Por: Luis Fernando Perez Rojas

Cuando un rector- líder no  puede navegar guiando a su Comunidad Educativa a través de aguas turbulentas, puede hundir la nave de la Institucionalidad Universitaria.           

Creo que debo confesar que el Dr. Juan Luis Mejía, supo trazar el rumbo de EAFIT con una estrategia de navegación, fundamentada en el Proyecto Educativo Institucional.                               

Demostró ser un gran ciudadano y navegante excelente en el océano de la educación superior, para el departamento de Antioquia y el país entero. A mí no me llama la atención involucrarme en los detalles de su gestión, prefiero seguir mi instinto natural como ciudadano de a pie,  para dar oportunidad a sus educadores y estudiantes que tuvieron la suerte de interiorizar su ejemplo y señorío, algunas veces demasiado profundo en sus lecciones de vida, para bienestar de toda la Comunidad  Eafitense. En su mandato rectoral supo complementar sus debilidades y fortalezas rodeándose con líderes – navegantes e inspiradores  que construyeran la Cultura del Trabajo en Equipo para bien de la Universidad, de la sociedad, la familia y el Estado.                                       

En mi apreciación personal, desde la distancia profesional como educador, puedo precisar algunos pasos significativos para llevar a EAFIT a feliz Puerto:                                       • Supo predeterminar y planear un programa de acción, muy sólido y pertinente.                                       •Trazó sus metas con visiones compartidas,  fundamentadas en el respeto por la diferencia.            • Ajustó inteligentemente sus prioridades, bajo la aplicación del principio Primero lo Primero.              • Hizo notificaciones al personal clave para confrontar el cumplimiento Misional de la Universidad.   • Con prudencia y sensatez dio cierto tiempo a la aceptación de sus ideas mediante la socialización, diálogo y debates académicos.        • Demostró coherencia para persuadir a todos los estamentos universitarios de que sus pensamientos y palabras se podían poner en acción, por un propósito común.                                            • Fue tolerante y supo esperar con sabiduría,  para darle solución a los problemas y conflictos que surgieran al interior de la Universidad.                                • Señaló el camino correcto con transparencia, ética y moral para el logro de los mayores éxitos institucionales, dejando un legado muy difícil, pero no imposible,  de superar.                          • Revisaba continuamente sus planes de mejoramiento, para hacer los correctivos pertinentes, sin señalar culpables en el hallazgo de debilidades.                Creo, de manera muy suscinta, esbozar la magnífica labor de este navegante y epónimo rector, digno de todo reconocimiento, valoración y, tomarlo como referente significativo para emular…..                                           

Ante los obstáculos principales para el planeamiento exitoso, que a veces generan temor al cambio, este ciudadano y educador ejemplar supo minimizar los miedos, la incertidumbre acerca del futuro, y la falta de imaginación que pueden amenazar un *PEI*  de esta dimensión educativa.             

Dio la lección de que no es el tamaño del Proyecto de EAFIT lo que determina su aceptación científica, tecnológica y humana ni el apoyo económico y financiero para lograr el éxito de la Universidad, Sino el tamaño del Líder que la timonea. La estatura humanista, intelectual, mental y espiritual de tan distinguido servidor pábilo deja un vacío difícil de llenar en el campus universitario de tan majestuosa universidad.                                 

Lastimosamente, se estila en nuestro mundo académico homenajear a los nombrados y poco a los que entregan un cargo con la satisfacción del deber cumplido. ¡Buen viento y Buena mar, MAESTRO DE MAESTROS!

Cordialmente,  Luis Fernando Perez Rojas

Cordialmente,

Luis Fernando Perez Rojas