¿Por qué teniendo tantas y tan extraordinarias potencialidades, en comparación a muchas otras naciones del mundo, somos un pueblo tan proclive a ser víctima de tantos problemas que degradan nuestra estabilidad, armonía, bienestar y paz?

Autor: Héctor Jaime Guerra León*

Estos temas, no obstante estar tan ligados a la razón de ser de nuestra institucionalidad, se vuelven molestos para algunos y en especial para quienes tienen el noble y serio compromiso de ejercer gobernabilidad en un país tan complejo y desarticulado, tan extenso y difícil, tan diverso y con tantas potencialidades en multiplicidad de frentes y materias como es el nuestro.

La Nación se ha entendido, según las ciencias sociales, que son las que más trabajan este tipo de definiciones como “Comunidad social con una organización política común, un territorio y órganos de gobierno propios, que es soberana e independiente políticamente de otras comunidades” o naciones.

En el portal virtual “ECONOMIPEDIA- haciendo fácil la economía”, encontramos herramientas muy prácticas que nos permiten explicar con mayor facilidad este tipo de concepciones y creaciones humanas y entender por qué los colombianos somos como somos y lo difícil que es realmente encontrar la armonía y el punto clave que nos permita vivir y practicar el verdadero sentido que se le debe dar a una Nación, para que esta sea el portaestandarte y trace el rumbo de una organización social, estatal y gubernamental que pueda alcanzar el estándar de bienestar (estabilidad y paz) que la han inspirado y que –en nuestro caso- no hemos podido lograr por arduas y fuertes que hayan sido las luchas y los esfuerzos que hemos hecho para lograrlo.

Así las cosas, a una Nación, cualquiera que ésta sea, deben concurrir una serie de elementos que son los que hacen posible darle razón de ser a dicho conglomerado de seres humanos- personas, tales como: el territorio, donde concurren y se asientan o habitan las poblaciones; la lengua o leguajes que usamos para comunicarnos y que es común a grandes grupos o conglomerados (pueblos Indígenas, Afro, Raizales, ROM, Palenqueros, entre otros; la cultura o tradiciones que nos caracterizan, identifica o nos hace diferentes al interior de cada pueblo y/o comunidad; la diversidad étnica, religiosa, sexual. Por ejemplo, a pesar de que nuestra lengua base es el español, en las islas, se habla Papiamento, así también, los indígenas, los ROM, como otros pueblos, tienen sus propias lenguas y/o dialectos. Es algo extraordinariamente diverso e enriquecedor culturalmente y, ni que decir, de la sorprendente riqueza que -en biodiversidad- tenemos los colombianos.

Precisamente es esa diversidad tan rica y valiosa que nos hace casi que únicos en el universo, lo que nos complica también la adopción de maneras y de códigos culturales que nos permita armonizar y disfrutar de todas estas fortalezas.

Somos pues, indefectiblemente, y ello nos debiera llenar de orgullo, “un país pluriétnico y multicultural, dado el proceso del mestizaje que desde la conquista y la colonia española, originó, entre nosotros, una cultura diversa y rica en manifestaciones y costumbres de distintos orígenes, que nos hace realmente diversos” y cosmopolitas.

Pero con todo y lo que se diga, también hemos aprendido que lo que más debe caracterizar a una persona que hace parte de una Nación sólida y pujante, progresiva y prospera, como se supone que es la nuestra, deben ser su gran espíritu y voluntad de vivir en una misma comunidad, buscando y haciendo esfuerzos comunes por encontrar la solidaridad, la unidad, entre todos los que conviven en ella, compartiendo y defendiendo valores e intereses superiores (no individualistas ni egoístas) y haciendo que surja y subsista siempre una conciencia común a todos los que hacen parte de nuestro entorno social.

He ahí pues la gran incógnita, ¿porque teniendo tantas y tan extraordinarias potencialidades, en comparación a muchas otras naciones del mundo, somos un pueblo tan proclive a ser víctima de tantos problemas que degradan nuestra estabilidad, armonía, bienestar y paz?

Son muchos nuestras dificultades y problemas y, por lo tanto también muchos los retos para aprender a vivir en una Nación tan rica, tan diversa y, por lo tanto tan poderosa como la nuestra.

Vamos Colombia, ¡ni un paso atrás, siempre adelante!

*Abogado Defensoría del Pueblo Regional Antioquia. Especialista en Desarrollo Social y Planeación de la Participación Ciudadana; en Derecho Constitucional y Normas Penales. Magíster en Gobierno.