad actual vive en una realidad mediatizada y simulada donde la distinción entre lo real y lo ficticio, la verdad y la mentira se desdibujan y se integran a diario en la cotidianidad del ser humano, el cual de manera inconsciente se convierte en cómplice de los benefactores de la tergiversación de la iInformación, de una verdad compleja – La verdad de los hipócritas-.
En una época donde la información fluye de manera abrumadora, la verdad se ha convertido en una mercancía escasa, a menudo eclipsada por un mar de mentiras y verdades a medias, generando hábitos, comportamientos y patrones sociales que distorsionan la verdad, una cultura que raya en el cinismo y la mediocridad con el fin de destruir el interés y la capacidad por investigar, argumentar y corroborar la información. Hoy vemos que la verdad ha sido diluida hasta el punto de su extinción.
En esta realidad de espejismos se le ha dado gran protagonismo a las redes sociales, a las plataformas de noticias, a los diferentes discursos políticos, con atributos en el lenguaje para proyectar una fuerza capaz de fingir y disfrazar la verdad, manipulando la percepción pública y distorsionando la realidad hasta que se vuelve irreconocible.
Las mentiras repetidas lo suficiente comienzan a asumir la apariencia de la verdad, y en este juegos de espejismos la realidad auténtica se diluye hasta desaparecer y “la verdad” diluida no es verdad, es una verdad de los hipócritas.
“Todos los seres humanos son mentirosos, es cierto, tienen que creerme”. Úrsula K. le Güin
Si no te interesa corroborar la información de fuentes fidedignas, simplemente te dejas llevar por la marea de información disponible y te quedas así con el mejor post o con el informante que más te gusta.
Es inquietante ver como muchos de los dilemas, las inconsistencias o contradicciones que encontramos tiene colores llamativos, frases en prosa atractivas, hoy cualquier persona puede crear y publicar contenido sin ningún tipo de contextualización y restando veracidad a dicha información. Pero, es más inquietante aún, ver como se oculta la verdad de manera consciente para poder presentar otro tipo de información que favorece intereses particulares, con el agravante que todo este tipo de contenido se replica a gran velocidad.
Así, esta “verdad diluida “ es una enfermedad que socialmente debe ser abatida o rechazada por considerarse una aniquilación de la razón humana, pero para esta generación de réplica, la enfermedad parece estar dentro de los límites de la normalidad, convirtiéndose en una multitud manipulable, ya que se vuelven sensibles al carisma y no a la competencia., a la imagen y no a la idea, a la afirmación y no a la prueba, a la repetición y no al argumentación, a la sugestión y no al razonamiento. Un rumor mal contado te puede hacer odiar al inocente y amar al hipócrita.
Pero, lo cierto es que son muy pocos, por cualquier razón que se prefiera, los que se dan a la búsqueda de la verdad, y mejor aún a la misión de vivir en verdad, aunque sea una de las formas de vida más difíciles actualmente.
No renuncies a tu capacidad de distinguir la ficción de la realidad, incluso si tienes que pagar un alto precio social
*Jaime Humberto Ramírez Cadavid
Especialista en Ciencias Políticas.
Asesor en Gestión de la Calidad Educativa
