Por Iván de J. Guzmán López

Es doloroso reseñar que uno de los sectores más queridos de la sociedad, como lo es el magisterio, hoy viva sin servicios de salud, burlados,  de aquí para allá, y, tal vez, desatendiendo la educación del pueblo que tanto dice amar este gobierno.

Los informes de prensa, rezan: “Tras los problemas que han tenido los docentes en los últimos meses para acceder al derecho a la salud, debido a los cambios que hizo el gobierno nacional en el modelo de atención, una comitiva de la Asociación de Institutores de Antioquia (Adida) desarrolló este jueves 1 de agosto una agenda en Medellín que incluyó una visita a las instalaciones del Fondo Nacional de Prestaciones sociales del Magisterio (Fomag) y otra a las de la Fiduprevisora. La decisión de hacer esta jornada, que tiene carácter de veeduría, se dio luego de que los hospitales públicos de Antioquia comunicaran que suspenderían, desde este jueves, los servicios ambulatorios no urgentes a los profesores y sus beneficiarios, por causa de los retrasos en los pagos de parte del Fomag, lo que los deja en mayores aprietos que los que ya viven por las deudas de las EPS. Los servicios que se ven afectados para los docentes son citas médicas, medicamentos y exámenes, entre otros”.

“Según el comunicado de la Asociación de Empresas Sociales del Estado (Aesa), el Fomag les debe a los hospitales públicos del departamento lo correspondiente a la prestación de servicios a los maestros durante mayo y junio de este año, por lo cual limitaron la atención. Tan pronto como se conoció esta noticia, desde el sindicato Adida reiteraron que ya han hecho llamados a la Fiduprevisora para que se ponga al día con celeridad con las deudas pendientes que tiene con los hospitales no solo de Antioquia, sino también de otros departamentos del país”.

La disculpa del gobierno Petro, para destrozar el sistema de salud colombiano, se fundamentaba (con razón, en muchos casos) en que las EPS se habían convertido en fuente de corrupción y no pagaban servicios a la red hospitalaria. Hoy, cuando el gobierno acabó con las EPS, y se comprometió a girar directamente los recursos a la red hospitalaria, encontramos que el Fomag no hace los pagos a tiempo y, como consecuencia, la red hospitalaria no está en capacidad de prestar servicios de salud.

Esta semana escuchamos al alcalde de Cali, en tono de verdadera alarma, denunciar que el servicio de salud en el Valle está en alto riesgo, y “suplicó” al gobierno nacional hacer los pagos correspondientes de inmediato. Por su parte, el alcalde de Medellín, mostró su preocupación ante la situación de los maestros en Antioquia. Igual queja se ha escuchado de muchos alcaldes y gobernadores a lo ancho y largo de Colombia.

Se sabe que el desprestigio del congreso de la república alcanza cifras escalofriantes para cualquier democracia, y no es cosa de 4 o 5 pelagatos (como era el trato que nos daba el mal recordado exalcalde de Medellín, Daniel Quintero), pero los señalamientos de corrupción en cabeza de los expresidentes del senado y cámara, cuantificados en 3 mil y mil devaluados millones para cada uno, respectivamente, sumado a la aprobación de reformas sin los debates de ley en la cámara, más la incapacidad manifiesta para hacer control político y real citaciones a ministros tan pobres en sus ejecutorias como la del Trabajo (que tiene a sus trabajadores de oficina en paro), los de Justicia, Salud y Hacienda, por citar unos pocos, nos dice que estamos ante un congreso inferior al pueblo e inmersos en graves problemas disciplinarios y aún delictivos, que atentan verdaderamente contra la democracia; no obstante, creo en congresistas estudiosos, pausados, desapasionados  y argumentativos como David Luna, quien, sin conciencia comprada, ante el oscuro panorama de la salud, luego que el gobierno Petro le metiera la mano, y la convirtiera en caos e incapacidad para atender a la población, en un Twiter, fechado a 28/5/24, expresó:

“La EPS SURA solicita su salida del sistema de salud. Dos años le tomó al Presidente @petrogustavo acabar con el sistema de salud que llevaba 30 años construyéndose. ¿Era perfecto? No. ¿Se podía mejorar? Por supuesto. Pero la apuesta del Presidente, desde el primer día de su gobierno, fue acabar con nuestra salud para obligarnos a tener un sistema público donde él pueda tener el control de más de 90 billones de pesos al año. Los más perjudicados son los pacientes, especialmente aquellos con enfermedades crónicas que necesitan sus tratamientos para vivir”.

