Por: IVÁN  ECHEVERRI  VALENCIA

Joe Biden fue certificado el pasado 6 de enero por el Congreso de su país, como el presidente 46 de esa nación, después de una agitada contienda electoral con el actual presidente Trump, que a pesar de haber perdido tanto en votos como en delegados, hasta el último momento, pretendió interferir en su  reconocimiento hasta el punto de promover entre sus seguidores una insurrección, que ha dejado una grave herida a la democracia y a la libertad de ese país.

Biden, hijo de padres migrantes irlandeses; incursionó en política a los 27 años cuando fue elegido concejal de la ciudad de New Castle en el estado de Delaware por el Partido Demócrata.

En 1.972 con 29 años se hizo parlamentario y fue reelegido durante  seis veces. Biden caracterizado por su seriedad, ecuanimidad y sencillez; hizo parte de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado; se identificó por adelantar proyectos contra la violencia familiar, por los aumentos de penas a los violentos y ha sido un decidido defensor de la lucha que se ha librado contra el narcotráfico.

Joe, como trata a Biden, Barack Obama en su reciente libro “Una Tierra Prometida”, participó en las primarias del Partido de Demócrata, conjuntamente con Hillary Clinton, Chris Dodd. Después de la victoria de Obama en las primarias en Iowa, se retiró de la contienda y se le unió a su campaña cuando obtuvo la nominación de su partido.

El senador Joe Biden, católico, con una amplia hoja de vida, experto en relaciones exteriores y en asuntos de seguridad nacional y, con enorme reconocimiento y credibilidad por parte de líderes mundiales; fue escogido entre Hillary Clinton, Evan Bay, Tim Kaine entre otros, como la fórmula vicepresidencial  de Barack Obama, para contrarrestar las críticas que recaían por su inexperiencia en ciertos asuntos de Estado.

Después de haber intentado por varias ocasiones ser el Presidente de la nación más poderosa de mundo, la tercera fue la vencida, al derrotar en unas elecciones históricas, reñidas y controvertidas al más histriónico, perverso y manipulador presidente en la era moderna, que ha tenido los Estados Unidos, Donald Trump.

Conciliador, experimentado, Biden es el presidente de mayor votación en la historia de los Estados Unidos; un demócrata que tendrá que superar la actual crisis en que está sumida esa nación, sobre todo la de unir a sus ciudadanos.

Biden y la  primera mujer vicepresidente de ese país, la senadora Kamala Harrys llegan al gobierno, con grandes retos tanto en el ámbito interno como en la esfera internacional.  El nuevo presidente deberá sanear las heridas de un país que queda totalmente dividido por la impertinencia y chinchosa forma de gobernar de Donal Trump; por los estragos de la pandemia que ha dejado y sigue dejando hasta hora millones de infestados y aproximadamente 400 mil víctimas mortales, con las consabidas consecuencias negativas en materia económica y de desempleo como las peores épocas de recesión.  

En las relaciones internacionales, los líderes mundiales no ven la hora de  pasar la hoja, tienen fe que con Biden, se abra nuevamente la puerta, la esperanza y posibilidades para reconstruir los lazos que se han cortado durante el cuatrienio que está a punto de expirar. El regreso de Estados Unidos al acuerdo climático de París, que compromete a las naciones a disminuir la contaminación y el calentamiento global; a los acuerdos sobre la reducción de armas nucleares; el unirse nuevamente a la OMS que lucha contra el Covid; a revitalizar los acuerdos multilaterales y económicos ya existentes son la prioridad.

Latinoamérica espera que Biden que conoce la región y que tiene una formación más estructural y menos mercantilista que Trump, podrá ayudar a nuestros países agobiados por los problemas económicos, la corrupción, la violencia y la miseria; circunstancias, hoy, agravadas por causa de la pandemia.

El calvario que viven los inmigrantes latinos que en la era Trump, fueron separados de sus familias y de sus hijos, podrán tener una esperanza cumpliendo su promesa de presentar un proyecto de Ley que favorezca a los “soñadores” llamados también “dreamers”, que llegaron a ese país cuando eran niños.

Creemos que Biden, ayudará a Cuba en aminorar las sanciones impuestas por Trump y bajará muy seguramente las tensiones existentes con Nicaragua y Venezuela. Se comprometió en dar un status a los migrantes venezolanos en su territorio y a conseguir ayudas para otros países que han tendido la mano en tan grave crisis humanitaria.

A Colombia, le tocará rehacer las relaciones diplomáticas con el nuevo gobierno de Biden y la bancada demócrata en el congreso, que quedaron bastante maltrechas por las presuntas intromisiones de algunos agentes del gobierno y de integrantes del partido, que aunque no lo reconozcan en la orilla de los perdedores, fueron vox populi, por su amplia difusión en redes sociales y medios de comunicación a favor del saliente y derrotado presidente Trump.

La paz, la JEP,  las víctimas del conflicto y la defensa de los derechos humanos, en nuestro país ganan un gran aliado con la llegada de Biden al poder, ya que  Trump la borró de su agenda, circunscribiéndose únicamente a unas relaciones fundadas en la lucha fallida contra el narcotráfico en todas sus modalidades de destrucción de cultivos ilícitos, procesamiento de droga, distribución y lavado de activos.

Somos optimistas y le deseamos los mejores parabienes para la era Biden–Harris, que comienza el próximo 20 de enero, con una mayoría en el Congreso que le permitirá aprobar sus proyectos para poder encender nuevamente y mantener viva la llama de la ilusión, con la esperanza de mejores tiempos para los Estados Unidos y para el mundo.