Por: Balmore González Mira

Definir esta profesión o esta vocación puede ser una de las formas más complejas de intentar entender este, también conocido como uno de los oficios más bonitos de la humanidad, al que podríamos equiparar al de los médicos, cuando se desarrolla con ética y profesionalismo, porque realmente salva vidas al informar de manera  oportuna y veraz y ello es la vida misma. O al del sacerdote, cuando en la confesión, son capaces de proteger la fuente hasta con su vida misma.

Y debo comenzar diciendo que definir esta labor es muy complejo porque tal vez puede ser una de las profesiones o tareas más difíciles, el periodista puede equivocarse en sus apreciaciones, conceptos y opiniones, pero jamás en pretender moldear la realidad, cuando de informar de manera objetiva sobre un suceso o acontecimiento se trata. Leí por estas calendas un episodio de información sobre la resurrección de Lázaro, que sirve como elemento explicativo de lo que debe ser la objetividad y veracidad sobre un hecho ocurrido y ello me llevó a la reflexión de lo que puede hacer un periodista cuando empieza a calificar desde su óptica los hechos.

Una cosa entonces concluí para mí, que puede o no ser compartido por estos profesionales de la comunicación, que una cosa es comunicar la noticia o contar los hechos más puros y simples y otra muy diferente describir los acontecimientos y otra absolutamente distinta llenar de adjetivos los sucesos para ser pasados a través de los diferentes instrumentos comunicacionales que hoy existen.

He admirado profundamente a quienes han escogido esta profesión, arte u oficio; su tarea no es nada fácil y así como acertadamente pueden encumbrarse en su rol como los mejores y ser  admirados y aplaudidos por muchos, cualquier error los lleva a la picota pública y los condena de manera implacable por el público que no perdona.

Su labor, muchas veces subvalorada y otras estigmatizada, es fundamental en cualquier organización, son imprescindibles para comunicar dentro de estas y de lo bien que lo hagan dependen los buenos resultados; su relacionamiento es indispensable para que haya conocimiento del funcionamiento de un todo o de todo.  El comunicador social y el periodista serios, éticos, profesionales e idóneos tienen roles trascendentales en una sociedad actual dónde las falsas noticias y las redes nos enredan y nos confunden cada minuto, cada día con mayor capacidad de engaño.

La sociedad seria valora al periodista serio, al que forma e informa, al que emite y transmite con objetividad y buen criterio.

El 9 de febrero se celebra el día del periodista en nuestro país y muchos premios y reconocimientos afloran, unos merecidos, otros cuestionados; muchos valorados y otros que pasan inadvertidos, pero los que nunca dejarán de ser, son aquellos periodistas que no se venden al mejor postor y que por fortuna para quienes los leemos, escuchamos y vemos, siempre serán un referente de lo que debe ser un gran periodista. A todos ellos ¡Eternamente la vida, apreciados periodistas!

Get Outlook para Android

 

 

 

 

Luis Pérez – Presidente

El Revolucionario de las nuevas economías