Por su parte, el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, en su cuenta @FicoGutierrez, el mismo 28/05/24, a las 10:53 a.m., twiteó:

“Aguantaron una pandemia. No aguantaron la peor. Lo que no pudieron hacer a través de la Ley, lo lograron ahogando financieramente a las EPS. Hasta que Petro acabó con el sistema de salud. Le gusta más destruir que construir. Pone en riesgo la vida de la gente. El retiro de la EPS Sura de nuestro sistema de salud es un duro golpe para la sociedad. Son 5,5 millones de afiliados en el país, más de 3 millones en Antioquia (43% de los afiliados) y más de 1,6 millones en Medellín (57% de los afiliados). Esto representa una grave crisis para la salud no sólo en Medellín y Antioquia, sino en todo el país. O reacciona Colombia o perdemos el país. Nos llevan hacia un salto al vacío sin paracaídas”.

Petro, en una de sus intervenciones públicas, refiriéndose a la triste situación de desgreño administrativo y abandono en materia de salud (usando un tono arrastrado que hizo que sus críticos -y los que no lo son tanto- se apresuraran a señalar que  su discurso pareciera salir de boca de un hombre en estado de embriaguez), encontró el origen del problema en un factor específico: el “software”. Así, durante una agenda de “Gobierno con los barrios populares” llevada a cabo en Manizales, de manera cantinflesca, dijo al país que la culpa de las dificultades experimentadas en el nuevo modelo de salud para los docentes en Colombia, la tiene el software:

“Queremos que el maestro y la maestra puedan escoger en qué clínica quieren ir. Eso hay que lograrlo, aún no lo hemos logrado. Está entrabado allá y ¿sabes cuál, dónde está el problema? En el software”.

En el capítulo LVIII, del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, dice don Quijote a Sancho:

—Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento, ateniéndome a lo que suele decirse: que de los desagradecidos está lleno el infierno. Este pecado, en cuanto me ha sido posible, he procurado yo huir desde el instante que tuve uso de razón, y si no puedo pagar las buenas obras que me hacen con otras obras, pongo en su lugar los deseos de hacerlas, y cuando estos no bastan, las publico, porque quien dice y publica las buenas obras que recibe, también las recompensara con otras, si pudiera; porque por la mayor parte los que reciben son inferiores a los que dan, y así es Dios sobre todos, porque es dador sobre todos, y no pueden corresponder las dádivas del hombre a las de Dios con igualdad, por infinita distancia, y esta estrechez y cortedad en cierto modo la suple el agradecimiento. Yo, pues, agradecido a la merced que aquí se me ha hecho, no pudiendo corresponder a la misma medida, conteniéndome en los estrechos límites de mi poderío, ofrezco lo que puedo y lo que tengo de mi cosecha; y, así, digo que sustentaré dos días naturales, en mitad de ese camino real que va a Zaragoza, que estas señoras zagalas contrahechas que aquí están son las más hermosas doncellas y más corteses que hay en el mundo, excetando solo a la sin par Dulcinea del Toboso, única señora de mis pensamientos, con paz sea dicho de cuantos y cuantas me escuchan”.

Qué triste que así le pague el gobierno Petro, a quien bien le sirvió y le sirve. ¿Tan rápido olvidó el gobierno Petro los $500 millones aportados a la campaña, los miles de votos aportados y, en muchos casos, el adoctrinamiento a estudiantes y padres de familia?

“Entre los pecados mayores que los hombres cometen, aunque algunos dicen que es la soberbia, yo digo que es el desagradecimiento”. Nuestros maestros deberían ser los mimados de este gobierno. ¡Quienes mejores condiciones laborales y de salud, deberían gozar! Y para acabar de agradecerles, les nombra como ministro a un individuo, antípoda de lo que es educación y cultura.

¡La culpa la tiene el software! ¡Ya no me cabe duda!