Humanizando los animales y deshumanizando al hombre

Arturo Tabares Mora

 Desde los inicios de la humanidad los animales por su fuerza, por su adaptación, por su origen tenían más control del mundo. En este sentido, los estudios humano-animal, se centran en las relaciones de los humanos con los demás seres animales, y tienen en cuenta que la cultura y los seres humanos, han tomado a los animales como proveedores de recursos, emociones y protección (Díaz, Olarte & Camacho

A partir de ese momento comienza una ambivalencia en las relaciones con los animales. Algunos van a ser deificados, mientras a otros los incluimos en nuestra familia, y la mayoría explotados al máximo, o para divertirnos, demostrar nuestro status o dar un capricho al paladar. En el antiguo Egipto, consideraban sagrados algunos animales, a los que representaban en pinturas, esculturas y relieves, y hasta eran  sepultados con los mismos ritos que los humanos. Tanto que a la muerte, seguía un proceso de momificación y eran enterrados en sarcófagos en las necrópolis. Pero, sin duda, el más cuidado, amado, protegido, representado y adorado, incluso tras la muerte, era el gato. Era el animal sagrado de la diosa Bastis.

Bajo estas consideraciones, opinó Marx, el hombre se diferencia de los animales, en las relaciones sociales de producción  que se dan en el trabajo consciente planeado y preparado, que no lo pueden hacer los animales. Es el trabajo que hace falta hoy en día en las personas que las está llevando a esa irracionalidad animal y a la animalización del hombre, por el ocio exagerado, la propensión al juego, y a actividades light, por la falta de ocupación, ahora subsidiada. Quién lo creyera, quien más criticó la explotación del trabajador ahora recomienda la importancia del trabajo para la racionalidad y la vida humana cuando dice: ” Podemos distinguir al hombre de los animales por la conciencia, por la religión o por lo que se quiera. Pero el hombre mismo se diferencia de los animales a partir del momento en que comienza a producir sus medios de vida, que se haya condicionado por su organización corporal. Al producir sus medios de vida, el hombre produce indirectamente su propia vida material. Tal y como los individuos manifiestan su vida, así son. Lo que son coincide, por consiguiente, con su producción, tanto con lo que producen como con el modo cómo producen. Lo que los individuos son depende, por tanto, de las condiciones materiales de su existencia. Karls Marx.

Hoy en día con características diferentes, los animales, se han vuelto a imponer sobre la sociedad y sobre los hombres, que había sido considerado el rey de la naturaleza. No sobra decir como hoy en día, el animal y particularmente, el perro, es endiosado como en la antigüedad domina al hombre, y lo pone a su servicio, lo idiotiza y lo esclaviza, cuando ha sido al contrario, desde la evolución de la humanidad, el animal al servicio del hombre en un principio para los trabajos pesados y de fuerza, hoy la fuerza y el trabajo pesado en los hombres, mientras el animal va en coche, en hombros o en los brazos, como un bebe, porque finalmente con ellos los confundimos y tratamos igual o mejor que a los niños. Los vestimos, consentimos, los besamos, bañamos, nos acostamos, hablamos con ellos, los consideran terapeutas, psicólogos, compañía y parejas, en algunos casos hasta se abusa sexualmente, los paseamos, les recogemos sus heces, los llevamos a todas partes,  le damos estatus, reclamamos sus derechos, como si fuera un humano, y si no se los dan reaccionamos como ellos, como animales, iracundamente y a ellos, les hablamos como a un niño y lo peor creemos que el animal nos está entendiendo y al quedar mirándonos parece que se burlara de nosotros, como diciendo; que estúpidos. A eso hemos llegado, la animalización del hombre y la humanización de animal, será esto posible. ¿Qué está pasando, en nuestra sociedad? Mucho ocio, poca ocupación, que ponen al cerebro, al nivel de los animales, queriendo poner, el de ellos, al nivel del hombre, considerándose, seres vivientes, sin raciocinio. En ese caso devolvamos la razón y la conciencia al creador.

Hoy a las relaciones humano-animal, o como preferimos llamarlo, a las relaciones-animales, humanos-animales no humanos, pues una de las características de las miradas críticas actuales, sobre estas relaciones, es pensar a los seres humanos, como parte del mundo animal, lo cual pareciera como algo lógico y que se sobreentiende, pero no es así. Los estudios sobre los animales, sea desde la biología, la historia, la antropología, la medicina veterinaria o cualquier otra disciplina que se haya interesado en los animales, o en la presencia de los animales en el mundo de los humanos, han dejado claro esa división tajante entre la naturaleza y la cultura (así no la mencionen), en que el Hombre produce la cultura (y hace parte de ella) y la naturaleza es algo externo a la sociedad y a la cultura, por lo que el Hombre, no hace parte de ella (de la naturaleza), sino que la controla, la transforma, la usa, la apropia y la convierte en recursos, que deben ser explotados o que deben ser protegidos. Esta ha sido la mirada de la cultura Occidental, una cultura (y las sociedades que hacen parte de ella), patriarcal, falogocéntrica, capitalista, especista, además de racista, sexista y homofóbica. En este sentido, cuando mencionamos que, en esta cultura, es el Hombre el que la produce, nos remitimos a los imaginarios de esta cultura a lo largo de siglos y siglos de existencia social, en que el poder ha estado sobre los hombros de estos Hombres: blancos, heterosexuales, ahora homosexuales bisexuales, angloeuropeos, cristianos, dónde la mujer ha sido considerada como secundaria y exaltada en tanto reproductora y cuidadora, más cercana a la naturaleza que a la cultura. Y ahora que ha sido reconocida, se le sigue dando más valor a los animales (el perro) que ellas, en muchos casos con su consentimiento, porque siguen siendo sus promotoras y cuidadoras.