Por: Balmore González Mira

No pretendo hacer un recorrido histórico, pues en ese campo de los historiadores el escenario se los dejo a ellos, pues no lo soy. Solo quiero recordar unas vivencias de hace dos décadas. Pero a propósito del 11 de septiembre de 2001 es completamente válido hacer un cuadro comparativo entre los países del título de este artículo de opinión para entender un poco el riesgo que puede tener nuestra nación.

Como en el cuento aquel del ladrón al que todo el mundo grita ¡cójanlo, cójanlo, cójanlo! y luego de ser capturado se pone a llorar y todos empiezan a gritar ¡suéltenlo, suéltenlo! Recuerdo que luego de los atentados a las torres gemelas,  los Estados Unidos “invadieron” Afganistán con el propósito de encontrar a los responsables del acto terrorista que ahora se conmemora. Una pequeña parte del mundo se alió a tal propósito y otra gritaba no a la invasión. El objetivo era bajar del poder a los Talibanes y desbaratar la estructura de Al Qaeda, el grupo terrorista dirigido por Osama Bin Laden quien años después fue dado de baja. 20 años de una invasión innecesaria para unos y absolutamente útil para otros, pues contenía un poco la fábrica de terroristas más despiadados de la historia. Restablecer la democracia y mantener el orden. Tal vez para unos fue inútil, pero para millones de afganos fueron 20 de años de vivir en la esperanza, de tener sueños. Hoy cuando se dio la orden de que el último soldado norteamericano saliera de su territorio, con él  empieza la película de terror de mujeres, niños y ancianos  a deambular por el mundo como unos migrantes desarraigados, sin sueños y sin esperanza. Muchos de quienes pedían que EEUU saliera, ahora dicen por qué salió.

Hace 20 años Colombia era un estado inviable, tal vez un estado fallido, 2001 era la desesperanza, el terrorismo se había tomado el país por cuenta de las farc, unos reclamaban la ayuda de Estados Unidos, otros decían que era intromisión en los asuntos internos de la patria, estos últimos sabían que tenían que allanar el camino para que los narcoguerrilleros llegaran al poder y algo han logrado, ahora tienen congresistas gozando de la impunidad que les dio un mentiroso,  engañoso y no aceptado por la mayorías,  tratado de paz.  

En el 2002 hubo cambio de gobierno en Colombia y bajo la política de Seguridad Democrática, comenzó a construirse un nuevo estado, a reconstruirse la democracia y la autoridad.

Las escenas dantescas de la huida de Kabul son por lo menos tristes, desoladoras;  Colombia podría pasar de ser un país que en materia humanitaria recibe migrantes a ser un país donde después de las elecciones de 2022, muchos de sus habitantes quieran ir a otras latitudes, buscando refugio, si seguimos exclamando a gritos ¡Elíjanlos, elíjanlos! Para que lleguemos al estado calamitoso en que hoy están Venezuela y Nicaragua, donde se dejaron llevar por la ola de las dictaduras de extrema izquierda y todos gritan hoy a una voz ¡Democracia, Democracia, Democracia!

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