Los antiguos consideraban que la amistad se contaba entre la mayor de las virtudes.  Era un elemento esencial para la plenitud o la felicidad en la vida.  “Pues sin amigos -dice Aristóteles- nadie escogería vivir aunque tuviera todos los demás bienes”; vale la pena recordar estas palabras en un mundo de bienes perecederos.

Por: LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS

Según Aristóteles, la amistad es, o supone, un estado de carácter y de una virtud por excelencia.  Hay tres clases de amistad.  Éstas se basan en el plan de la mutua compañía, amistades de placer, o en la utilidad de la asociación, amistades de utilidad, o en la admiración recíproca, amistades de virtud.  Todas son esenciales para la buena vida y los mejores amigos no sólo admiran recíprocamente su excelencia, sino que se complacen en la mutua compañía y la encuentran ventajosa.  He aquí un fragmento del clásico comentario de Aristóteles.

Así como los motivos de la amistad difieren en especie, también difieren los respectivos sentimientos y amistades.  Las especies de amistad, pues, son tres, en cantidad acorde con sus objetos, pues en cada cual puede haber “mutuo afecto mutuamente profesado”.

Ahora bien, quienes se profesan amistad se desean el bien, de acuerdo con el motivo de su amistad; en consecuencia, aquellos cuyo motivo es la utilidad no se profesan verdadera amistad, salvo en la medida en que algún beneficio surja de ello.

Y aquellos cuyo motivo es el placer se encuentran en similar situación.  Es decir, sienten amistad por hombres y mujeres de placeres fáciles, no porque sean de determinado carácter sino porque son gratos para sí mismos.  Así aquellos cuyo motivo para la amistad es la utilidad aman a sus amigos o amigas por lo que es bueno para ellos mismos, aquellos cuyo motivo es el placer lo hacen por lo que es placentero para ellos mismos; es decir, no en la medida en que el amigo o la amiga amado-a es, sino en la medida en que es útil o placentero.  Estas amistades dependen del resultado, pues el objeto no es amado por lo que es el hombre o la mujer sino por la ventaja o el placer que ofrece, según el caso.

Tales amistades son muy propensas a la disolución si ambas partes no continúan igual.  Es decir, los demás dejan de profesarles amistad cuando ya no son útiles ni placenteros.  Ahora bien, está en la naturaleza de la utilidad no ser permanente sino mudable, así, cuando el motivo que los hizo amigos desaparece, la amistad se disuelve, pues existía solo en la relación con las circunstancias de utilidad o de deseos.

La amistad perfecta, pues, es aquella que subsiste entre aquellos que son buenos y cuya similitud se encuentra en su bondad, pues estos hombres o mujeres se desean el bien de modo similar, en la medida en que son buenos, y son buenos en sí mismos; y son especialmente amigos aquellos que desean el bien a sus amigos o amigas por sí mismos, porque lo sienten así por ellos mismos y no como mera cuestión de resultados; así la amistad entre hombres o mujeres continúa mientras ellos sean buenos; y la bondad, como sabemos posee un principio de permanencia.

Las amistades de esta clase son por fuerza raras, pues raros son los hombres o mujeres de esta clase.  Además, suponiendo que se cumplan todos los requisitos, se requiere tiempo e intimidad, pues como dice el proverbio, los hombres y mujeres no pueden conocerse “hasta que hayan comido juntos la necesaria cantidad de sal”, ni pueden admitir la intimidad, y mucho menos ser amigos, mientras cada cual no se haya revelado al otro y haya demostrado que es un sujeto apropiado de amistad.  Quienes comienzan apresuradamente un intercambio de actos amistosos pueden sentir el deseo de ser amigos, pero no lo serán a menos que también sean sujetos apropiados de la amistad y se conozcan mutuamente como tales es decir la apetencia de amistad puede surgir rápidamente pero no la amistad misma.  La bondad moral, o la “bondad de carácter” es la cualidad que posibilita la amistad.  “de ahí nacen toda armonía, permanencia, lealtad y fidelidad”.

PD: Duele en el alma que, en el escenario de la política, la amistad permanece mientras se pueda explotar al otro y a los otros, y cuando ya no le son útiles a los intereses electorales de los políticos los arrinconen en el cuarto de san alejo.  ¡Doy fe!.

LUIS FERNANDO PÉREZ ROJAS                                    Medellín, febrero 25 de 2023