Por: IVÁN ECHEVERRI VALENCIA

Después de la reaparición de la condenada y prófuga la ex congresista Merlano en entrevista otorgada a la periodista Vicky Dávila, la cual duró más de dos horas, alborotó el cotarro político. La entrevista transcurrió en términos pausado y en otros momentos de manera emotiva cuando Aida recordaba a sus hijos y demás allegados y por las difíciles situaciones vividas al haberse involucrado en una empresa desconocida y esto a causa de su juventud, de haber sido utilizada por parte de unos caciques políticos, de sus deseos sacar adelante su familia llena de necesidades o de estar obnubilada por la ambición de hacer parte de  un equipo que venía ostentando el poder durante muchas décadas en el Departamento del Atlántico.

Al escuchar detenidamente a la señora Merlano, entra uno en un grado de confusión si está mintiendo o si todo lo que dice en medio de su dolor es la pura verdad, lo que si fue muy reiterativa en manifestar que tenía las suficientes pruebas para demostrar la corrupción política y administrativa en que están o estuvieron incursos algunos líderes regionales y de talla nacional, comprometiéndose con la periodista en hacerle entrega de las mismas y aún a la Fiscalía cuando esta se la requiriera.

En su relato impactó la forma como se preparó y transcurrió la fuga, por parte de las personas que le colaboraron en su salida del consultorio, los que le ayudaron en su pernoctada en Bogotá,   el traslado a Valledupar y la manera como tuvo que escapar de ellos para poder ingresar a Venezuela. De este aparte de la entrevista nos queda un tufillo o serias  dudas de las reales intenciones de las autores intelectuales y de los que llevaron a cabo tan espectacular fuga, porque deja entrever que la engañaron y lo que estaba era presuntamente retenida, desconociéndose hasta la fecha para que fines.

Lo menos imaginable de los comprometidos en “ayudarle” en tan audaz aventura, era el de  ingresarla al país vecino,  a sabiendas de las relaciones belicosas con el gobierno de Nicolás Maduro y las consecuencia nefastas que esta les podría acarrear.

Aunque los grandes medios de comunicación guarden un silencio sospechoso, en la difusión de las acusaciones de Aida en contra de algunos poderosos de la clase política y empresarial, debemos creerle, hasta tanto,  no se demuestre que ella mintió. Lo más grave de todo lo ocurrido es la manera sesgada como obran los grandes medios, ya que cuando les conviene, hacen de fiscales y jueces, destruyendo al que cae en sus garras por un simple anónimo sin confrontarlo, haciendo que sus redes sociales colapsen y se conviertan en primera tendencia. ¿Acaso no es actuar con doble moral?

Una mujer con carácter y cansada de tanto padecimiento se atrevió hablar,  a pesar del miedo por lo que podía acontecer a ella y a su familia, puso el dedo, donde más dolía, en el “coronavirus” de la corrupción que está acabando con nuestro país y el que están involucrados no solo algunos personajes de su región sino toda la clase política Colombiana, si dejar por fuera algunos actores del sector privado y servidores públicos.

El balón está en el campo de la Fiscalía y de los jueces, quienes no pueden hacerse el de los oídos sordos, ya deberían haber comenzado las indagaciones preliminares sobre las graves denuncias de la señora Merlano y  los pormenores como se realizó la fuga y saber si el  interés de sus cómplices era el de ayudarle de verdad o de acallarla para siempre.

Hoy los mercaderes de la política y los que pretenden seguir esquilmando los recursos del Estado en provecho propio se encuentran asustados y otros en cuidados especiales esperando que la justicia actúe

Los ciudadanos de a pie solo nos atenemos a contemplar cómo se va deshaciendo la nación por la putrefacción existente sin poder hallar una cura a la vista.