Por : Misael Cadavid MD

Recientemente se viralizó la imagen del papa Francisco con una chaqueta excéntrica, digna de un desfile de moda. Y qué decir de una página en only fans con modelos creadas por inteligencia artificial con una belleza exuberante que pondría a las de carne y hueso en vacancia. También se puede ver un Filme creado por Inteligencia Artificial que muestra cómo sería una invasión extraterrestre en la Tierra y la reacción del ser humano. Muchas personas asumieron que eran reales, sin indagar acerca de su verdadero origen: la inteligencia artificial (IA).

La IA es el punto en el que un bot puede aprender y entender cualquier cosa enésimas veces mejor al que haría un humano.

El debate sobre los usos y efectos de la IA abarca también, de manera especial, la implementación de sistemas como GPT-4 y ChatGPT, que crea contenidos, entabla conversaciones, resuelve problemas, etc., con base en algoritmos.

Previendo un escenario apocalíptico, más de 1000 expertos tecnológicos en el mundo formularon una declaración abierta en la que piden una pausa en las investigaciones relacionadas con sistemas más potentes que el GPT-4

Y es que en los últimos meses hemos visto cómo los laboratorios de IA se han lanzado a una carrera descontrolada para desarrollar y desplegar cerebros digitales cada vez más potentes que nadie, ni siquiera sus creadores, pueden entender, predecir o controlar de manera confiable.

Indudablemente, deben ser establecidos sistemas de seguridad con autoridades reguladoras, vigilancia de los sistemas de IA, técnicas para distinguir lo real y lo artificial, entre otros mecanismos.

La inteligencia artificial semejante a jugar ser Dios podría conducir a un futuro colmado de incertidumbres.

Aunque algunos expertos estén entusiasmados con los beneficios financieros que promete ofrecer la IA, lo que podría mover billones de dólares en los próximos años para facilitar procesos industriales, comerciales, Tecnológicos, educativos, científicos, etcétera; otros expertos advierten del riesgo que existe que se produzca una catástrofe inclusive nuclear.

Una inteligencia semejante a “Dios” podría desarrollarse en una tecnología por sí misma y transformar el mundo sin supervisión.

La IA semejante a “Dios “podría ser una fuerza más allá de nuestro control o comprensión, que podría llevar a la obsolescencia de la especie humana o la destrucción del planeta.

Hasta ahora, los humanos han seguido siendo una parte necesaria del proceso de creación y aprendizaje que caracteriza el progreso de la inteligencia artificial. En algún momento, se podría perder el control, generando una IA semejante a “Dios” capaz de superarse a sí misma constantemente.

¡Para entonces, puede que ya sea demasiado tarde!

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